Cuando compras neumáticos nuevos, uno de los detalles que más te puede llamar la atención son los pequeños "pelos" de goma que recubren su superficie. Estos filamentos han sido objeto de curiosidad y especulación durante años, dando lugar a múltiples teorías y mitos sobre su supuesta funcionalidad en la tracción, la distribución de la presión y la reducción del ruido. Sin embargo, la realidad detrás de estos pelillos es mucho más simple y menos funcional de lo que muchos podrían pensar.
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Mitos comunes sobre los "pelos" de los neumáticos
Existen varios mitos populares acerca de estos pequeños filamentos:
- Mejora de la tracción: Algunos creen que estos pelos mejoran la tracción en superficies mojadas. Esto no es cierto.
- Distribución de la presión: Otra creencia es que ayudan a distribuir la presión de manera uniforme en la banda de rodadura, lo cual tampoco es correcto.
- Reducción del ruido: Hay quienes piensan que los pelillos ayudan a reducir el ruido del neumático en contacto con el pavimento, pero esto también es falso.
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La verdadera razón detrás de los "pelos" de los neumáticos
Los pelillos no cumplen ninguna función en la conducción del vehículo. Su presencia es el resultado del proceso de fabricación de los neumáticos. Durante este proceso, el caucho líquido se inyecta en moldes específicos que dan forma al neumático. Para evitar la formación de burbujas de aire que podrían comprometer la integridad del neumático, los moldes están equipados con pequeños orificios de ventilación. El exceso de caucho que sale a través de estos orificios forma los pelillos.
Significado práctico de los pelillos
Aunque estos pelillos no tienen un propósito funcional, pueden ser un indicativo visual de que un neumático es nuevo, ya que se desprenden con el uso. Sin embargo, algunos propietarios o vendedores de neumáticos pueden optar por eliminarlos por razones estéticas, lo que significa que su presencia no es un indicador definitivo de novedad.
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Cuidado y mantenimiento de los neumáticos
Más allá de los pelillos, es fundamental prestar atención al estado general de los neumáticos para garantizar la seguridad. Señales como desgaste desigual, cortes, protuberancias o deformidades indican que es hora de considerar un reemplazo. Además, los neumáticos tienen una fecha de fabricación impresa en el lateral, y se recomienda reemplazarlos cada seis años, independientemente de su apariencia, debido al envejecimiento del caucho. En condiciones extremas, puede ser necesario cambiarlos con mayor frecuencia.
En resumen, los pequeños "pelos" que encontramos en los neumáticos nuevos no tienen una función específica en la mejora del rendimiento o la seguridad del vehículo. Estos filamentos son simplemente un subproducto del proceso de fabricación, diseñados para evitar la formación de burbujas de aire durante el moldeo del neumático. Aunque pueden servir como un indicativo visual de que un neumático es nuevo, su presencia no debe influir en nuestras decisiones sobre el mantenimiento y reemplazo de las llantas.
Para asegurar una conducción segura y eficiente, es crucial prestar atención a los signos de desgaste y adherirse a las recomendaciones de cambio basadas en la edad y el estado general de los neumáticos. La verdadera seguridad en la carretera proviene de un cuidado y mantenimiento adecuado, no de la presencia de estos pequeños pelillos.