¿Sabías que los humanos no somos la única especie que puede experimentar un estado de embriaguez? Existen ciertas aves, como los pájaros alas de cera, que pueden emborracharse al consumir frutas y bayas fermentadas, especialmente durante el invierno, cuando las fuentes de alimento son limitadas. Estos pequeños seres alados encuentran en las frutas su principal sustento, pero algunas de estas frutas, al fermentarse, producen etanol, lo que puede provocar comportamientos curiosos y hasta chistosos en las aves. Este fenómeno ha sido registrado y documentado por diversos investigadores y observadores de la vida silvestre en varios países, especialmente en Norteamérica.
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Los pájaros alas de cera, conocidos científicamente como Bombycilla, son aves pertenecientes a la familia Bombycillidae. Este género incluye tres especies principales: el ampelis americano (Bombycilla cedrorum), el ampelis europeo (Bombycilla garrulus) y el ampelis japonés (Bombycilla japonica). Estas aves se distinguen por su comportamiento social y sus hábitos alimenticios y también por su apariencia, ya que poseen plumas en las alas que parecen gotas de cera roja. Su hábitat natural abarca diversas regiones de América del Norte, Europa y Asia, y suelen preferir zonas boscosas donde tengan acceso a una gran variedad de frutas, su alimento predilecto.
Durante el invierno, las frutas que consumen estas aves experimentan un proceso de fermentación natural debido a las bajas temperaturas y la congelación, que se deshiela al llegar la primavera. Este proceso convierte los azúcares de las frutas en alcohol, y al consumirlas, los pájaros alas de cera pueden terminar embriagados. Esta peculiaridad ha captado la atención de muchas personas, ya que es común ver a estas aves actuando de forma desorientada, con dificultades para volar en línea recta o incluso cayendo al suelo. En algunas ocasiones, las personas que las encuentran las llevan a lugares seguros hasta que “recuperen la sobriedad”.
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Una de las especies más populares de esta familia es el ampelis americano, un ave migratoria que suele desplazarse hacia el Valle de México en invierno. Según la Sociedad Mexicana de Historia Natural, el ampelis americano se alimenta de una amplia variedad de frutos, de los cuales solo consume la parte carnosa, mientras que desecha la piel y las semillas. Esta ave es famosa por su ingeniosa estrategia de alimentación en grupo: cuando solo uno de ellos puede alcanzar las bayas en la punta de una rama, la bandada se alinea y se pasan las frutas de pico en pico hasta que todos tengan su parte.
Durante el resto del año, la dieta de los pájaros alas de cera también incluye insectos, los cuales son especialmente importantes durante la temporada reproductiva. Sin embargo, en invierno, cuando las frutas frescas escasean y muchas de ellas ya se han congelado y descongelado, se produce una fermentación natural. Esta transforma el contenido azucarado de las bayas en pequeñas dosis de alcohol, lo que, aunque puede parecer inofensivo, afecta de manera significativa a estas aves.
Los síntomas de embriaguez en los pájaros alas de cera pueden incluir problemas de coordinación, dificultad para mantener el equilibrio e incluso incapacidad para volar correctamente. En Estados Unidos, el Departamento de Recursos Naturales de Georgia llegó a emitir una advertencia en 2023 para que los residentes estuvieran atentos a estos pájaros, ya que muchos podrían confundirse con animales heridos o enfermos debido a su desorientación y torpeza temporal. Esta intoxicación también los hace propensos a accidentes, ya que pueden chocar contra ventanas, vehículos u otros obstáculos, lo que representa un peligro tanto para las aves como para las personas.
Además del consumo de frutas fermentadas, el ampelis americano y otras especies de aves alas de cera pueden intoxicar accidentalmente al consumir frutos de la Nandina doméstica, una planta conocida también como bambú sagrado. Aunque esta planta es decorativa y vistosa, es tóxica para muchas especies de animales, ya que contiene cianuro en sus frutos rojos. El cianuro, al ser ingerido en grandes cantidades, puede ser letal para los pájaros y otros animales, causando síntomas similares a los de la embriaguez o incluso la muerte en algunos casos.
En términos ecológicos, los pájaros alas de cera también cumplen una función importante como dispersores de semillas, ya que al consumir la pulpa de las frutas y desechar las semillas en sus excrementos, contribuyen a la propagación de plantas y árboles en su entorno. Esto, sin embargo, no evita que en algunos casos se intoxiquen, ya que en invierno las opciones son limitadas y deben recurrir a los frutos disponibles, aun cuando estos hayan fermentado.
A pesar de los riesgos, esta conducta es una estrategia de supervivencia para los pájaros alas de cera y otras aves que migran grandes distancias. Al llegar el invierno, muchas de ellas optan por desplazarse hacia regiones más cálidas, como el Valle de México, donde encuentran refugio y alimento.