/ lunes 11 de diciembre de 2017

¿De dónde surge la tradición y el humor tan característico en las pastorelas?

La temporada decembrinas trae consigo representaciones del nacimiento de Jesús, las cuales han ido evolucionado con los años

En México, durante el mes de diciembre por todos lados se escucha la palabra pastorela: en las escuelas, en iglesias, en los teatros, en las casas… Pero ¿qué son realmente las pastorelas?

Una pastorela, es una representación teatral en la que se actúa el nacimiento del niño Jesús. En ella se cuentan las adversidades enfrentadas por los pastores, los Reyes Magos y demás pobladores en su camino al encuentro con el llamado hijo de Dios.

Sus antecedentes datan de la época de la colonia: los españoles notaron que los nativos representaban los triunfos de sus dioses mediante dramatizaciones para dar a conocer las noticias o buenas nuevas de los guerreros y/o líderes de ese tiempo.

Una de las dramatizaciones más importantes era la del solsticio de invierno donde recordaban el nacimiento del Dios Sol. Posteriormente, los misioneros católicos retomaron esta idea para propagar el mensaje del nacimiento de Dios, que coincidía en tiempo con el del Sol. A dichas actuaciones se les llamó pastorelas.

LOS ORÍGENES DE UNA TRADICIÓN

El nacimiento formal de la pastorela se registra en México como método evangelizador. En el año de 1530 Fray Andrés de Olmos ideó la primera pastorela que llevó por nombre La adoración de los Reyes Magos, la cual era una representación bíblica del nacimiento de Jesús y fue escrita en el idioma náhuatl para que los nativos de la región pudieran entenderla.

La obra llevó consigo danza, música y cantos; de manera que el mensaje fuera bien recibido por los pobladores y lograran convencerlos de convertirse al catolicismo.

Sin embargo, las pastorelas no siempre han tenido esta connotación, después de algunos años, autores laicos retomaron la idea como acto artístico y popular y las convirtieron en verdaderas tradiciones. Un ejemplo es la obra La noche más venturosa, escrita por José Joaquín Fernández de Lizardi en el siglo XIX, que no solo se convirtió en la primera pastorela dramatizada profesionalmente, además ,se posicionó como un clásico de este género.

Así fue como la pastorela logró evolucionar de una representación evangelizadora a un género dramático de la literatura y después también del cine, la radio y la televisión.

La línea argumental o historia básica de cualquier pastorela consiste en que un grupo de pastores se enteran del nacimiento del niño Jesús, proclamado el Mesías o hijo de Dios, e inician su camino para presenciar su nacimiento. Durante su travesía, el diablo o demonio les monta infinidad de obstáculos para llegar, pero un ente divino también conocido como ángel vence al mal y guía a estos personajes a su encuentro con Jesús a quien colmarán de regalos y buenos deseos.

En algunos poblados de México los demonios son los representantes de los pecados capitales y algunos animales como las palomas, las ovejas y los caballos son considerados mensajeros del bien.

Actualmente, las representaciones populares son una tradición mexicana que acompaña o lleva de la mano a otras costumbres decembrinas como las posadas, los toritos, los castillos, las procesiones y los convivios entre colonias; y lejos de ser solo un signo evangélico o un género literario se han consagrado como una pieza significativa del folclor navideño nacional.

Otro elemento que no puede faltar en una pastorela –como en cualquier tradición mexicana- es el gastronómico. La comida forma parte importante de esta tradición por lo que después de asistir a una pastorela se invita al público y participantes a degustar de un chocolate caliente, un ponche de frutas, pambazos, tamales con atole y un sinfín de antojitos tradicionales.

Los lugares donde se pueden apreciar las pastorelas más grandes son los pueblos mágicos de Huasca en el estado de Hidalgo, Tepotzotlán en el Estado de México y en Huejotzingo en el estado de Puebla.

En la Ciudad de México se realizan en diferentes delegaciones, la mayoría con un tono clásico. Sin embargo, el teatro comercial ha encontrado en las pastorelas un detonante del humor para esta temporada y también ofrece propuestas que lindan en la comedia o la ironía e incluso trabajos donde la diversidad sexual también tiene un espacio.

En México, durante el mes de diciembre por todos lados se escucha la palabra pastorela: en las escuelas, en iglesias, en los teatros, en las casas… Pero ¿qué son realmente las pastorelas?

Una pastorela, es una representación teatral en la que se actúa el nacimiento del niño Jesús. En ella se cuentan las adversidades enfrentadas por los pastores, los Reyes Magos y demás pobladores en su camino al encuentro con el llamado hijo de Dios.

Sus antecedentes datan de la época de la colonia: los españoles notaron que los nativos representaban los triunfos de sus dioses mediante dramatizaciones para dar a conocer las noticias o buenas nuevas de los guerreros y/o líderes de ese tiempo.

Una de las dramatizaciones más importantes era la del solsticio de invierno donde recordaban el nacimiento del Dios Sol. Posteriormente, los misioneros católicos retomaron esta idea para propagar el mensaje del nacimiento de Dios, que coincidía en tiempo con el del Sol. A dichas actuaciones se les llamó pastorelas.

LOS ORÍGENES DE UNA TRADICIÓN

El nacimiento formal de la pastorela se registra en México como método evangelizador. En el año de 1530 Fray Andrés de Olmos ideó la primera pastorela que llevó por nombre La adoración de los Reyes Magos, la cual era una representación bíblica del nacimiento de Jesús y fue escrita en el idioma náhuatl para que los nativos de la región pudieran entenderla.

La obra llevó consigo danza, música y cantos; de manera que el mensaje fuera bien recibido por los pobladores y lograran convencerlos de convertirse al catolicismo.

Sin embargo, las pastorelas no siempre han tenido esta connotación, después de algunos años, autores laicos retomaron la idea como acto artístico y popular y las convirtieron en verdaderas tradiciones. Un ejemplo es la obra La noche más venturosa, escrita por José Joaquín Fernández de Lizardi en el siglo XIX, que no solo se convirtió en la primera pastorela dramatizada profesionalmente, además ,se posicionó como un clásico de este género.

Así fue como la pastorela logró evolucionar de una representación evangelizadora a un género dramático de la literatura y después también del cine, la radio y la televisión.

La línea argumental o historia básica de cualquier pastorela consiste en que un grupo de pastores se enteran del nacimiento del niño Jesús, proclamado el Mesías o hijo de Dios, e inician su camino para presenciar su nacimiento. Durante su travesía, el diablo o demonio les monta infinidad de obstáculos para llegar, pero un ente divino también conocido como ángel vence al mal y guía a estos personajes a su encuentro con Jesús a quien colmarán de regalos y buenos deseos.

En algunos poblados de México los demonios son los representantes de los pecados capitales y algunos animales como las palomas, las ovejas y los caballos son considerados mensajeros del bien.

Actualmente, las representaciones populares son una tradición mexicana que acompaña o lleva de la mano a otras costumbres decembrinas como las posadas, los toritos, los castillos, las procesiones y los convivios entre colonias; y lejos de ser solo un signo evangélico o un género literario se han consagrado como una pieza significativa del folclor navideño nacional.

Otro elemento que no puede faltar en una pastorela –como en cualquier tradición mexicana- es el gastronómico. La comida forma parte importante de esta tradición por lo que después de asistir a una pastorela se invita al público y participantes a degustar de un chocolate caliente, un ponche de frutas, pambazos, tamales con atole y un sinfín de antojitos tradicionales.

Los lugares donde se pueden apreciar las pastorelas más grandes son los pueblos mágicos de Huasca en el estado de Hidalgo, Tepotzotlán en el Estado de México y en Huejotzingo en el estado de Puebla.

En la Ciudad de México se realizan en diferentes delegaciones, la mayoría con un tono clásico. Sin embargo, el teatro comercial ha encontrado en las pastorelas un detonante del humor para esta temporada y también ofrece propuestas que lindan en la comedia o la ironía e incluso trabajos donde la diversidad sexual también tiene un espacio.

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