Los frijoles son un alimento nutritivo y delicioso, pero su reputación por causar gases puede hacer que algunas personas los eviten. Sin embargo, con algunos trucos en la cocina, es posible disfrutar de este alimento sin las incómodas consecuencias. Aquí te presentamos algunos consejos sobre cómo cocer los frijoles para reducir la producción de gases.
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Trucos en la cocción
Primero, es fundamental el remojo previo de los frijoles secos. Este proceso ayuda a eliminar parte de los oligosacáridos, los carbohidratos complejos responsables de la formación de gases. Remoja los frijoles en abundante agua durante 8 a 12 horas, o incluso durante toda la noche. Al finalizar, desecha el agua de remojo y enjuaga los frijoles con agua fresca antes de cocinarlos.
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La cocción adecuada es el siguiente paso crucial. Coloca los frijoles en una olla grande con agua fresca, asegurándote de que estén completamente sumergidos. Lleva el agua a ebullición y luego reduce el fuego para que los frijoles se cocinen a fuego lento. Este método ayuda a descomponer los oligosacáridos de manera más efectiva. Cocina los frijoles hasta que estén tiernos, lo que generalmente toma entre 1 y 2 horas, dependiendo del tipo de frijol.
Ingredientes que reducen gases
Agregar ciertos ingredientes durante la cocción puede también ayudar a reducir los gases. Ingredientes como el jengibre, el comino, el hinojo, el epazote o una hoja de laurel pueden añadirse al agua de cocción. Estos ingredientes son conocidos por sus propiedades carminativas, que ayudan a reducir la formación de gases en el intestino.
El uso de bicarbonato de sodio es otro truco efectivo. Agregar una pequeña cantidad de bicarbonato de sodio al agua de remojo o de cocción puede ayudar a neutralizar los oligosacáridos. Sin embargo, se debe tener cuidado de no usar demasiado, ya que puede afectar el sabor y la textura de los frijoles.
Las enzimas digestivas, como la alfa-galactosidasa, pueden ser una solución práctica para aquellos que experimentan problemas persistentes con los frijoles. Estas enzimas están disponibles en forma de suplementos y pueden tomarse antes de consumir frijoles para ayudar a descomponer los oligosacáridos en el intestino delgado.
Otra estrategia es introducir los frijoles gradualmente en la dieta. Si no estás acostumbrado a comer frijoles regularmente, comienza con pequeñas porciones y aumenta gradualmente la cantidad. Esto permite que tu sistema digestivo se adapte y puede reducir la producción de gases a largo plazo.
Finalmente, es importante recordar que cada persona es diferente, y lo que funciona para uno puede no funcionar para otro. Experimenta con estos métodos y encuentra la combinación que mejor funcione para ti. Con un poco de paciencia y práctica, podrás disfrutar de los frijoles sin preocuparte por los gases.
En resumen, los frijoles no tienen por qué ser sinónimo de incomodidad. Con algunos ajustes en la preparación y la cocción, puedes disfrutar de todos los beneficios nutricionales de este alimento sin las consecuencias indeseadas. ¡Bon appétit!