El bombardeo de nubes concluirá la próxima semana, luego de que se realicen los 20 viajes en el polígono que se delimitó en un total de dos millones de hectáreas que abarcan las comunidades de San Gabriel, Cendradillas, El Chorro de Abajo, Poblado Santa Ana, Balleza, El Arbolito, Guachochi entre otros; la Conaza no ha detectado irregularidades en agua captada en los municipios serranos que se han favorecido por la operación de la Fuerza a Aérea.
Roberto Baca Perea informó sobre el avance que se tiene en el bombardeo de nubes, misión que se espera que concluya la semana próxima ya que desde el pasado domingo se dio inicio con los trabajos.
Según lo destacado por las autoridades de la Comisión Nacional de Zonas Áridas (CONAZA), no se han detectado anomalías en el agua que ha caído a raíz de los bombardeos.
Descartó que las precipitaciones presentadas sean por los huracanes, ya que en la información que se les ha estado dando se indica que las lluvias prevalecen en el polígono delimitado desde que iniciaron las actividades
Los siguientes zonas son las que se encuentran dentro del área que marcaron como prioritaria; San Gabriel, Cendradillas, El Chorro de Abajo, Poblado Santa Ana, Balleza, El Arbolito, General Carlos Pacheco, La Mesa, Valle de Rosario, Agua Caliente, Nonoava, Baqueachi, Bacabureachi, Carichi, Ojos Azules, San Juanito, Pachera, Las Renas de Temeychi, Temosachic, Abraham González y Guerrero.
Asimismo, los viajes no se han dejado de hacer y se realizarán un total de 20, los cuales se espera que se hayan completado para la semana que viene.
BOMBARDEO DE NUBES, DESDE LOS AÑOS 60
Desde los años 60’s el bombardeo de nubes ha sido una herramienta que sirvió para provocar la lluvia y los cultivos pudieran darse a tiempo, dicha práctica no altera la naturaleza, pero puede darse el caso de que la humedad altere localmente un ecosistema; sin embargo para que haga efecto es necesario que haya corrientes continuas de humedad y que las nubes sean de tipo cumulus es decir de aspecto algodonoso, que se encuentren de uno a cinco kilómetros sobre el nivel del piso.
Luego de que el 20 de junio iniciara el bombardeo de nubes, por parte de la Fuerza Aérea Mexicana, abarcando alrededor de dos millones de hectáreas correspondientes a los poblados de Guerrero, Temósachic, San Juanito, Ojos Azules, Carichí, Balleza, Valle de Rosario y La Mesa.
Para el 22 de junio Guachochi registro 12.8 milímetros de lluvia, debido al éxito del bombardeo de nubes, además el 23 de junio debido a las precipitaciones, la cascada de Basaseachi recibió un respiro, después de que en redes sociales circularan imágenes de dicha cascada sin una gota de agua.
Por su parte, el catedrático y asesor científico del Instituto Tecnológico, Dionisio Pardo, declaró que este proceso se ha realizado desde los años 60, produciendo en el núcleo de la nube, a través de cristales de plata, la lluvia necesaria para los cultivos.
Comentó que hasta el momento no se ha dado un efecto negativo o alguna investigación que compruebe que el procedimiento sea nocivo para la naturaleza; sin embargo, indicó que en algún momento dado el exceso de humedad pueda alterar localmente un ecosistema.
Detalló que la zona no tiene la suficiente humedad como para producir constantemente la lluvia, aun y cuando se bombardeen las nubes, ya que los jets constantemente están soltando sales al ambiente, para que en su ruta la humedad caiga y se precipite de una manera más rápida.
Mencionó que de tener suficientes nubes sería factible el bombardeo, además que debe complementarse de corrientes continuas de humedad para que pueda surtir efecto la actividad antes mencionada.
El entrevistado declaró que las nubes que han pasado durante estos días son muy altas donde ni los aviones comerciales llegan, debido a que se encuentran generalmente de 15 a 30 kilómetros de altura y que son lugares prohibidos para la aviación comercial así como para “los sembradores de nubes”.
En este sentido afirmó que si las nubes se encuentran entre uno y cinco kilómetros sobre el nivel del piso al sembrarlas o bombardearlas probablemente produzca la lluvia, pero es necesario que las nubes sean de tipo cumulus, es decir de aspecto algodonoso o parecido al algodón y que son las más abundantes.
Con colaboración de: Alejandra Pérez | El Sol de Parral