Aunque no lo creas, la ciudad de Parral producía sus propios billetes a finales del siglo XIX, en plena etapa del Porfiriato. Se trataba de una institución bancaria privada que emitía billetes impresos por The Homer Lee Bank Note Company de Nueva York; no obstante, debido a la situación económica vivida en la época, estuvo en funcionamiento por muy poco tiempo y hoy en día es sumamente difícil encontrar uno de los billetes que ahí se emitían, ¿conoces su historia?
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¿Cómo surgió el Banco de Parral?
El Banco de Hidalgo del Parral aparentemente fue establecido allí como un banco privado alrededor de 1880 por un grupo dirigido por Samuel Miller. Recibió la aprobación oficial y la autorización para emitir notas el 4 de enero de 1883.
La primera autorización fue por 300 mil pesos en billetes de 25 centavos, 50 centavos y de un peso pagaderos en moneda corriente o en pesos plata, al 8% de descuento.
Los pagarés que se emitieran debían llevar el sello del Administrador General de Rentas y estar garantizados por hipotecas sobre la propiedad. El banco debía comenzar a operar dentro de los seis meses siguientes a la fecha de la concesión para que ésta fuera válida.
Hay una notable falta de referencias a los billetes del banco. Por ejemplo, el 18 de abril de 1884, el Tesorero Municipal escribió al consejo local que algunas empresas querían pagar sus impuestos no en monedas de cobre, que no tenían, sino en billetes de banco.
Dado que los billetes conocidos del Banco de Hidalgo del Parral están en pesos fuertes y son pagaderos en Parral, parecería que la mayoría de los billetes en circulación (de curso legal); es decir, moneda de cobre o plata con un 8% de descuento (en moneda corriente ó en pesos fuertes al 8 por ciento de cambio) eran de los otros bancos chihuahuenses (o del Banco Nacional de México).
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La crisis del níquel en 1884
El 25 de abril de 1884 el entonces presidente municipal, Anastasio Porras, escribió al Gobernador sobre los problemas ocasionados por la falta de cambio, consecuencia del retiro de la acuñación de cobre y la negativa del público a aceptar la nueva acuñación de níquel. De modo que, para el 30 de abril, siguiendo el precedente establecido en Chihuahua, se autorizó al Banco de Parral para emitir cinco mil pesos en billetes de un centavo, cinco centavos y 10 centavos, tomando precauciones para que no fueran falsificados.
En una reunión celebrada el 2 de mayo, el consejo local discutió la respuesta del Gobernador. A lo que Anastasio Porras dijo que, como el único banco de la ciudad era el de Samuel Miller, necesitaban hablar con él y se suspendió la reunión mientras que dos miembros fueron a preguntarle, pero regresaron diciendo que habían encontrado el banco cerrado.
En la reunión del 9 de mayo, Porras informó que había acordado con Miller que el banco emitiera cinco mil pesos en billetes de un centavo, cinco centavos y centavos.
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El conflicto se agrava poco a poco
Sin embargo, el 28 de junio, Porras informó a Chihuahua que estaban en un verdadero conflicto por la falta de monedas pequeñas y el desprestigio completo de los billetes y que necesitaban desesperadamente los billetes de Miller y, de ser posible, tres o cuatro mil pesos en las antiguas monedas de cobre.
Por lo que, en los días siguientes, Porras repitió su petición y el 6 de julio escribió con una explicación más completa. Los billetes estaban en descrédito porque las agencias solo los cambiaban en cantidades superiores a un peso, y luego con un descuento del 9 3/8 % por plata (pesos fuertes) cuando la tasa debería ser del 8%.
Los trabajadores pobres se vieron obligados a comprar más de lo que necesitaban porque solo tenían billetes y no había cambio. Reiteró su llamado al gobierno para reemitir algunas monedas de cobre previamente amortizadas y para los billetes de 5 y 10 centavos en el Banco de Parral.
Entonces parece que se tomaron medidas para preparar billetes de 5 centavos y 10 centavos pero que, por alguna razón, nunca se pusieron en circulación. Ciertamente ningún ejemplar parece haber sobrevivido.
Cierre definitivo del Banco de Parral en 1888
Cabe mencionar que el Banco de Parral fue siempre muy pequeño, hasta insignificante, al grado de que en Las Memorias de Hacienda de 1884 y 1885, el gobierno federal informó que no tenía noticia oficial de los derechos y funciones del banco.
Fue así que, para el 13 de octubre de 1888, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público declaró que, al no poder ajustarse el banco a la legislación bancaria, su existencia era ilegal y le dio seis meses para reclamar todos sus pagarés.
Los directores del banco tuvieron que producir una lista de los billetes en circulación dentro de dos semanas y hacer anuncios públicos de su intención de retirar sus billetes. Luego tenían que entregar un informe semanal a la Secretaría de Hacienda con el número de billetes cancelados; ya para ese momento, el banco tenía varias millas de pesos en circulación.