El calor del verano puede ser realmente insoportable. Es común que para sobrellevarlo algunas personas interrumpan un poco su rutina de cada día para estar unos minutos sentados. Un momento que suele aprovecharse también para quitarse un rato los zapatos. Y si alguna vez has hecho esto, es normal que hayas experimentado cómo ahora nos cuesta volver a ponernos los mismos zapatos que antes… o que estos nos aprietan demasiado.
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Causas de la hinchazón de pies
Las altas temperaturas, sumadas a una mala circulación sanguínea, pueden hacer que se nos hinchen los pies y los tobillos. Es lo que los médicos llaman edema periférico. Y en esencia, es una hinchazón causada por el exceso de líquido atrapado en los músculos de nuestras piernas. El calor favorece que esto suceda, porque hace que las venas se dilaten y esto dificulta el retorno venoso... produciéndose así la inflamación.
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Existen también hay algunos factores que pueden hacer que una persona sea más susceptible al edema periférico o hinchazón de pies:
- Es un problema que las mujeres sufren con más frecuencia. Sobre todo durante los cambios hormonales provocados por la menstruación, la menopausia o el embarazo
- Pasar muchas horas de pie o sentado, sobre todo en personas con problemas de obesidad, cuyas extremidades deben hacer mucho más esfuerzo para mantener su peso.
- Exceso de sal en la dieta, ya que ocasiona aumento en la retención de líquidos.
- Los zapatos o los calcetines apretados, pueden impedir la correcta circulación sanguínea y el correcto retorno venoso.
- Revisa qué medicamentos estás tomando últimamente. Puede que alguno de ellos favorezca la retención de líquidos o que empeore el retorno venoso.
- Las personas con diabetes y linfedema son más susceptibles de sufrir el edema periférico.
¿Puedo evitar que se inflamen mis pies?
Es normal que tengamos los pies hinchados si -por ejemplo- acabamos de recorrer 20 kilómetros a pie… en pleno mes de julio. Y evidentemente, esto no significa que debamos preocuparnos por el tema. Ahora bien, si es algo que sucede con frecuencia y sin que hayamos hecho nada extraordinario para ello, es importante que busquemos la opinión de un profesional de la salud que nos orientará sobre cómo podemos proceder a partir de ahora.
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Mientras tanto, debes asegurarte de dejar a tus pies descansar como es debido. Y para ello, hay varios hábitos que puedes incluir en tu rutina. Por ejemplo, puedes utilizar un calzado cómodo y que no apriete para estar por casa, acostumbrarte a levantar las piernas por encima de la altura a la que está el corazón durante al menos 15 o 20 minutos todos los días, reactivar la circulación con un masajeando los pies y los tobillos, dejándolos reposar un rato en agua fría.
También es importante que nos aseguremos de no estar empeorando el problema con alimentos que beneficien la retención de líquidos como el café, el alcohol o la sal. Lo mejor es beber mucha agua y consumir alimentos que favorezcan la correcta circulación sanguínea.
Tus pies son el vehículo que te lleva a todas partes, cuídalos y protégelos, mantenlos bonitos, más que por estética, es una muestra de respeto y agradecimiento por todo lo que hacen por ti.