/ sábado 18 de mayo de 2024

La Sierra Tarahumara se marchita: sequía golpea economía local y sector turístico

La belleza natural y la diversidad de la región se ve gravemente afectado; ríos y arroyos, que suelen ser un atractivo turístico, se han secado o reducido a meros hilos de agua

Tras cuatro años de sequía continua en el estado de Chihuahua, la devastación causada en la Sierra Tarahumara es palpable en varios frentes, extendiéndose más allá de la mera escasez de agua. En primer lugar, el sector turístico, que depende en gran medida de la belleza natural y la diversidad de la región se ve gravemente afectado, los ríos y arroyos, que suelen ser un atractivo turístico principal de esta zona del estado, se han secado o reducido a meros hilos de agua, disminuyendo así el atractivo de la zona para los visitantes.

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Por otro lado, la agricultura y la ganadería, pilares económicos de muchas comunidades en la Sierra Tarahumara e incluso fundamental para el autoconsumo están sufriendo consecuencias desastrosas, como la disminución significativa en la producción de cultivos y pastos, lo que a su vez ha afectado la disponibilidad de alimentos tanto para consumo local como para la comercialización, esto no solo impacta en la economía de los agricultores y ganaderos locales, sino que también tiene repercusiones a nivel regional, contribuyendo a la inseguridad alimentaria y a la escalada de los precios de los alimentos.

En un recorrido por los principales puntos en la Sierra Tarahumara, se ha detectado que el suministro de agua para consumo humano se ha vuelto cada vez más precario, las comunidades rurales dependen en gran medida de fuentes de agua locales, como pozos y manantiales, que están secándose o disminuyendo su caudal, lo que pone en riesgo la salud y el bienestar de los habitantes locales, que enfrentan dificultades para acceder a agua potable suficiente y de calidad.

Los lugares emblemáticos como el Lago de Arareco, ubicado en el municipio de Bocoyna, y la Cascada de Cusarare, en el municipio de Guachochi, situados aproximadamente 2 horas y media y 3 horas, respectivamente, de la capital del estado, están experimentando una notoria disminución en sus niveles de agua, pues durante años, estas joyas naturales han sido reconocidas por sus impresionantes paisajes, pero la prolongada sequía ha dejado una marca evidente en su entorno. El Lago de Arareco, que solía reflejar el esplendor de la sierra Tarahumara, ahora muestra orillas expuestas y niveles más bajos de agua, mientras que la Cascada de Cusarare, que solía rugir con fuerza, ahora fluye con una menor intensidad, alterando así la imagen majestuosa que solía ofrecer a los visitantes.

Sobre este tema, Martin Carrasco Escamilla, guía de turismo representante de la agencia "San Martín", con sede en Pueblo Mágico de Creel, ha compartido sus impresiones sobre la situación actual, destacando que los centros recreativos están sumidos en una “tristeza” que es notoria debido a la temporal pérdida de lugares de gran atractivo turístico.ue están secándose o disminuyendo su caudal, lo que pone en riesgo la salud y el bienestar de los habitantes locales, que enfrentan dificultades para acceder a agua potable suficiente y de calidad.

Leer más: Piedra Volada: Cuánto mide la cascada más alta de México que está en Chihuahua

Desde hace poco menos de un mes, visitantes del Parque Nacional Cascada Basaseachi, ubicado a poco más de horas desde la capital del estado, comenzaron a compartir el panorama desolador en el que se encuentra este punto principal de turismo en la Sierra Tarahumara, al no tener prácticamente agua corriendo por sus enormes montañas.

La carencia de agua es notoria, desde la entrada a la Sierra Tarahumara, en el Río Santa Isabel, que es un punto de encuentro familiar, donde acuden los fines de semana cientos de personas para disfrutar de este espacio, pero en los últimos meses la afluencia se ha reducido ante la ausencia de agua que solía correr por el lugar.

Más adelante, a poco más de 3 horas, se encuentra el Parque Nacional en México, que es reconocido por su icónica caída de agua, esta cascada que actualmente se encuentra seca, es considerada la segunda más alta del país, solo superada por la cascada de Piedra Bolada, ubicada en el mismo parque nacional, cuenta con una altura de 246 metros, la cascada se precipita en una caída libre sobre la Barranca de Candameña, destacándose como la quinta más grande de América y la vigésima primera a nivel mundial.

Río Bocoyna. Foto: Pablo Rodríguez / El Heraldo de Chihuahua

Al igual que el Parque Nacional Cascada de Basaseachi, en el municipio de Ocampo, y los atractivos turísticos de alta escala ubicados en los municipios de Bocoyna y Guachochi, presentan también un afectaciones por la falta de humedad, ante las condiciones climáticas que actualmente mantiene el estado de Chihuahua.

Carrasco Escamilla ha confirmado que la escasez de agua en sitios específicos, como los mencionados anteriormente, está impactando negativamente en la industria turística local, la ausencia de estos atractivos naturales limita las opciones de promoción y dificulta la atracción de visitantes, generando un impacto directo en el flujo turístico y, por ende, en la economía local.

Martín Carrasco, guía de turistas. Foto: Pablo Rodríguez / El Heraldo de Chihuahua

Agregó que, si bien el Lago de Arareco es un cuerpo de agua artificial creado en el año de 1969 como un proyecto piscícola, por décadas nunca registró una reducción de su espejo de agua hasta los últimos cuatro años. Sin embargo, dijo que es a partir de más de 10 años a la fecha que se han presentado situaciones atípicas, a lo que adjudica al calentamiento global y los temas que se rodean del cambio climático.

El lago de Arareco está situado en lo alto de la Sierra Madre Occidental en Chihuahua, es un destino turístico reconocido por sus impresionantes paisajes y actividades de aventura, tiene una extensión de 3 km y rodeado de exuberantes bosques de coníferas y formaciones rocosas espectaculares, este lago atrae a visitantes ávidos de explorar su belleza natural, lo cual se está viendo afectado con el registro de las precipitaciones.

En cuanto a la situación en la Cascada de Cusarare, el guía turístico señaló que la disminución en los niveles de lluvia ha resultado en una reducción notable en la caída de agua, que normalmente alcanza los 30 metros de altura, sin embargo, destacó que incluso durante los períodos de sequía, aún se pueden observar escurrimientos en el salto de agua, que es uno de los desafíos que enfrentan los paisajes naturales ante la falta de precipitaciones regulares.

Aunado a los atractivos y destinos turísticos, la sequía ha golpeado de igual forma a los productores de la sierra, afectando a sectores vitales como la agricultura y la ganadería. En el transcurso del año 2023, la falta de lluvias oportunas impidió la cosecha de alimentos, una carencia que persiste hasta el presente año. Mateo Ruiz Duarte, residente de la comunidad San Ignacio de Arareco, situada a solo 1 kilómetro del Lago de Arareco en el municipio de Bocoyna, compartió su preocupación ante esta crisis sin precedentes.

Señaló que la sequía está teniendo un impacto devastador en las familias de los Pueblos Originarios, privándoles de alimentos y generando serios problemas de salud. Ruiz Duarte expresó una creencia arraigada en la comunidad: que la falta de lluvias es un castigo divino, y para revertirlo, llevan a cabo rituales de sacrificio de ganado en busca de la misericordia de Dios y la llegada del tan necesario agua, esta declaración refleja la profunda conexión entre la sequía y las creencias culturales arraigadas en las comunidades afectadas, así como la urgente necesidad de soluciones.

"Hemos hecho enojar a Dios por eso no nos manda las lluvias, por eso hacemos fiesta para sacrificar nuestras vaquitas para comer la comunidad y compartir con Dios para que nos traiga el agua", expresó Mateo Ruiz.

Mateo Ruiz Duarte, residente de la comunidad San Ignacio de Arareco. Foto: Pablo Rodríguez / El Heraldo de Chihuahua

A pesar de la sequía, la fe sigue siendo un motor de esperanza para los campesinos Tarahumaras, quienes aguardan con optimismo la próxima semana para sembrar maíz, frijol y algunas hortalizas, confiando en que este año sea más favorable para sus cosechas.

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Sin embargo, la escasez de agua ha generado estragos adicionales, dificultando la tarea de las autoridades para proveer agua potable a las comunidades. Con la sequía, los principales afluentes de agua se han secado, obligando a las comunidades serranas a recurrir a la perforación de pozos para asegurar el suministro de agua a la población, rompiendo con la tradicional dependencia de fuentes superficiales.

A pesar de las adversidades provocadas por la sequía, al menos el municipio de Bocoyna ha encontrado una alternativa para garantizar el suministro de agua tanto para consumo humano como para mantener vivo el atractivo turístico de la región.

Nota original en El Heraldo de Chihuahua

Tras cuatro años de sequía continua en el estado de Chihuahua, la devastación causada en la Sierra Tarahumara es palpable en varios frentes, extendiéndose más allá de la mera escasez de agua. En primer lugar, el sector turístico, que depende en gran medida de la belleza natural y la diversidad de la región se ve gravemente afectado, los ríos y arroyos, que suelen ser un atractivo turístico principal de esta zona del estado, se han secado o reducido a meros hilos de agua, disminuyendo así el atractivo de la zona para los visitantes.

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Por otro lado, la agricultura y la ganadería, pilares económicos de muchas comunidades en la Sierra Tarahumara e incluso fundamental para el autoconsumo están sufriendo consecuencias desastrosas, como la disminución significativa en la producción de cultivos y pastos, lo que a su vez ha afectado la disponibilidad de alimentos tanto para consumo local como para la comercialización, esto no solo impacta en la economía de los agricultores y ganaderos locales, sino que también tiene repercusiones a nivel regional, contribuyendo a la inseguridad alimentaria y a la escalada de los precios de los alimentos.

En un recorrido por los principales puntos en la Sierra Tarahumara, se ha detectado que el suministro de agua para consumo humano se ha vuelto cada vez más precario, las comunidades rurales dependen en gran medida de fuentes de agua locales, como pozos y manantiales, que están secándose o disminuyendo su caudal, lo que pone en riesgo la salud y el bienestar de los habitantes locales, que enfrentan dificultades para acceder a agua potable suficiente y de calidad.

Los lugares emblemáticos como el Lago de Arareco, ubicado en el municipio de Bocoyna, y la Cascada de Cusarare, en el municipio de Guachochi, situados aproximadamente 2 horas y media y 3 horas, respectivamente, de la capital del estado, están experimentando una notoria disminución en sus niveles de agua, pues durante años, estas joyas naturales han sido reconocidas por sus impresionantes paisajes, pero la prolongada sequía ha dejado una marca evidente en su entorno. El Lago de Arareco, que solía reflejar el esplendor de la sierra Tarahumara, ahora muestra orillas expuestas y niveles más bajos de agua, mientras que la Cascada de Cusarare, que solía rugir con fuerza, ahora fluye con una menor intensidad, alterando así la imagen majestuosa que solía ofrecer a los visitantes.

Sobre este tema, Martin Carrasco Escamilla, guía de turismo representante de la agencia "San Martín", con sede en Pueblo Mágico de Creel, ha compartido sus impresiones sobre la situación actual, destacando que los centros recreativos están sumidos en una “tristeza” que es notoria debido a la temporal pérdida de lugares de gran atractivo turístico.ue están secándose o disminuyendo su caudal, lo que pone en riesgo la salud y el bienestar de los habitantes locales, que enfrentan dificultades para acceder a agua potable suficiente y de calidad.

Leer más: Piedra Volada: Cuánto mide la cascada más alta de México que está en Chihuahua

Desde hace poco menos de un mes, visitantes del Parque Nacional Cascada Basaseachi, ubicado a poco más de horas desde la capital del estado, comenzaron a compartir el panorama desolador en el que se encuentra este punto principal de turismo en la Sierra Tarahumara, al no tener prácticamente agua corriendo por sus enormes montañas.

La carencia de agua es notoria, desde la entrada a la Sierra Tarahumara, en el Río Santa Isabel, que es un punto de encuentro familiar, donde acuden los fines de semana cientos de personas para disfrutar de este espacio, pero en los últimos meses la afluencia se ha reducido ante la ausencia de agua que solía correr por el lugar.

Más adelante, a poco más de 3 horas, se encuentra el Parque Nacional en México, que es reconocido por su icónica caída de agua, esta cascada que actualmente se encuentra seca, es considerada la segunda más alta del país, solo superada por la cascada de Piedra Bolada, ubicada en el mismo parque nacional, cuenta con una altura de 246 metros, la cascada se precipita en una caída libre sobre la Barranca de Candameña, destacándose como la quinta más grande de América y la vigésima primera a nivel mundial.

Río Bocoyna. Foto: Pablo Rodríguez / El Heraldo de Chihuahua

Al igual que el Parque Nacional Cascada de Basaseachi, en el municipio de Ocampo, y los atractivos turísticos de alta escala ubicados en los municipios de Bocoyna y Guachochi, presentan también un afectaciones por la falta de humedad, ante las condiciones climáticas que actualmente mantiene el estado de Chihuahua.

Carrasco Escamilla ha confirmado que la escasez de agua en sitios específicos, como los mencionados anteriormente, está impactando negativamente en la industria turística local, la ausencia de estos atractivos naturales limita las opciones de promoción y dificulta la atracción de visitantes, generando un impacto directo en el flujo turístico y, por ende, en la economía local.

Martín Carrasco, guía de turistas. Foto: Pablo Rodríguez / El Heraldo de Chihuahua

Agregó que, si bien el Lago de Arareco es un cuerpo de agua artificial creado en el año de 1969 como un proyecto piscícola, por décadas nunca registró una reducción de su espejo de agua hasta los últimos cuatro años. Sin embargo, dijo que es a partir de más de 10 años a la fecha que se han presentado situaciones atípicas, a lo que adjudica al calentamiento global y los temas que se rodean del cambio climático.

El lago de Arareco está situado en lo alto de la Sierra Madre Occidental en Chihuahua, es un destino turístico reconocido por sus impresionantes paisajes y actividades de aventura, tiene una extensión de 3 km y rodeado de exuberantes bosques de coníferas y formaciones rocosas espectaculares, este lago atrae a visitantes ávidos de explorar su belleza natural, lo cual se está viendo afectado con el registro de las precipitaciones.

En cuanto a la situación en la Cascada de Cusarare, el guía turístico señaló que la disminución en los niveles de lluvia ha resultado en una reducción notable en la caída de agua, que normalmente alcanza los 30 metros de altura, sin embargo, destacó que incluso durante los períodos de sequía, aún se pueden observar escurrimientos en el salto de agua, que es uno de los desafíos que enfrentan los paisajes naturales ante la falta de precipitaciones regulares.

Aunado a los atractivos y destinos turísticos, la sequía ha golpeado de igual forma a los productores de la sierra, afectando a sectores vitales como la agricultura y la ganadería. En el transcurso del año 2023, la falta de lluvias oportunas impidió la cosecha de alimentos, una carencia que persiste hasta el presente año. Mateo Ruiz Duarte, residente de la comunidad San Ignacio de Arareco, situada a solo 1 kilómetro del Lago de Arareco en el municipio de Bocoyna, compartió su preocupación ante esta crisis sin precedentes.

Señaló que la sequía está teniendo un impacto devastador en las familias de los Pueblos Originarios, privándoles de alimentos y generando serios problemas de salud. Ruiz Duarte expresó una creencia arraigada en la comunidad: que la falta de lluvias es un castigo divino, y para revertirlo, llevan a cabo rituales de sacrificio de ganado en busca de la misericordia de Dios y la llegada del tan necesario agua, esta declaración refleja la profunda conexión entre la sequía y las creencias culturales arraigadas en las comunidades afectadas, así como la urgente necesidad de soluciones.

"Hemos hecho enojar a Dios por eso no nos manda las lluvias, por eso hacemos fiesta para sacrificar nuestras vaquitas para comer la comunidad y compartir con Dios para que nos traiga el agua", expresó Mateo Ruiz.

Mateo Ruiz Duarte, residente de la comunidad San Ignacio de Arareco. Foto: Pablo Rodríguez / El Heraldo de Chihuahua

A pesar de la sequía, la fe sigue siendo un motor de esperanza para los campesinos Tarahumaras, quienes aguardan con optimismo la próxima semana para sembrar maíz, frijol y algunas hortalizas, confiando en que este año sea más favorable para sus cosechas.

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Sin embargo, la escasez de agua ha generado estragos adicionales, dificultando la tarea de las autoridades para proveer agua potable a las comunidades. Con la sequía, los principales afluentes de agua se han secado, obligando a las comunidades serranas a recurrir a la perforación de pozos para asegurar el suministro de agua a la población, rompiendo con la tradicional dependencia de fuentes superficiales.

A pesar de las adversidades provocadas por la sequía, al menos el municipio de Bocoyna ha encontrado una alternativa para garantizar el suministro de agua tanto para consumo humano como para mantener vivo el atractivo turístico de la región.

Nota original en El Heraldo de Chihuahua

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