Con la llegada del invierno, se despiertan las temidas enfermedades típicas de la temporada, tales como gripes, tos y resfriados, afectando a un gran número de personas. Este fenómeno no es simplemente una coincidencia climática, sino que tiene explicaciones científicas que revelan por qué las infecciones respiratorias son más comunes durante esta estación.
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En primer lugar, la exposición prolongada a bajas temperaturas contribuye a debilitar nuestro sistema inmunológico. La respuesta defensiva del cuerpo se ve comprometida, haciendo que seamos más susceptibles a virus y bacterias. Además, en invierno tendemos a pasar más tiempo en espacios cerrados, facilitando la propagación de enfermedades a través de gotitas respiratorias.
Las infecciones respiratorias comunes en invierno son causadas principalmente por virus, siendo el virus de la gripe uno de los más predominantes. Este se propaga fácilmente de persona a persona, lo que explica la rápida propagación de la enfermedad en lugares concurridos.
La estructura de los virus, especialmente en climas fríos, se vuelve más estable, lo que favorece su supervivencia y transmisión. La capa externa protectora de algunos virus puede volverse más resistente en temperaturas más bajas, facilitando su permanencia en superficies y su transmisión de persona a persona de manera más eficaz.
La sequedad del aire invernal también juega un papel crucial en la propagación de infecciones. La mucosa de nuestras vías respiratorias se reseca, volviéndose menos efectiva para atrapar y eliminar partículas infecciosas. Esto crea un ambiente propicio para la proliferación de virus y su entrada en nuestro organismo.
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La falta de luz solar durante el invierno también puede afectar negativamente nuestra salud. La vitamina D, que obtenemos principalmente de la exposición al sol, desempeña un papel clave en el fortalecimiento del sistema inmunológico. La deficiencia de esta vitamina puede hacer que seamos más propensos a contraer enfermedades.
¿Cómo puedo prevenir estas enfermedades?
Para prevenir estas enfermedades, se recomienda tomar medidas preventivas, como lavarse las manos regularmente, evitar el contacto cercano con personas enfermas, mantener una buena hidratación y asegurarse de recibir suficiente vitamina D. Además, la vacunación contra la gripe e influenza estacional es una estrategia eficaz para reducir la propagación de la enfermedad.
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El uso de mascarillas también se ha vuelto crucial en la prevención de enfermedades respiratorias, especialmente en entornos con alta densidad de personas. Las mascarillas no solo protegen al usuario, sino que también ayudan a prevenir la propagación de virus a otras personas.
Los cambios en la dieta pueden ser beneficiosos para fortalecer el sistema inmunológico durante el invierno. Consumir alimentos ricos en nutrientes, como frutas, verduras y alimentos ricos en vitamina C, puede ayudar a mantener la salud y prevenir infecciones.
La práctica regular de ejercicio físico también contribuye a fortalecer el sistema inmunológico, reduciendo el riesgo de enfermedades invernales. Mantenerse activo durante la temporada fría es esencial para mejorar la salud general y la capacidad del cuerpo para combatir infecciones.
En resumen, las razones detrás de las enfermedades típicas de invierno son diversas, desde factores climáticos hasta comportamientos sociales. Sin embargo, adoptar hábitos saludables, mantener una buena higiene, buscar la vacunación y comprender la estabilidad estructural de los virus en climas fríos son pasos fundamentales para prevenir estas enfermedades y disfrutar de un invierno más saludable.