Seguramente ya conoces en qué consisten los terremotos, pero ¿sabías que no todos son iguales? De acuerdo a su origen pueden ser catalogados de distintas maneras e inclusive, hay unos más peligrosos que otros. A continuación, te explicamos los distintos movimientos telúricos que existen y las consecuencias que representan para los seres humanos.
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Primero que nada, ¿por qué ocurren los terremotos?
Lo cierto es que se generan principalmente por la actividad generada en las placas tectónicas. Es decir, enormes masas de tierra que conforman los continentes, las cuales se deslizan bajo el subsuelo y chocan entre sí. Debido a la energía almacenada, éstos varían en intensidad, desde aquellos que son apenas perceptibles, hasta aquellos que provocan grandes catástrofes.
No obstante, esta no es la única causa por la que se originan los llamados también sismos, o temblores. Pues en realidad la geografía de nuestro planeta es algo más compleja de lo que solemos pensar, por ello, surge una extensa clasificación de estos fenómenos de acuerdo al motivo que los produce.
Tipos de terremotos según su origen
Terremotos tectónicos: Son el tipo más común y clásico de terremoto, se producen debido al choque o zonas de contacto entre distintas placas tectónicas, aunque a veces se dan en zonas de debilidad dentro de las placas.
Terremotos volcánicos: Se generan por el fraccionamiento de las rocas producto de la actividad volcánica en un área determinada. Es decir, suelen acompañar a la erupción o al nacimiento de un volcán.
Terremotos de colapso: Éstos son asociados a desplazamientos bruscos de masas de tierra sobre la superficie, un ejemplo son los sismos tras un deslizamiento de tierra en una montaña.
Terremotos por impacto de meteoritos: Aunque ocurren de manera muy poco frecuente, son posibles tras la caída de un gran cuerpo celeste. Se originan por la violenta sacudida generada cuando un meteorito impacta en el suelo.
Tipos de terremotos según su profundidad
Otra clasificación de estos fenómenos naturales va a depender de la profundidad a la que se originan, es decir, del foco de liberación de energía, conocido como hipocentro. Estos van a constar de los siguientes tres tipos.
Sismos superficiales: Son aquellos cuyo foco o epicentro no va más allá de los 70 kilómetros de profundidad; no obstante, en esta clasificación, suelen ser los más destructivos, debido a que tienen están más cerca de la superficie y su impacto es más directo. Su epicentro suele ubicarse entre los 10 y 25 kilómetros de profundidad.
Sismos intermedios: Su foco ocurre a una profundidad de entre 70 y 300 kilómetros de profundidad.
Sismos profundos: Tienen su foco a más de 300 kilómetros de profundidad, por lo que son casi imperceptibles. Así mismo, son los menos frecuentes.
A esta última variedad también se le denomina como “batisismos”.
Tipos de terremotos según su movimiento
De acuerdo con el SSN, un sismo puede contener un movimiento oscilatorio o trepidatorio, es decir, las ondas sísmicas se propagan a todas direcciones provocando un movimiento horizontal y vertical.
Temblor oscilatorio: Un sismo oscilatorio cuando el movimiento es horizontal, es decir, cuando se produce una especie de balanceo, cuando se siente que la tierra se mueve de un lado a otro como una mecedora.
Temblor trepidatorio: En este caso, las ondas sísmicas se propagan en todas direcciones, provocando el movimiento del suelo tanto en forma horizontal como vertical. En los lugares cercanos al epicentro, la componente vertical del movimiento es mayor que las horizontales y se dice que el movimiento es trepidatorio. Suelen percibirse de manera más intensa y por lo mismo, provocan más daños materiales.
Sin embargo, pese a lo anterior, movimientos de la tierra son complejos y no se pueden dividir en oscilatorios y trepidatorios, sino que se clasifican científicamente en ondas sísmicas.