Durante la época de la Revolución Mexicana se cometieron atrocidades que continúan afectando a los ciudadanos de pueblos y familias hasta el día de hoy. Es sorprendentemente común que exista una aversión hacia ciertos personajes históricos debido a los excesos que cometieron, como el caso de Pancho Villa y sus acciones de robo de ganado, fusilamientos y abusos. Estos eventos han dejado una huella profunda en la memoria colectiva y generan sentimientos negativos hacia aquellos involucrados en tales actos de violencia.
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Las obras escritas sobre Francisco Villa llegan o pasan de 500 y muchos autores se han dedicado a peinar lo negativo para presentarlo como un energúmeno y un individuo negativo en todo sentido, hay libros completos dedicados solo a sus crímenes, pues les sobra evidencias en cartas y fotografías, así como recortes de periódicos y testimonios.
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Realmente hubo muchos fusilamientos, tanto masivos como individuales, incluso cuenta el cronista Rubén Beltrán, que hubo alguno fusilamientos que fueron evitados, existen casos que relatan a un Villa que perdona a uno de los que va a fusilar porque un hijo del hombre se lo pide, "los detalles que se hablan de Villa es que podía llegar a las lágrimas como un chavillo, y podían de igual manera enfurecerse tanto que mandara a matar o mata personalmente" dice el cronista.
Uno de los casos de fusilamiento masivo orquestado por Francisco Villa fue la masacre de mujeres en Camargo, el primero de diciembre de 1916, las tropas del general carrancista Francisco Murguía derrotaron a los Villistas en Estación Horcasitas, lo que enfureció tanto al Caudillo que se dice que días después se desahogaría con una masacre.
El 12 de diciembre, Villa y sus fuerzas sorprenden las tropas del Segundo Batallón de la Segunda División del Noroeste, comandado por el teniente coronel Tirso Hernández, jefe del Estado Mayor del general Miguel M. Acosta, en la estación ferroviaria de Ciudad Camargo, 160 kilómetros al sureste de la capital del estado.
Después de una hora de tiroteos los villistas se apoderan de varios trenes donde apresaron a los hombres de infantería que guarnecían la plaza. Después de ocupar la ciudad de Camargo sin resistencia, entonces se ensañaron con los heridos y prisioneros, mucho de los carrancistas iban acompañados en el tren por sus mujeres que iban en edades desde los tiernos 15 hasta los 20 años. Estas soldaderas, seguían a sus juanes (como se les designaba popularmente) con todo y sus hijos.
Al recorrer los vagones en busca de provisiones, armamento y cualquier tipo de cosa que se pudiera apoderar, los villistas se sorprendieron al descubrir que en los últimos vagones se encontraban de un numeroso grupo de soldaderas, algunas con sus hijos prendidos a ellas en brazos.
Luego de un incidente con una de las esposas de los presos, quien le gritó a Villa por haber permitido que el oficial Uribe matara a aquel hombre quien solo era un pagador empleado de gobierno, la mujer le gritó “¡Bandido, hijo de… asesino! ¿Por qué no me mata a mí también”, entonces se dice que Villa desenfundó y disparó en el cráneo a la mujer, para después ordenar a Uribe matar a las mujeres restantes en el vagón? Se dice que fueron entre 60 y 120 mujeres.
Sin embargo, el cronista Rubén, cuenta que realmente no se puede precisar concretamente un caso, pues hay demasiados rumores y escándalos que podrían haber exagerado o cambiado los hechos para convertir a Villa en el villano del cuento.
"Hay más de una obra sobre el villismo donde sus autores se han dedicado a pepenar en todos los libros del villismo lo que sea de crímenes sobre él, entonces han hecho libros especiales de puros crímenes para presentarlo como un canalla", menciona Rubén Beltran.
Francisco Villa sobrevivía en su época con sus acciones, no era una blanca paloma, fue un matón bien hecho, pero decir que fue un demonio sería demasiada adjudicación de los actos que probablemente realizaron sus soldados sin el conocimiento de Villa.
No es imposible ubicarse en lo que se vivió en la Revolución, pues no estamos tan alejados de lo que es la guerra, lo más reciente y parecido podría ser el conflicto entre Rusia y Ucrania, pues no se están abrazando ni lanzando flores, además, recalca el cronista que durante la época revolucionaria matabas o te mataban, así hace la alegoría de las armas satelitales y por drones. "Ayer había guerra, había guerra antes de que tu nacieras y las había antes de que yo naciera", comentó Rubén.