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A sólo tres días de que obtendría una resolución favorable para la comunidad de Hierbabuena, ubicada en el municipio de Balleza, un logro por el que Gloria Cáñez había luchado incansablemente durante varios años, ocurrió su trágica muerte y la de su hija Sally Avella, asesinato que se perpetró cerca de su hogar el pasado 9 de septiembre, arrebatándoles la vida en un momento de supuesta victoria para la comunidad.
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El 12 de septiembre, Gloria Cáñez tenía programada una reunión con la asamblea en el Tribunal Agrario, con el propósito de avanzar en la ejecución de la sentencia relacionada con un terreno nacional. Este terreno se encontraba en disputa, ya que se ubicaba en una zona que había quedado fuera de los terrenos adyacentes de San Carlos y Guajolotes, pero que estaba habitada por diversas comunidades y la comunidad buscaba su legalización como comunidad indígena para asegurar su posesión legal.
Gabino Gómez, activista del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, explicó esta situación y a la vez expresó su apoyo a la familia en cuestión, pues recordó que conoció a Gloria o “Loria” -como le conocían sus amigos- en septiembre de 2018, tras la visita de la Relatora de la ONU para Desplazados, y destacó que varios activistas de diferentes regiones del sur del estado se solidarizaban con su causa.
Explicó que Gloria había liderado durante años la lucha de su comunidad por el reconocimiento legal y los derechos de los rarámuris en la región y que esta lucha fue heredada de sus abuelos, tenía como objetivo obtener la legal posesión de unos terrenos nacionales para comunidades indígenas, para que pudieran acceder a programas y apoyos para mejorar la calidad de vida de la comunidad.
Después de décadas de esfuerzo, Gloria y su familia finalmente iban a obtener una sentencia favorable en 2023 que reconocía los derechos de la comunidad. Sin embargo, justo antes de esa Asamblea General programada para nombrar la autoridad formal y ejecutar la sentencia del Tribunal Agrario, Gloria fue asesinada, dejando a la comunidad en estado de conmoción y sin un líder.
“A pesar de las acusaciones tendenciosas y la falta de avances en las investigaciones, sabemos que Gloria era una incansable defensora de los derechos humanos y una figura clave para su comunidad. Su trágica muerte deja un vacío en la mesa familiar y en la lucha por el bienestar de su comunidad, dejando a todos huérfanos de su liderazgo y dedicación incansable”, explicó Gabino Gómez.
Desde el momento en que ocurrieron los hechos, la Fiscalía General del Estado ha apuntado a que estos hechos, se habían cometido por unos temas relacionados con permisos forestales, puntualmente por “la disputa que existe por la autorización y control de la explotación forestal en esa región”, según explicó el propio fiscal de Distrito Zona Sur, Juan Carlos Portillo Coronel, quien adelantó que la principal línea de investigación establece que el móvil, y aclarando que no se trata de tala ilegal, sino que el conflicto deriva de la autorización y manejo de los permisos.
El activista Gabino Gómez informó que en la década de los setentas, los ancestros de Gloria iniciaron una lucha por el reconocimiento legal de su comunidad indígena. Esto implicaba obtener un dictamen de reconocimiento legal de parte de la Autoridad Agraria para que pudieran acceder a los derechos establecidos por la ley. Hace 23 años, Gloria tomó el liderazgo junto con su familia en esta causa, y finalmente, en 2023, lograron una sentencia favorable para el reconocimiento y los derechos de su comunidad.
Esta comunidad está compuesta por más de 60 personas, en su mayoría rarámuris y algunos mestizos. El terreno en disputa se encuentra entre los ejidos de San Carlos, Guajolotes, Chinatú y Catedral, en las intrincadas montañas del estado de Chihuahua.
Gloria y su hija se encontraban en su hogar, ubicado en dicha comunidad, ya que se llevaría a cabo una asamblea comunal para definir quiénes serían los miembros de la mesa directiva y comenzar con proyectos pendientes y en la actualidad, existe un Resolutivo del Tribunal Agrario que establece la existencia de una comunidad de hecho llamada "Yerbabuena", lo que significa que son los legítimos propietarios del terreno.
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El activista refiere que la Procuraduría Agraria había convocado una Asamblea General para el 12 de septiembre, en la cual se nombraría la autoridad formal para dar seguimiento a la ejecución de este Resolutivo. Sin embargo, esta asamblea no pudo llevarse a cabo debido al asesinato de su representante.
Destacó que Gloria no estaba en conflicto con ningún miembro de la comunidad, sino que la representaba a todos, tanto a los rarámuris como a los mestizos e insiste que las investigaciones han sido escasas, con sólo algunas declaraciones por parte de las autoridades, sin anunciar ninguna línea de investigación que aclare los motivos detrás de este crimen y que al contrario, las versiones de las autoridades insinúan que las víctimas eran problemáticas, cuando en realidad luchaban por el derecho a una vida mejor.
“En cuanto a las declaraciones de las autoridades sobre la problemática relacionada con la extracción de madera, es importante señalar que Gloria no tenía ningún permiso ni autorización de la Semarnat, la entidad competente en este asunto, para la tala o comercialización de madera. Además, se necesita tener una comunidad con personalidad jurídica para realizar dicho trámite y obtener el permiso, un proceso que apenas se encontraba en desarrollo”, abunda.
Por otro lado, refiere que se ha mencionado a José Rubén Avella Molina, esposo de Gloria, quien fue injustamente acusado de la muerte de dos personas en años pasados, sin embargo, se pudo demostrar su inocencia y recuperar su libertad después de pasar dos años en prisión, pero reiteró que lamentablemente,las autoridades no mencionan que Rubén fue asesinado, y su crimen aún está impune.
Gabino Gómez dijo que Gloria es reconocida por toda la comunidad como una incansable luchadora social y defensora de su territorio y comunidad, lo que la convierte en una defensora de los derechos humanos.
Durante casi tres décadas, fue la líder que dio voz a un grupo perteneciente a una minoría, a menudo ignorado y descuidado por los funcionarios públicos. La ausencia de Gloria deja un vacío imposible de llenar en la comunidad, “no sólo perdimos a una activista, sino que también se llevó a una madre, tía y amiga, y esto es un dolor que perdurará”.
Nota original en El Heraldo de Chihuahua
