Cada año, el 12 de diciembre, México celebra una de las fechas más importantes para la grey católica al recordar las apariciones de la Virgen de Guadalupe al indio Juan Diego en el cerro del Tepeyac hace 493 años. Previamente, en el caso de la ciudad de Parral, se realizan las tradicionales peregrinaciones que culminan el día 11 a la medianoche con "Las mañanitas".
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Con flores, rezos y mariachis la veneración no se hace esperar para rendirle culto a "la morenita del Tepeyac". De acuerdo a la creencia, las apariciones de la virgen sucedieron en el año 1531 a partir de un 9 de diciembre, cuando le habla al indígena Juan Diego en el dialecto náhuatl que es su lengua natal.
Cuenta la historia que la razón era solicitarle que hablara con el obispo para que se construyera un templo en el cerro del Tepeyac, donde la virgen pudiera escuchar y atender súplicas de sus fieles; pero ¿sabes cuántas veces se la apareció a Juan Diego? quien, por cierto, el 9 de abril de 1990 fue promulgado el decreto para su beatificación, la cual se concretó el 6 de mayo de ese año.
Las apariciones a Juan Diego
El 9 de diciembre Juan Diego caminaba por el campo cuando escucha el canto de los pájaros y se da cuenta que alguien lo llama por su nombre. Luego sube a la cima del cerro del Tepeyac donde ve a la virgen por primera vez, quien le pide dirigirse ante el obispo para pedirle que le construyan un templo.
Después, en la segunda aparición, tras hablar con el obispo, quien se mostró incrédulo por lo sucedido, Juan Diego regresa al Tepeyac ese mismo día y le pide a la virgen que utilice otro mensajero; pero la virgen le confirma su misión y le pide que insista al día siguiente.
Durante la tercera aparición sobre el cerro del Tepeyac, Juan Diego explica a la virgen que el obispo sigue sin creerle, por lo cual necesita una señal que lo convenza. Para ello, como prueba de su presencia la virgen le pide a Juan Diego volver al siguiente día para recibir la señal, afirmándole: “Así está bien, hijito mío. Mañana regresarás para que le lleves la prueba al sacerdote. Con eso, enseguida te creerá y ya no desconfiará de ti”.
Sin embargo, en la cuarta aparición, cuenta la historia que Juan Diego no regresa el 11 de diciembre porque su tío Juan Bernardino está muy enfermo. Esto le provoca desesperación, ya que está al borde de la muerte, por lo que sale en búsqueda del sacerdote, pero la virgen va su encuentro y lo tranquiliza respecto a la enfermedad de su tío.
Así, en la quinta aparición el 12 de diciembre de 1531, después de hablar con Juan Diego, la virgen se aparece a su tío Juan Bernardino para sanarlo. Ahí le dice su nombre y le pide que de hoy en adelante su imagen milagrosa sea conocida como la siempre virgen Santa María de Guadalupe.
Aparece la imagen en la tilma
El 12 de diciembre de ese año, frente al obispo Fray Juan de Zumárraga, Juan Diego muestra las rosas que mantenía atadas a su tilma como señal dada por la virgen; sin embargo, en ese momento queda plasmada la milagrosa imagen. Al desplegar la prenda donde guarda las flores aparece de improviso la imagen de la virgen tal como ahora se muestra al interior de la Basílica de Guadalupe.
Juan Diego de Cuauhtlatoatzin se convierte en la figura fundamental en la cultura mexicana, pues según la tradición católica, presenció las cuatro apariciones de la virgen de Guadalupe en 1531 cuando portaba el manto en el que quedó plasmada la imagen de “la morenita del Tepeyac”.
Se sabe que Juan Diego muere el 30 de mayo de 1548; sin embargo, el 31 de julio de 2002 fue canonizado por el papa Juan Pablo II, convirtiéndose de esta manera en el primer indígena americano incorporado al santoral cristiano.