En una historia desgarradora que revela las consecuencias devastadoras del abuso de drogas sintéticas, Perla, una mujer de casi 50 años de edad, se encuentra atrapada en un mundo de persecución y paranoia que comenzó tras su consumo de cristal en 2017.
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Desde entonces, ha experimentado una progresiva pérdida de contacto con la realidad, creyendo firmemente que está siendo perseguida por sujetos a los que ella llama "hebreos". Esta peligrosa adicción no solo ha afectado su salud mental, sino que también ha dejado estragos en su físico, causando la pérdida de sus dientes.
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Perla, residente de la colonia Atenas 4 en la ciudad de Chihuahua, se ha visto atrapada en una realidad alterada que solo ella puede ver. Convencida de que está siendo acechada y atemorizada por personas que solo existen en su mente, Perla ha llegado al extremo de tomar fotografías de sus supuestos perseguidores.
Al hablar con ella, insiste que está siendo perseguida por diferentes personas, incluso asegura que son más de 10 personas y que están afectando su estilo de vida, ya que esas personas no le permiten salir y no la dejan estar en paz, porque asegura que le quieren hacer daño por cuestiones que ella misma no sabe o puede relatar.
Asegura que son enviados de la luna, las estrellas y el sol y que además están afectando al resto de su familia e incluso a sus amigos y toda persona con la que tiene acercamiento, ya que explicó que incluso le han cambiado su número telefónico y que todo es con el fin de afectarla.
Sin embargo, cuando muestra las imágenes a otros, solo se ven espacios vacíos. Esta experiencia alucinante y perturbadora ha llevado a Perla a vivir en un constante estado de miedo y angustia durante más de cinco años, coincidiendo con el inicio de su consumo de cristal.
La historia de la mujer, no es un caso aislado. Su vecindario, una vez tranquilo y unido, también está siendo afectado por el abuso de drogas sintéticas. Los vecinos de Perla también experimentan los efectos devastadores de esta “epidemia” que amenaza con desestabilizar su comunidad y afectar a las generaciones futuras.
Ha solicitado ayuda a todas las autoridades, locales y estatales, pero al no tener coherencias en su habla, su testimonio no es tomado en cuenta, por lo que sigue buscando que alguien le pueda ayudar con esa persecución que vive a diario y que incluso dicen que no la dejan dormir, lo cual también son unos signos del consumo de sustancias sintéticas como el “cristal”.
Más allá de las imágenes vacías y las teorías paranoicas que muestra Perla, existe una verdad innegable, que el consumo de drogas sintéticas está destruyendo vidas y las autoridades han repetido infinidad de veces que estas sustancias alteran el funcionamiento del cerebro y pueden provocar graves trastornos mentales, además de dañar irreparablemente la salud física de los adictos.
El caso de Perla, es sólo uno de miles de casos que existen en la ciudad, pero también se convierte en un llamado de atención para la sociedad, una invitación a reflexionar sobre los peligros del consumo de drogas sintéticas y a tomar medidas para prevenir su propagación.
La adicción de Perla es un grito desesperado en busca de ayuda y compasión. Su lucha contra la paranoia y la persecución imaginaria es una batalla solitaria y agotadora. Es imperativo que las autoridades y las organizaciones de salud mental brinden apoyo y tratamiento adecuado a personas como Perla, que se encuentran atrapadas en el abismo de la adicción y la enfermedad mental.
Publicado originalmente en: El Heraldo de Chihuahua