Bajo la esperanza de tener mejores atributos físicos, algunos pacientes de la clínica facial y corporal “Jeunesse”, ubicada en la avenida Pascual Orozco número 10, se sometieron a inyecciones para el aumento de glúteos y labios sin pensar que la propietaria de la clínica, Patricia S. V., les aplicaría aceite de avión y sellador para ventanas, dejándoles secuelas de por vida que podrían terminar matándolos.
Eduardo Fierro, uno de los pacientes afectados que pagó 60 mil pesos por un tratamiento, explica que los daños a su salud son irreversibles, pues los procedimientos realizados en dicho establecimiento no cuentan con las regulaciones necesarias, por lo que pretende que su caso sirva de ejemplo para que ya no existan más personas afectadas. “La irresponsabilidad con la que trabaja un gran número de personas que dicen ser médicos, doctores o estar certificados para realizar procedimientos estéticos, es tan grande que pareciera no importarles los daños causados de por vida a las víctimas que inocentemente confiaron en ellos”, asegura el afectado.
Algunas de las víctimas, quienes afirman haber sido inyectadas directamente por Patricia, acudieron a la Fiscalía General del Estado a interponer una denuncia en contra de la propietaria; el expediente quedó registrado bajo el número 0023986, en donde se detallan las intervenciones realizadas desde 2010 por la acusada.
Patricia S. V. cuenta ya con dos demandas en su contra, una bajo el expediente 23986/18, por lesiones a la salud, y otra más con el número de folio 10902-13, por daños en el cuerpo; en un principio, a raíz de la denuncia, la clínica fue clausurada, pero por razones desconocidas el establecimiento volvió a abrir sus puertas, operando nuevamente, sin la licencia correspondiente.
Eduardo asegura que en abril de 2008, Patricia S. V. le ofreció servicios estéticos para mejorar su apariencia, asegurando que el tratamiento no era peligroso; sin embargo, las consecuencias comenzaron a manifestarse gracias a las inyecciones suministradas por la dueña del lugar. “Empecé a sentir piquetes, inflamaciones, dolor de piernas, por lo que la llamé”, comenta Eduardo.
Otra de las víctimas de la clínica facial y corporal Jeunesse, quien por cuestiones de seguridad prefiere mantenerse en el anonimato, se sometió a un aumento de glúteos pero todo salió mal, pues a raíz de intensos dolores se dio cuenta de que lo inyectado era sellador para ventanas. “Ya no es posible una vida así, los 45 mil pesos que pagué por las 7 sesiones… desearía regresar todo el tiempo, esto no es vida”, comparte el afectado, quien afirma que tiene que tomar ansiolíticos diariamente para sobrellevar su día a día.
Algunos otros testigos, quienes por miedo no se atreven a declarar, aseguran que han sido amenazados por alguien cercano a Patricia. Frases como: “Me sales más barato muerto que pagarte”, ha sido de las únicas declaratorias que las víctimas han tenido por parte de la dueña, quien se rehúsa a responderles por los daños causados.
“Solamente queremos que se haga justicia, porque todas las personas que acuden a esa clínica están poniendo en riesgo su vida”, finalizan los afectados.