“Se llevaron el agua y se llevaron todo”, enfatizó Gerardo Delgado, quien desde hace 69 años reside en El Toro, una comunidad de pescadores que está a punto de desaparecer ante la depredación hídrica que existe en el lago Toronto, mejor conocido como La Boquilla.
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En la zona se registra un grave problema social y económico, debido a que el nivel del lago bajó tanto que ya no es costeable para los pescadores realizar la actividad. A lo largo de la ribera, las lanchas están varadas. Los residentes de la ribera no tienen agua potable.
“Estamos pensando en irnos, para que nos vamos a quedar si no hay pesca”, afirmó el pescador, quien nunca en su vida había visto el lago a un nivel tan bajo.
Los pescadores de El Toro relataron que antes, el nivel del agua llegaba hasta la comunidad, los pescadores salían de su vivienda para subirse a la lancha y empezar la jornada de pesca. Ahora hay que recorrer más de 6 kilómetros para llegar a la orilla del lago, en la parte alta de La Boquilla, donde tienen que atravesar los lomeríos que estaban cubiertos de agua y llenos de peces. Hoy solo hay sequía y devastación. A la fecha no cuentan con apoyos para sortear la difícil situación que enfrentan.
Las comunidades afectadas sólo en la ribera alta son 6: El Toro, El Ancón, El Campamento, El Salitre, El Sepulvedeño y El Polvo, la mayoría con un promedio de 35 a 40 pescadores. Además de las comunidades más arriba.
A la deriva, piensan en la migración
“Entre más abajo está el charco menos pescado sale”, comentó Jesús Tereso Rodríguez González, quien lamentó que solo cuando alguien anda haciendo política los visita, luego por años nadie voltea a verlos.
Los pescadores de El Toro solo reciben un apoyo de Conapesca, es una vez al año, se trata de un depósito bancario de 7 mil pesos por parte del gobierno federal.
Las autoridades estatales o municipales no han activado algún apoyo para este sector a pesar de que están sumamente afectados por la sequía. Además de la pesca tiene un poco de ganado, pero también se está extinguiendo ante la falta de comida y agua.
Ahorita algunos de los residentes están saliendo a buscar empleo a otros lados, pero en breve deberán irse a buscar la manera de sobrevivir.
Hace tres años la producción agrícola de temporal no funciona, por la falta de agua, antes cultivaban sorgo, maíz y frijol, dijo Jaime Domínguez.
“Todos dependemos de la presa, estamos pensando en vender los animales porque se nos está acabando el medio de vida aquí”, dijo Jesús Tereso.
La mayor parte del lago Toronto se encuentra en el municipio de Valle de Zaragoza y el resto en San Francisco de Conchos. En la zona del Valle de Zaragoza hay zonas que no tienen ni 4 metros de agua.
“Nos dijeron que el agua se hizo para el distrito de riego, no para el pescado”, comentó don Gerardo, quien desde los 5 años de edad andaba en la lancha junto a su padre, por lo que afirma que nunca se habían llevado tanta agua. Ahora hay muchas zonas llenas de azolve.
Antes llegaban a las 4 o 5 de la mañana, pescaban hasta las 2 o 3 de la tarde y salía mucho pescado.
Señaló que al llevarse el agua se llevaron todo, por lo que muchas familias están pensando en migrar, “Mire no tenemos agua, pescado no sale. El siguiente año le van a abrir a la presa”.
Don Gerardo señaló que en la zona conocida como El Borracho, justo donde tienen las lanchas paradas el nivel del lago es alarmante y con la evaporación y lo que sigue fugando va a desaparecer el lago. “Es muy triste porque aquí nacimos y ahora vamos a tener que salir a la aventura para sobrevivir”.
El pescador mencionó que Gobierno del Estado solo apoya a los ricos y a los que tienen dinero, pero nosotros somos pobres, “Nosotros los pescadores no somos nada, allá abajo son los dueños del agua. El rico más rico y nosotros los más pobres”.
Se fue el agua, quedan pocos pescadores
César Ignacio, tiene 29 años, toda su vida ha vivido en El Toro, es pescador. Desde la orilla del lago hasta la comunidad hay que recorrer varios kilómetros. A bordo de su camioneta, mientras se dirigía al poblado, relató que el año pasado todavía tenía más agua, pero este año solo la vieron bajar. “El agua se fue, se fue y se fue, ya no sacamos mucho pescado”.
César afirma que antes sacaban 40 kilos de pescado tilapia fileteado, ahora apenas si alcanzan a sacar 7 kilos. El kilo se cotiza a 35 pesos para el pescador, en los comercios se vende hasta 80 pesos. El carpa se los compra a 15 pesos y el más cotizado es el black bass entre 80 y 100 pesos.
Actualmente el pescado está barato y tienen que salir a comercializarlo, lo que significa un mayor gasto. Hay veces que ni siquiera sacan ganancia. Van a Camargo, Delicias, Valle de Zaragoza y Parral a buscar comercio. “Tenemos que gastar gasolina para ir al lago, para pescar, para ir a vender. Sacamos para comer”.
Cesar Ignacio detalló que muchos han dejado de pescar porque no les conviene, algunos ya migraron a otros municipios, pues aunque intentaron sembrar no fue buena opción, porque no llovió. “Aquí sólo hubo dos lluvias fuertecitas, pero no más”.
Algunos cuentan con ganado, por lo que sembraron sudán y avena, que son cultivos más resistentes a la sequía, pero no crecieron. El ganado anda suelto para que puedan obtener comida cerca de las riberas. Se hicieron algunos hoyos en los arenales para extraer agua para darles de beber a los animales, pero el agua es sumamente salada y no se la beben. El agua la usan para el quehacer doméstico, sin embargo el jabón no hierve de lo salada que es.
Nadie sabe porque el agua es tan salada, ya que se supone que es agua trasminada del mismo embalse.
“Todo esto era agua, las lanchas las dejábamos pegadas a las casas. Todo lo que se divisa para allá arriba se llena de agua”, comentó César, mientras seguía avanzando. El Toro es la comunidad más cercana al agua. Hay otra comunidad de pescadores denominada El Campamento, a ellos les queda a una hora de camino el lago, por lo que menos de la mitad de los pescadores continúan con la actividad.
Manuel Arturo Araiza, presidente de la Sociedad Cooperativa de Valle de Zaragoza confirmó que ahora la pesca está muy mala, “Está prácticamente muerto, acabaron con nuestra fuente de empleo”.
Sin agua, no habrá vida
Guadalupe Flores, Yolanda Flores y Enriqueta Pérez, son tres de las amas de casa que batallan para acceder al agua para los quehaceres del hogar. Ellas radican en El Toro y hace un año empezaron a advertir del problema del agua debido a la falta de lluvias.
En la zona no existe el agua entubada, hay una llave pero está de adorno. Los residentes de este sitio no cuentan con el servicio básico. Ellos tienen un sistema de bombeo que funciona con planta solar, pero al bajar el nivel del lago no tienen abastecimiento. Ahora el agua se encuentra a más de 6 kilómetros.
El agua llega cuando la presa tiene un almacenamiento del 40 al 50% como mínimo. Desde que inició el ciclo agrícola no cuentan con agua en las viviendas, dado que al 30 por ciento sólo sale lodo, por lo que la bomba se quemó.
Actualmente, la Comisión Nacional del Agua en su reporte diario informa que está al 15.8%.
Tienen un pozo del que extraen el agua para beber, el cual cuenta con una planta de osmosis inversa para la purificación del agua. El pozo es de 1.5 pulgadas y no da abasto. Todos los residentes deben ir hasta la instalación del pozo para llenar su garrafón de agua potable. Tampoco pueden tomar mucho porque deben cuidarla.
El pasado miércoles les mandaron una pipa, cada persona debe pagar 100 pesos por mil litros de agua, los cuales deben de usar de manera muy eficiente para que les alcance para la semana.
Guadalupe Flores destacó que cuando llueve tienen suficiente agua, pero ahora lo que llovió, se acabó en pocos días, por lo que nunca vieron crecer el nivel de agua.
El agua es el principal problema.
“Queremos que vengan a ver la realidad, que no tomen una decisión detrás de un escritorio”, señaló el presidente de la cooperativa, quien agregó que es verdad que los nogaleros y agricultores generan mucho empleos, pero también que volteen a ver al sector pesquero, que está a la deriva.
Nota original: El Heraldo de Chihuahua