Era la mañana del sábado 25 de abril. Una transmisión en vivo en Facebook, fuera de horario y de protocolo, inició la era Covid-19 en Parral.
El Presidente Municipal, Alfredo Lozoya Santillán, salió a cuadro acompañado del titular de la Región III de la Secretaría de Salud del Estado (antes Jurisdicción Sanitaria), Federico Hidalgo Hernández, ambos portando cubrebocas que hizo que el sonido de sus voces se oyera apagado por la tela. Y entonces, el anunció no sólo cimbró a la ciudad, sino a toda la región sur del Estado de Chihuahua.
"Tengo que informarles que, anoche (24 de abril) después del corte de casos en la ciudad de Chihuahua, se confirmó el primer caso de coronavirus para Parral...", comunicó el edil en medio del silencio del estudio.
Según datos recopilados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), fue durante el mes de enero de este año cuando comenzaron a tener registros de neumonías atípicas, que después se sabría que fue un brote de una nueva cepa de coronavirus.
Para nuestro país, el primer caso fue confirmado en la Ciudad de México el 28 de febrero; de ahí la tensión fue pasando con cada día, hasta que Ciudad Juárez se convirtió en el primer municipio chihuahuense que tuvo un contagiado el 17 de marzo, por lo que ya sin contratiempo, la emergencia fue declarada el 30 de marzo de este año 2020.
Pasó poco más de un mes, hasta que en la conferencia del 21 de abril la pandemia le llegó a la Sierra Tarahumara y un enfermo se hizo presente en Guachochi, era martes; para el sábado, Parral y su alcalde se adelantaban al reporte oficial encabezado por el Gobernador del Estado, Javier Corral Jurado. Ese 25 de abril en la entidad sumaban ya 296 casos confirmados y 53 defunciones.
La población reaccionó con miedo en redes sociales y es que, apenas hacía poco más de una semana que la Presidencia Municipal le había declarado la guerra a la pandemia y se dieron a la tarea de sanitizar la ciudad rociando un líquido desde avionetas que surcaron el cielo parralense por cerca de tres horas.
Siguió la escalada de casos, las vacaciones de Semana Santa se extendieron ante unos incrédulos padres que tenían que enfrentarse a las primeras señales de crisis económica y además a las ahora temidas clases a distancia.
A principios de mayo, el segundo día del quinto mes, Guadalupe y Calvo junto con Jiménez se unieron a las filas de los municipios de la región sur que fueron infectadas; el 10 de mayo siguió Santa Bárbara; 16 de mayo, Villa López; 23 de mayo, San Francisco del Oro; 27 y 28 del mismo mes, Allende y Coronado, respectivamente.
Para el 25, si bien los pobladores se iban acostumbrando a los casos, situación y encierro, ya había pasado un mes desde que el edil parralense dio la noticia y el conteo se ubicaba en 53; tres días después, las noticas no eran tan prometedoras como parecían, y el 28 de mayo se registró el primer fallecimiento por Sars-Cov-2 en La Capital del Mundo.
Semáforo, luces y colores
Y… entonces, algo pasó. Las autoridades sanitarias a nivel federal implementaron un novedoso y complejo sistema de semaforización. Es decir, el país sería dividido por colores, siendo el rojo el perteneciente a mayor riesgo de contagio, naranja a alto (pero no tanto como el anterior), amarillo sería para moderado y verde para el bajo. Parral y todo el estado se alistaron para que el 15 de junio se diera la tan esperada y anunciada reapertura económica.
Y así fue. Con antelación, algunos comercios previeron el regreso paulatino a sus actividades, muchos no dejaron de abrir y se las ingeniaron para que, vendiendo artículos de primera necesidad – como abarrotes – en la primera parte de la contingencia sanitaria sus puertas siguieran recibiendo clientes.
Si bien era esperanzador volver poco a poco a los empleos, los números siguieron avanzando, el 17 de junio, había ya 94 casos acumulados; para el día siguiente se superaba el centenar de enfermos y la cifra se ubicó en 103. Parral rebaso un número que ni siquiera contemplaba.
De nuevas normalidades, números y memorias
El registro médico, epidemiológico y periodístico que se ha hecho de la pandemia servirá a las futuras generaciones como bitácora para saber de los pormenores que dejó el coronavirus.
Regresando en el calendario, habría que hacer una importante mención del brote que se presentó entre militares del 76 Batallón de Infantería de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), misma que dio inicio el 19 de mayo y terminó con al menos 71 castrenses infectados.
Además de este primer brote, en la región se presentaron los correspondientes a Guachochi que tuvo contagios en Sedena y el Cuartel Militar con 9 cada uno; Presidencia Municipal de Jiménez, 4 casos; Junta de Aguas en Parral, dos personas infectadas; Hospital General de Parral, tres trabajadores de la salud positivos; Laboral (minera) en Santa Bárbara, con 3 empleados contagiados. Destaca que todos estos brotes se dieron por terminados, aunque nunca se especificó cuándo fue el último contagio en cada uno.
Por otro lado, el más doloroso, la ciudad ha registrado hasta hoy 16 defunciones a causa de complicaciones por el Covid-19, siendo las que más causaron conmoción entre la comunidad las que fueron de médicos.
Durante las primeras horas del jueves 30 de julio, José René Orozco perdió la batalla contra el virus; luego, en menos de un mes, el sábado 22 de agosto, la comunidad médica parralense se volvió a vestir de luto con el fallecimiento de Jesús Manuel Arteaga.
En tanto, este viernes 18 de septiembre se dio a conocer que el subdirector del Hospital General de Parral, Andrés Vázquez Olivares, fue llevado a Chihuahua diagnosticado con neumonía atípica quien finalmente resultó positivo al Covid-19 que lo mantiene intubado en estado grave pero estable.
Finalmente, el domingo 20 de septiembre, el alcalde, Alfredo Lozoya Santillán, por medio de una publicación en Facebook, reveló a la sociedad parralense que había dado positivo a los análisis de Covid-19, por lo que se encontraba en su casa sobrellevando la enfermedad.
