Todos cambiamos con los años, física y mentalmente. Así mismo, también cambia nuestro estatus social, cambia el cómo nos ven los demás. Sin embargo, pocas personas han cambiado tanto, o como dicen “caído de tan alto” como el exgobernador César Duarte Jáquez, quien pasó de ostentar el título de gobernador a enfrentar un proceso legal en su contra.
César Duarte Jáquez nació el 14 de abril de 1963 en la ciudad de Hidalgo del Parral, y estudió la licenciatura en Administración de Empresas en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
Duarte se integró a las filas del Partido Revolucionario Institucional en 1977, donde pronto destacó ocupando diversos cargos. Mientras, también se desarrolló en diversas actividades económicas, principalmente en los sectores de la ganadería y la construcción. Hasta que llegó a ser candidato del PRI a la gubernatura de Chihuahua.
En 2010, César Duarte Jáquez fue elegido como gobernador, cargo que ocupó hasta 2016. En la toma de protesta como gobernador, presentada en la imagen anterior, pronunció su famosa frase: "Qué el Cielo bendiga a Chihuahua". Posteriormente durante su mandato, se enfocó en impulsar el desarrollo económico del estado y en mejorar los servicios públicos, en particular en áreas como la educación, la salud y la seguridad.
Así Duarte se convirtió en parte de la promesa de un "nuevo PRI", que a lado del expresidente Peña Nieto y de otros gobernadores, se proponía a recobrar el prestigio y la influencia en la política mexicana del partido.
Sin embargo, la administración de Duarte Jáquez también estuvo marcada por la polémica y los escándalos, al ser objeto de señalamientos y persecución judicial.
Duarte tuvo una larga carrera en la política y la administración pública de Chihuahua. Y aunque como gobernador, logró algunos avances en el desarrollo económico y los servicios públicos, su legado está empañado por las acusaciones de corrupción y los escándalos que rodearon su mandato.
El exgobernador fue detenido en Estados Unidos en julio de 2020. Y tras casi dos años en el país norteamericano fue extraditado a Chihuahua, donde actualmente se encuentra en prisión preventiva. A lo largo de los meses que ha durado su proceso legal, la imagen del exgobernador también ha cambiado, y se le ve más canoso.
En la imagen se puede ver el rostro del gobernador sereno, pero un poco pálido, probablemente a causa de los padecimientos de tipo cardiaco que ha sufrido en meses recientes.
Publicado originalmente en: El Heraldo de Chihuahua