A muchos niños y niñas les entusiasma la idea de hacerse un dibujo en la piel representando a sus personajes favoritos, pero más allá de un simple dibujo, muchos sueñan con poder realizarse un tatuaje real, lo cual incluso puede sonar bastante descabellado; sin embargo, un joven tatuador en Nueva Zelanda, Benjamin Lloyd, se encarga de cumplir este sueño a los pequeños enfermos de cáncer en el hospital Starship, en la ciudad de Auckland.
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La historia de Benjamin Lloyd se remonta a cuando él mismo era pequeño y sufrió una grave quemadura en su cuerpo, lo que le ocasionó una deformidad en el brazo, haciéndolo blanco de burlas en el colegio de parte de sus compañeros, por esta razón, en cuanto tuvo la oportunidad, no dudó en hacerse un tatuaje sobre la cicatriz, a modo de ocultar la piel deforme y arrugada.
De esta manera, su autoestima aumentó de un día para otro gracias a un simple dibujo, que le devolvió la confianza y motivación. Pronto, encontró un nuevo propósito en su vida, plasmar dibujos en la piel de las personas que experimentan sufrimiento al igual que él.
La situación más difícil para Lloyd llegó apenas hace unos años, cuando sufrió la dolorosa muerte de su hijastro, de apenas siete años de edad. Fue este duro momento lo que le dio la idea de acudir a los hospitales para tatuar a pequeños enfermos de cáncer, aunque al principio no estaba seguro de que la idea fuera algo bien visto.
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Los tatuajes devuelven la motivación a niños que padecen cáncer
Benjamin Lloyd sabía que algo como pintar un tatuaje en el brazo de un pequeño podría no ser aceptado por la sociedad, por lo que decidió comprobar la opinión de las personas por medio de una pequeña prueba. Le realizó un pequeño tatuaje al hijo de unos vecinos y la publicó en Facebook, comentando que si lograba 500 likes, acudiría al hospital a hacer lo mismo a los niños con cáncer que desearan uno.
Gran sorpresa se llevó al día siguiente, tras descubrir que la publicación había rebasado las 400 mil reacciones positivas; "Estaba claro, era algo que debía hacer", dice Lloyd. Entonces, decidió crear un aerógrafo especial para realizar los tatuajes en menos de nueve minutos a los pequeños.
Muchos se preguntarán, ¿No hay riesgos de salud para los menores al realizarse un tatuaje? Sucede que no se trata de tatuajes permanentes, sino que se realizan con una tinta no tóxica, que se borra rápidamente con el agua, son plasmados por medio de unas plantillas que los propios niños eligen y el resultado es asombroso.
"Estos tatuajes no duelen cuando se imprimen en la piel y se van cuando los niños se dan una ducha, pero quedan arraigados en sus almas para darles fuerza", dice Lloyd, quien afirma que para los niños, estos dibujos son un motivo de alegría e ilusión; “Normalmente los niños están aburridos, tristes. En cuanto empecé a pintarles no paraban de reír, estaban emocionados”.
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La emoción se refleja en el rostro de los pequeños
En el momento en que los dibujos son plasmados en su cuerpo, estos chiquitines se convierten en "tipos duros” que sonríen a la vida y disfrutan viéndose en el espejo, luciendo de manera atrevida y espectacular.
Familiares de los pequeños manifiestan sentirse agradecidas con esta actividad, pues brinda un poco de alivio y diversión a los menores que son constantemente sometidos a rutinas clínicas bajo los goteros o las máquinas de monitorización.
Por cierto, los médicos ya certificaron que la tinta utilizada por Lloyd no produce ningún efecto adverso en la salud de los niños, la única reacción que experimentan es una gran felicidad cuando se miran al espejo.