Durante el siglo XVIII, México estaba plagado de ladrones por todos los caminos a los pueblos, por lo que el virrey Duque de Linares intentó reducir los crímenes por medio de castigos extremistas, con el fin de preservar el orden.
A partir de este momento quiero recibir las noticias a mi celular
¿Dónde estaba 'La Acordada', cárcel del virreinato?
De esta manera nació la cárcel y el tribunal de La Acordada, recinto imponente y sombrío, fue un lugar en el que se castigó a miles de delincuentes y se encontraba situado en la antigua calle de Calvario, que actualmente forma parte de la avenida Juárez, una de las más céntricas dela CDMX, que conecta con Paseo de la Reforma.
La Acordada quedó concluida en el año de 1751. Asimismo, el encargado de perseguir a los criminales fue don Miguel de Velázquez, el cual tenía su fama de sanguinario, al grado de que los hombres más perversos temblaban ante su presencia.
Te puede interesar: Era 1776, tres hombres recibieron 200 azotes por fuga de un indio
Lo único que pedía Velázquez para gobernar esta cárcel era ser juez y verdugo de los bandidos.
Luego de hacer "justicia", el hombre no mostraba el menor remordimiento ni cargo de conciencia por la brutalidad con la que castigaba a los criminales.
Te puede interesar: Año 1716: Una mujer que abandonaba a su esposo era condenada al exilio
¿Qué castigos se imponían en 'La Acordada'?
Por su brutalidad contra los criminales y por mandarlos al patíbulo era muy conocido, a diario visitaba a los prisioneros para castigarlos, desde azotes, cadenas y hasta ratas que, se dice, devoraban vivas a las víctimas.
Muchos de los presos eran llevados al fondo de la prisión, donde eran arrojados moribundos, enfermos y viejos, incluso algunos morían de hambre.
Te puede interesar: Año 1698: La fuga frustrada de una mujer en la época virreinal en Parral
Las crónicas de la época detallan sobre un gran saldo de castigos, más de mil reos azotados; 777 desterrados a los pueblos; 68 entregados a la inquisición; mil 280 muertos en la prisión y 249 trasladados a hospitales.
Todo mejoró un poco al momento que murió este sanguinario hombre, Miguel de Velázquez, la cárcel siguió operando pero con un protocolo menos severo.
Sin embargo, en archivos quedó que siguieron las ratas y el foso, llenándose de moribundos y muertos.
Fue hasta en 1812, con la Constitución española, que quedó abolida la institución de La Acordada, y con el tiempo aquella cárcel se volvió una prisión común y corriente.