En la serenidad de un cielo despejado y azul, es común contemplar pequeños puntos de luz en movimiento, dando lugar al fenómeno conocido como entóptico del campo azul. Estos puntos, que parecen danzar en el aire, son generados por los glóbulos blancos que fluyen a través de los vasos sanguíneos sobre la retina, la parte del ojo que capta la luz. A medida que los glóbulos rojos absorben la luz azul, los blancos permiten que esta llegue a la retina, enviando señales de brillo al cerebro.
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El espectáculo de pequeños gusanos moviéndose en la visión se intensifica al mirar un área amplia y despejada, como el cielo azul. La velocidad de estos puntos está sincronizada con el pulso, acelerándose al ritmo del corazón. Acompañados de colas oscuras, que son acumulaciones de glóbulos rojos, estos "espíritus del cielo azul" desaparecen en segundos y son parte normal de la función ocular.
Es crucial diferenciar este fenómeno entóptico de campo azul de problemas oculares más serios, como las moscas volantes o destellos. Mientras que los puntos del fenómeno entóptico son uniformes, las moscas volantes varían en tamaño e intensidad. Los destellos, similares a rayos estelares, pueden persistir durante minutos o meses. Si bien ver puntos en movimiento no es motivo de preocupación, cambios repentinos o nuevos síntomas requieren atención oftalmológica.
Estos pequeños seres visuales, descritos como "duendecillos del cielo azul", revelan una maravilla biológica, permitiéndonos espiar el trayecto de nuestras células sanguíneas en los delicados vasos oculares. Este juego de luces y sombras es, de hecho, una manifestación del fenómeno de Scheerer o fenómeno entóptico de campo azul.
¿Esto es un problema de salud?
Ver las sombras de los glóbulos blancos es un proceso natural y normal cuando existen las condiciones necesarias para ello. Es importante saber que nunca podrás enfocar estas sombras, pues las células se mantienen en movimiento por el torrente sanguíneo, además que tienen forma alargada, como un gusano, debido a que los glóbulos blancos deben adecuarse para poder pasar por el conducto.
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La experiencia se complica con la presencia de miodesopsias, figuras circulares u ovaladas que pueden cambiar de forma. Estos cuerpos flotantes, también conocidos como moscas volantes, son sombras proyectadas por objetos en el humor vítreo, el fluido gelatinoso del ojo. Aunque son parte del envejecimiento natural, su abundancia o tamaño extremo requiere atención médica.
¿Entonces estamos viendo dentro de nuestro cuerpo?
La conexión entre luz y anatomía ocular se vuelve aún más intrigante al recordar que, en la infancia, imaginábamos poder observar el interior de nuestro cuerpo cerrando los ojos. Sin embargo, en realidad, hemos estado observando una parte de nuestro ojo todo el tiempo sin saberlo.
Al mirar el cielo azul o un fondo blanco brillante, estos pequeños entes flotantes que aparecen, revelan el recorrido de los glóbulos blancos y así, también vemos células dentro de nuestro cuerpo que viajan por el torrente sanguíneo.
En la danza de puntos y figuras que constituyen este espectáculo interno, se destaca la importancia de diferenciar entre la maravilla biológica y las señales de posibles problemas oculares. La visión, esa ventana al mundo, nos permite presenciar no solo la luz del exterior, sino también los misteriosos movimientos que ocurren dentro de nosotros mismos.