Para comprender la importancia y significado de las rebeliones rurales como efecto de las crisis sociales provocadas por el porfiriato, se debe tener como referencia uno de los hechos históricos más sobresalientes del estado de Chihuahua, como lo fue el del pueblo heroico de Tomochi hace 132 años.
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Así, las rebeliones rurales de finales del siglo XIX abrieron la brecha para expresar el agobio ante los gobiernos locales, a las comunidades rurales les disgustaba tener un jefe político o un cobrador de impuestos y fue así que dieron muestra de su descontento con la crisis social provocada por el porfiriato en el estado de Chihuahua.
Uno de los ejemplos más claros de esa estabilidad fue visible en esta comunidad del municipio de Guerrero: Tomochi. A partir de 1891 los habitantes del poblado se levantaron contra las autoridades del gobierno porfirista, debido a los abusos de los caciques Reyes Domínguez y Joaquín Chávez, el robo de sus tierras, además de las críticas por sus creencias hacia Teresa Urrea, la Santa de Cabora y al Cristo de Chopeque.
Enfrentamientos contra el porfirismo
En los primeros días del mes de diciembre de 1891 el gobierno de Porfirio Díaz envió al ejército a la comunidad de Tomochi para controlar la rebelión. Datos históricos asientan que durante una primera batalla los habitantes huyeron a la sierra para protegerse y acudieron al rancho de Teresa Urrea para que les orientara respecto a cómo actuar.
Tras estos eventos, el 2 de septiembre de 1892 el general José María Rangel atacó a los tomochitecos, quienes lograron derrotar al ejército. Sin embargo, en octubre del mismo año se suscitó de nueva cuenta otra batalla entre ambos grupos; pero el resultado acabó con el triunfo de las tropas del gobierno porfirista y la derrota de los tomochitecos de forma violenta y cruel, narran algunos cronistas.
Tomando en cuenta datos de la historia oficial, el origen del conflicto data de finales del año 1891 cuando un convoy de la compañía británica Pinos Altos transportaba cerca de 45 mil pesos de plata y fue asaltado por pobladores de Tomochi. Las autoridades excluyeron al pueblo de la ruta comercial provocando con ello una situación económica difícil para los pequeños negocios familiares y la contratación de trabajadores en las minas cercanas.
De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, el primer ataque contra los indios fue consumado por el ejército porfirista en diciembre de 1891. Narra que se produjeron varios combates en la región y el número de muertos se multiplicó.
Se cuenta que el “trofeo” de las tropas constó de 43 mujeres y 71 niños que fueron tomados como prisioneros. Este episodio resulta ser más conocido porque uno de los militares que participaron en el asedio contra el pueblo, Heriberto Frías, dio a conocer los excesos que se cometieron mediante un relato que publicó en el periódico liberal El Demócrata y que más tarde se tituló en un libro como “Tomochi”. El libro de Heriberto Frías se convirtió en un referente del tema con el transcurrir de los años por su prosa realista.
Lo anterior sucedió el 20 de octubre de 1892 cuando poco más de mil soldados arribaron al pueblo de Tomochi, las tropas ocuparon el Cerro de la Cueva para atacar a los integrantes de la comunidad, quienes se refugiaron en la iglesia y en un par de casas. Entre el 25 y 26 de octubre la milicia venció a la resistencia; apresó a las 43 mujeres y 71 niños que ya mencionamos y que serían los únicos sobrevivientes. Sin embargo, tres días después los heridos serían fusilados, entre ellos se encontraba el líder Cruz Chávez.
Hay frases célebres que se volvieron el reflejo del porfiriano y que se proclamaron como “orden y progreso” o la que demandaba “poca política y mucha administración”. Para evitar cualquier movimiento social o político que alterara la famosa “paz porfiriana” se utilizaron métodos represivos como ocurrió precisamente durante la rebelión de Tomochi.
Testimonios de la época cuentan que los militares que se encontraban acuartelados en la sierra de Chihuahua acostumbraban abusar de los nativos de muy diversas maneras. Ante esto, los pobladores se rebelaron desobedeciendo y los soldados difundieron que “los indios pretendían levantarse en armas contra el gobierno dirigidos, precisamente, por Teresa Urrea conocida como “la santa de Cabora”.
Tomochi, visto desde diferentes ángulos
El tema se ha visto desde diversos puntos de vista. Los registros sobre Tomochi plantean diferentes interpretaciones como el de la prensa oficial de la época que afirman que tergiversó el hecho clasificando a los pobladores como “indígenas rebeldes” a raíz de su fanatismo religioso provocado por Teresa Urrea, “la Santa de Cabora”, por lo que la participación del ejército estaba “justificada” para restablecer el orden.
Por otro lado, está precisamente, la versión de Heriberto Frías respecto al trágico suceso y que en los siguientes años escribiría la novela “Tomochi”, un relato escrito con el propósito de denunciar los excesos de las tropas porfiristas contra la población. Esta obra fue entregada entre marzo y abril de 1892.
El 25 de octubre de 2011 el Congreso del Estado de Chihuahua otorgó el título de Pueblo Heroico a Tomochi. Actualmente hay una estatua que rememora el conflicto como símbolo de identidad. Recordar ese episodio de la historia es honrar a quienes pelearon contra la injusticia social durante la época del porfiriato.