Muchas son las tragedias que permanecen dentro de la memoria colectiva de la vieja Huejoquilla, la explosión del ferrocarril y el camionazo cerca de ciudad Juárez, sin embargo hay una en la historia reciente que desde hace nueve años ya la fecha, sigue lacerando a un pueblo entero.
Eran cerca de las 10:00 horas del pasado 29 de septiembre del 2011, la joven estudiante de la licenciatura en pedagogía en el Centro Cultural Universitario de Allende, Gabriela Jazmín Meza Núñez, de 20 años de edad, y originaria de Jiménez, se preparaba para promocionar la planilla azul, la cual contendía por la sociedad de alumnos del citado plantel.
Apoyada por el joven piloto aviador, Edgar Gabriel Abes Campos, de 24 años de edad, de profesión contador público, e hijo del entonces síndico municipal en la vieja Huejoquilla, José Abes, realizarían un sobrevuelo en el municipio de Allende, para arrojar desde el cielo volantes publicitarios.
Los acompañaban los jóvenes Alejandro Valles Medrano, de 23 años, empleado e hijo de un conocido soldador en Jiménez, así como también Marcos Ángel Carrillo Moreno, de 23 años, ganadero, también oriundo de Jiménez.
Fue cerca de las 10:15 horas en que los jóvenes abordaron una avioneta tipo piper PA 28- 235, con matrícula XB- TAP, de color blanco con franjas azules, valuada en cerca de 60 mil dólares, la cual se dirigió son contratiempos a la pista para el despegue.
Sin embargo, al acercarse al final de la pista, la aeronave se precipitó al suelo, expulsando a sus tripulantes para posteriormente desplomarse y terminar reducida a pedazos de fierros retorcidos, principalmente la cabina.
Los jóvenes murieron prácticamente al instante, mientras en el perímetro el viento hacía volar los volantes publicitarios de la planilla azul que quedaron esparcidos en el perímetro de la trágica escena.
La causa del percance, a la fecha no corroborada con exactitud, se atribuye a una baja altura, que en conjunto con una corriente de aire, arrojó la avioneta de frente contra el suelo, lo que derivó en lo antes mencionado.
La noticia corrió como reguero de pólvora el territorio Estatal, conmocionado a la sociedad en general, pero más al pueblo Jimenense, que a casi una década de la tragedia, amigos y familiares aún recuerdan ese jueves negro.