Las autoridades de los tres órdenes de gobierno desplegaron un operativo en la región de Cerocahui y sus alrededores a fin de recuperar los cuerpos de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, ello luego de que la mano que les arrebató la vida y sus compinches se los llevó.
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El sacerdote jesuita Javier Ávila en entrevista para El Heraldo de Chihuahua confirmó que están a la espera de los resultados del operativo para recuperar los cuerpos y que se haga justicia.
Los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, fueron asesinados la tarde del lunes en el templo de la comunidad de Cerocahui, ubicada en el municipio de Urique, en la Sierra Tarahumara.
Los cuerpos de los sacerdotes jesuitas no han sido recuperados
“Me imagino que fue un acto producto de la droga y el alcohol”, señaló el sacerdote, ya que hay personas que afirman que presumiblemente el sujeto estaba intoxicado.
El delincuente perseguía a un sujeto que decidió refugiarse en el templo, los padres Campos y Mora salieron a decirle que se calmara.
“Le disparó al sujeto y uno de los padres corrió a auxiliarlo espiritualmente, cuando se acercó le disparó también. El otro sacerdote se le puso enfrente diciéndole “tranquilo que te pasa” y también lo mató”.
Los cuerpos fueron sustraídos por los ejecutores, sin que al momento se hayan podido recuperar.
El padre Pato Ávila señaló que el delincuente andaba loco, “A eso hemos llegado con la proliferación tan criminal de droga que se ha permitido en los gobiernos”.
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Recordó que ambos jesuitas eran muy queridos por la comunidad, el padre Campo cumpliría 79 años de edad y 50 años en la Tarahumara, era un evangelizador. El padre Mora tenía menos tiempo de estar en Tarahumara pero era muy querido y aceptado, sobre todo en la zona del barranco, Polanco, Morelos y esos rumbos.
“Eran muy pacíficos, grandes pastores y muy cercanos a la gente. Ahora nos damos cuenta que es una gracia de Dios que nos permita correr la gracia del pueblo, parecía que los sacerdotes éramos intocables, pero no lo somos. Hemos acompañado el dolor del pueblo, pero ahora el dolor también está en nuestro corazón”.
Por otra parte, la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús (Jesuitas en México), condenó los hechos violentos y exigió justicia, además de pedir la recuperación de los cuerpos y urgir a tener medidas de protección para salvaguardar la vida de los demás hermanos jesuitas, religiosas, laicos y de la comunidad en general de Cerocahui.