Es bien sabido que muchos famosos no utilizan su nombre real, sino uno artístico, en muchas de las ocasiones encajar mejor en el mundo del espectáculo y crear una imagen más acorde a su calidad de estrella, pero también por homenajear a alguien, o porque, de plano su alias les gustó como para llevarlo durante toda la vida.
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Siendo éste un fenómeno global, el estado de Chihuahua ha dado varios ejemplos a lo largo de la historia, como Luz Elena Ruiz Bejarano, María Harfuch Hidalgo o Enrique Carbajal más conocidos y reconocidos como Lucha Villa, María Sorté o Sebastian. Aquí, más ejemplos de lo anterior:
Alberto Aguilera Valadez (Juan Gabriel)
El chihuahuense y más precisamente juarense por adopción y convicción es un caso curioso, pues tuvo dos nombres artísticos. En los comienzos de su exitosa carrera, en 1965, Alberto (bautizado así por el personaje de la telenovela “El derecho de nacer”) se presentó en el programa Noches Rancheras del canal 5 de Ciudad Juárez. El conductor Raúl Olla, comenzó a llamarlo Adán Luna.
Con el paso de los años y con su oportunidad de grabar su primer disco, Adán decidió cambiar su por el de Juan Gabriel, en homenaje dos de los hombres más importantes de su vida: Juan, en honor al maestro que el Divo de Juárez conoció en el internado donde vivió cuando era un niño, mientras que Gabriel lo tomó de su padre.
Aarón Hernández Rodríguez (Aarón Hernán)
Podría parecer un poco simple, pero a fin de no ver en las marquesinas un apellido que en México es de los más comunes, el actor camarguense optó por tomar unas tijeras y recortar la última sílaba de su apellido paterno y todo el materno.
Tal decisión, según relató en una ocasión, fue más fácil de tomar que de digerir por parte de su familia, pues algunos miembros de ella se molestaron con el histrión… aunque el coraje se les bajó en la medida en que su pariente cobraba fama en teatro, cine y televisión.
Carmen Prieto Ruiz (Carmen Cardenal)
También conocida como “los ojos verdes de la canción vernácula”, Carmen Prieto Ruiz fue bautizada por su cuñado Juan de la Cruz Acosta, como Carmen Cardenal. En sus inicios buscaron un nombre artístico para ella, y un día salió a cantar con un vestido rojo. La asociación salió enseguida y quedó para la historia al ir muy bien con el color rojo: Carmen Cardenal.
La cantante ha reconocido que no sólo le debe el nombre artístico a su cuñado. Tuvo mucho qué ver con su desarrollo sobre los escenarios, la llevó a clases de canto y actuación. “Si no fuera por él, yo no estaría en esto”, sentenció la deliciense.
María del Consuelo Dussauge Calzada (Consuelo Duval)
Aunque la actriz y comediante parralense ha declarado que su nombre artístico se basa en su tía paterna, María Duval (María Dussauge Ortiz), una popular cantante y actriz de principios de los años sesenta, es muy probable que rinda un homenaje inconsciente a sus progenitores.
De esta manera, estaría tomando la primera sílaba de su apellido paterno, para el “Du” y una contracción del apellido materno de su madre, conocida como Consuelo Calzada Vidal, y que también fue famosa al ser una de las intérpretes oficiales de Agustín Lara.
María Harfuch Hidalgo (María Sorté)
Como cualquier otra joven, María cursó la preparatoria en su natal Camargo, en 1972. Cuando terminó sus estudios y decidió dar un paso hacia adelante, dejó su estado y se mudó a la capital del país para estudiar una carrera relacionada con la medicina.
Pronto se dio cuenta que su verdadera profesión estaba en el mundo de los espectáculos. Decidió iniciar su formación como actriz y utilizar como apellido “Sorte”, sin acento, pues significaba “suerte” y era un nombre perfecto para abrirse paso en la televisión. De esta manera debutó en 1974. Años más tarde, colocó la tilde a su nuevo apelativo, y nunca más se lo quitaría.
Luz Elena Ruiz Bejarano (Lucha Villa)
Altiva, imponente, "La grandota de Camargo", "La ronca de Chihuahua" o "La reina de los palenques", es como se le conoce en el ambiente artístico a Lucha Villa, bautizada así por el empresario argentino Luis G. Dillon, para quien trabajaba como modelo y bailarina.
No es casual que su nombre artístico retome dos elementos explosivos, sello de su personalidad. Por un lado, Lucha, que igual funciona como homenaje a la gran cantante de ranchero Lucha Reyes y, a su vez, como "lucha", pelea, combate. Por otro, el apellido Villa remite a las andanzas del "Centauro del Norte", equiparables en el medio artístico en su "estrategia" musical y cinematográfica.
Enrique Carbajal González (Sebastian)
El curioso seudónimo del camarguense, que él siempre insiste sea escrito sin acento, tiene algo que ver con bullying y surgió siendo alumno de la Academia de San Carlos, luego de que un maestro lo tomara de modelo al dormirse en una clase y le dijo “Sebastian de Botticelli”, por su parecido físico con el personaje pictórico.
Tiempo después, en una cena a la que fue invitado como un artista joven en crecimiento, Carlos Pellicer le dijo que parecía salido de Sebastian Botticelli. Pero la señal que tomó como definitiva fue cuando una periodista le dijo Sebastian de Mantegna, y ahí decidió que no era coincidencia.
Nota original: El Heraldo de Chihuahua