Cada familia es diferente, y como tal, cada cuál tiene su estilo de crianza. Uno de los aspectos que para muchos puede pasar inadvertido es el cambio en los patrones de sueño con la llegada de un bebé, pero en muchas ocasiones las necesidades de un bebé sumado a los horarios de alimentación pueden volver la crianza un trabajo extenuante, es por ello que muchos padres han optado por practicar el colecho, ¿sabes en qué consiste?, te explicamos.
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El colecho es nada más y nada menos que la práctica de dormir con el bebé en la misma cama o en una cuna adyacente. Pues bien, esta actividad que pareciera tan simple ha generado debate en torno a su impacto en el desarrollo infantil. Aunque algunos padres lo ven como algo muy normal otros tienen dudas sobre sus posibles consecuencias, pero, sabías que hay estudios que indican que esta práctica tiene varios beneficios en el desarrollo emocional, físico y cognitivo del bebé, siempre y cuando se realice de manera segura.
¿Cuáles son los beneficios del colecho?
Fomento del apego seguro:
El colecho puede fortalecer el vínculo emocional entre el bebé y sus padres. La cercanía física durante la noche le permite al bebé sentirse seguro, lo que fomenta un apego seguro. Este tipo de apego es importantísimo para el desarrollo emocional del niño, ya que les brinda la confianza necesaria para explorar su entorno de manera independiente a medida que crecen.
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Regulación del sueño
Dormir cerca de los padres ayuda a que los patrones de sueño del bebé se sincronicen con los de los adultos. Esto puede resultar en un sueño más tranquilo para el bebé, ya que el sonido de la respiración y los latidos del corazón de los padres tienen un efecto calmante. Los despertares nocturnos pueden disminuir, lo que mejora el descanso tanto para el bebé como para los padres.
Facilita la lactancia materna
El colecho hace que sea más fácil para las madres amamantar durante la noche. Al tener al bebé cerca, las tomas nocturnas pueden hacerse de forma más rápida y menos disruptiva, lo que beneficia tanto a la madre como al bebé. Esto también puede contribuir a la producción de leche y a una lactancia materna más prolongada, lo que es beneficioso para la salud del bebé.
Promueve el desarrollo cognitivo
Se ha observado que los bebés que practican el colecho con sus padres tienden a tener una mejor regulación del estrés y ansiedad. La seguridad que sienten durante la noche les permite concentrarse en el desarrollo cognitivo durante el día, lo que puede llevar a un mejor rendimiento en actividades de exploración y aprendizaje.
Reducción del riesgo de muerte súbita
Cuando se practica de manera segura, el colecho ha sido vinculado a una menor incidencia de la muerte súbita del lactante (SMSL). Al estar en contacto cercano, los padres pueden monitorear más fácilmente la respiración y el bienestar del bebé. Sin embargo, es indispensable seguir las recomendaciones de seguridad, como evitar mantas sueltas, superficies blandas, y asegurarse de que el bebé duerma boca arriba.
Mejora del bienestar emocional de los padres
El colecho también puede tener un impacto positivo en la salud emocional de los padres. Saber que el bebé está seguro y cerca puede reducir la ansiedad parental. Además, el contacto nocturno fomenta la producción de oxitocina, la hormona del amor, que ayuda a los padres a sentirse más conectados con su bebé y entre ellos.
Fomenta una mayor empatía
Los bebés que crecen practicando el colecho tienden a desarrollar una mayor empatía y sensibilidad hacia los demás. Al estar en contacto constante con los ritmos y emociones de sus padres, aprenden a interpretar señales emocionales desde una edad temprana, lo que puede influir en su capacidad para relacionarse con otros en el futuro.
Reducción del llanto nocturno
El colecho puede reducir el llanto nocturno, ya que el bebé tiene acceso inmediato a la presencia tranquilizadora de sus padres. Esto no solo favorece una noche más tranquila, sino que también permite que el bebé desarrolle una relación positiva con el sueño, reduciendo la asociación del sueño con estrés o abandono.
Estímulo para el desarrollo físico y regulación de emociones
El contacto piel con piel que se da durante el colecho estimula el sistema nervioso del bebé, lo que puede promover el desarrollo físico. Además, el colecho facilita una mayor interacción entre el bebé y los padres, lo que también contribuye a la estimulación sensorial.
Los bebés que practican colecho aprenden a autorregularse mejor. La cercanía con los padres les permite modelar sus respuestas emocionales ante situaciones de estrés o incomodidad. A largo plazo, esto puede traducirse en una mejor capacidad para enfrentar desafíos emocionales de manera autónoma.
Mayor conocimiento de las necesidades del bebé
El colecho permite que los padres conozcan mejor las señales de su bebé, como cambios en el ritmo de la respiración o pequeños movimientos que podrían indicar incomodidad o hambre. Esta cercanía facilita una respuesta más rápida y adecuada a las necesidades del bebé, lo que refuerza el vínculo entre ambos.
Seguridad y conexión familiar
Finalmente, el colecho puede ser una práctica que refuerza la unidad familiar. En muchas culturas, dormir junto al bebé es una tradición que promueve la interdependencia y la cercanía familiar. Además, dormir en un espacio compartido permite que tanto el bebé como los padres se sientan más seguros, contribuyendo a un entorno familiar más armonioso.
Aunque el colecho requiere atención a las medidas de seguridad, sus beneficios para el desarrollo del bebé son notables. Desde el apego emocional hasta la estimulación física, esta práctica puede ofrecer un apoyo integral al crecimiento saludable del niño. Como siempre, es importante que los padres tomen decisiones informadas y consideren lo que mejor funcione para su familia.