¡Se quemó el coloso! Lo singular que a veces es la vida cuando un desastre, como en este caso un incendio, se convierte con el tiempo en una icónica frase que se hizo famosa entre la ciudadanía de los años 80 y que aún perdura en la memoria colectiva; incluso mucho antes de otras expresiones populares que se conocen.
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Eran los años 80 y la zona comercial de la también muy conocida “Maclovio” (como se le nombraba a la avenida Maclovio Herrera hoy Mercaderes), cerca de las 17:50 de la tarde de aquel lunes 19 de julio de 1982, sucedió una de las más recordadas desgracias por parte de muchos parralenses. Un cortocircuito en la famosa tienda arrasó con todo y de pasada afectó a los también reconocidos almacenes “El Gallo”, que se ubicaban en la parte alta del edificio.
Incluso, durante estos hechos y como dato adicional dado a conocer por la reportera de El Sol de Parral, Aurelia Sotelo, en su crónica destacaba la falta de agua ya en ese entonces, para poder enfrentar un siniestro de esa magnitud, porque no había ni en los hidrantes colocados en esa importante zona comercial, en la que predominan como hasta la actualidad las tiendas de ropa, zapaterías, entre otras; en ese entonces estaba la también recordada “Villarreal” precisamente frente al Coloso.
El incendio provocó alarma en la ciudad
Narran las crónicas de entonces que, por un momento, ante la falta del vital líquido se temía que el fuego no iba a poder controlarse; sin embargo, llegaron dos pipas particulares y lograron controlar las llamas que ya amenazaban a “El Gallo”. La alarma de los espectadores curiosos se acrecentaba al escuchar los estallidos que provocaron las vidrieras de las tiendas contiguas.
La tienda Coloso era propiedad del empresario Chaquer Dajlala y tenía 20 años de prestar sus servicios a la ciudadanía; Dajlala en ese momento se encontraban ausente; sin embargo, su hijo Abraham informó a El Sol que “las pérdidas materiales eran incalculables”, que las llamas fueron originadas por un chispazo a causa de un cortocircuito que cayó en el “hule espuma” del edificio.
La inmediata intervención de los “tragahumo” no evitó que en ocho minutos se expandieran las llamas y no pudieran ser controladas, narró durante una entrevista exclusiva para este matutino el comandante Teódulo Delgado.
Finalmente, cerca de las 6:30 de la tarde se consideró que el fuego estaba disminuyendo. Bastaron 30 minutos para acabar con el almacén. Cuentan las anécdotas que los bomberos fueron apoyados por trabajadores de la mina La Prieta, quienes colaboraban en el control de las llamas desde la calle Del Cerro, es decir, en la parte trasera de la tienda.
La cobertura periodística fue amplia por parte de los reporteros gráficos de El Sol, José Luis González y José Guadalupe Gómez, con la crónica de Aurelia Sotelo. El despliegue informativo fue de una plana destacando sobre todo las imágenes que mostraban la magnitud de la tragedia.
Nace la icónica frase
Con el pasar de los años, incluso décadas, el hecho quedó en el olvido por las nuevas generaciones; sin embargo, para la gente que le tocó vivir el hecho de primera mano, no le es ajeno. Tanto que se empezó a acuñar la frase de “Se quemó el Coloso” y la cual es utilizada para dar a entender a una persona cuando da a conocer un hecho como primicia "sin saber que ya todo mundo lo sabe". Le expresan ¡Se quemó el Coloso! y de inmediato le increpan.
El ingenio del mexicano, en este caso de los parralenses, es tal que de algún episodio o vivencia que le haya sucedido a través del tiempo, crea alguna frase o exclamación que le provoque sonrisa o hasta un chascarrillo que le haga más llevadera la vida, como en este caso de ¡Se quemó el Coloso! Es decir, eso que me cuentas ya no es nada nuevo, es del dominio público...