Las poblaciones indígenas dejan en las tierras que habitan su cultura, su conocimiento y en ocasiones dejan la prueba física de su paso por las regiones que habitaron, este es el caso de la Cueva de las Monas, donde podemos encontrar pinturas rupestres que muchos atribuyen a evidencia de gigantes en Chihuahua.
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En Chihuahua existen más de 120 lugares arqueológicos que contienen este tipo de pinturas, que se crearon cerca del año 1100 a.C., la Cueva de las Monas es un ejemplo especial de este tipo, pues contienen diferentes imágenes que recrean el entorno que vivían las culturas, así como diferentes periodos de la historia.
Las cueva fue encontrada en la década de 1980 y por el interés del público tuvieron que adaptar senderos y barandales para llegar a ella, tras esto fue declarada por la UNESCO como patrimonio de la humanidad, actualmente protegida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Las pinturas se le atribuyen a dos grupos indígenas, Los Conchos y los Rarámuris, siendo estos últimos los responsables de la gran mayoría de estas, aunque se cree aquí, llegaban varios cazadores de diferentes tribus haciendo de estas obras algo colectivo, con imágenes realizadas desde los años 500 d.c, del siglo XIII y del XIX durante la época colonial.
Ubicada en el kilómetro 36 de la Carretera a Juárez, la cueva contiene un total de 12 conjuntos de pinturas, por muchas personas son consideradas como la evidencia de la existencia de los Ganoko, Gigantes que habitaban los territorios de Chihuahua y comen niños rarámuris.
Según la leyenda de las culturas rarámuris transmitida por tradición oral, los Ganokos, tan altos como las montañas de la Sierra que habitaban antes de que Onorúame (dios principal), creara a los humanos a partir del maíz y del aliento del ser divino, por petición de Rayénari y Metzaka (Sol y Luna).
Los gigantes, aún a pesar de convivir con los humanos, aterrorizan a las tribus rarámuris, pues se emborrachaban, causaban destrozos y hasta se comían niños, hasta que los indígenas se hartaron y decidieron acabar con ellos envenenandolos.
La cueva de las Monas sería la confirmación o por lo menos una forma más de relatar esta historia, por su increíble valor histórico han sido restauradas por el INAH Chihuahua, pues además de ser atractivas de ver son una herramienta importante para poder conocer el funcionamiento de los procesos y vida social que había en aquellos entonces.