Cuando una persona fallece sin dejar un testamento, se dice que muere intestada o sin testamento. En estos casos, la distribución de sus bienes no se realiza de acuerdo a sus deseos, sino que sigue las normas establecidas por la legislación vigente en el lugar donde residía. Estas leyes de sucesión intestada varían de un país a otro y están diseñadas para determinar cómo se distribuirán los bienes entre los herederos legales.
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En general, los herederos legales incluyen a los familiares más cercanos del difunto, como el cónyuge, los hijos y, en su ausencia, los padres, hermanos y otros parientes. En la mayoría de las jurisdicciones, los hijos y el cónyuge del fallecido suelen tener prioridad en la sucesión. Esto significa que, si una persona fallece sin testamento, sus bienes se dividirán primero entre estos familiares cercanos, según lo establecido por la ley.
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El proceso de sucesión intestada puede ser largo y complejo. En muchos casos, los bienes del difunto deben pasar por un proceso legal conocido como "proceso de sucesión" o "proceso de herencia". Durante este proceso, un tribunal determina quiénes son los herederos legales y cómo se deben distribuir los bienes. Esto puede llevar tiempo y generar costos significativos en términos de honorarios legales y otros gastos asociados.
Dejar bienes sin testamento podría ocasionar peleas familiares
Otra complicación que puede surgir en la sucesión intestada es la posibilidad de disputas familiares. Cuando no hay un testamento claro que especifique las intenciones del fallecido, los familiares pueden no estar de acuerdo sobre quién debería recibir qué. Estas disputas pueden llevar a conflictos prolongados y, en algunos casos, a la ruptura de relaciones familiares.
Además, la falta de un testamento puede resultar en una distribución de bienes que no refleje los deseos del difunto. Por ejemplo, si alguien quería dejar una parte significativa de su patrimonio a una organización benéfica o a un amigo cercano, esto no se llevará a cabo si no hay un testamento que lo indique claramente. La ley solo tiene en cuenta a los herederos legales, no a los deseos expresados verbalmente o de manera informal.
En algunos casos, si no se identifican herederos legales, los bienes del difunto pueden pasar al estado. Esto se conoce como "escheat" y significa que el gobierno local o estatal se queda con los bienes porque no hay nadie más que pueda reclamarlos. Este es un resultado que la mayoría de las personas querría evitar, ya que significa que su patrimonio no se utilizará de la manera que ellos habrían deseado.
¿Qué es un testamento?
Para evitar estos problemas, es fundamental que las personas consideren la posibilidad de redactar un testamento. Un testamento es un documento legal que especifica cómo una persona quiere que se distribuyan sus bienes después de su muerte. Redactar un testamento puede garantizar que sus deseos se cumplan y reducir la posibilidad de conflictos familiares y procesos legales costosos.
Morir sin dejar un testamento puede resultar en una distribución de bienes que no refleje los deseos del difunto, así como en posibles conflictos familiares y procesos legales complicados. Por lo tanto, es aconsejable que todos consideren la importancia de planificar su sucesión y redactar un testamento para asegurarse de que sus bienes se distribuyan según sus deseos.