En caso de andar apurado, siempre es bueno contar con un amigo dispuesto a dar "aventón" y este animalito lo sabe mejor que nadie. Se trata de un oso en el poblado de Ocampo, en Coahuila, quien se volvió famoso entre los lugareños no sólo por ser un oso amigable; sino porque está tan acostumbrado a convivir con los seres humanos, que no pierde la oportunidad de pasearse con ellos, e incluso le compran golosinas en la tiendita.
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Localizado en el estado de Coahuila, Ocampo es el municipio donde se ubica la mina "La Encantada", sitio al que decenas de trabajadores tienen que transportarse a diario para buscar el sustento en las entrañas de la tierra. Es precisamente en el trayecto hasta la mina donde surgió una historia que no tardó en viralizarse.
El protagonista es un oso negro americano (ursus americanus), que al parecer, se acostumbró a ver pasar los vehículos que entraban y salían de esta localidad minera, por lo que no la pensó dos veces para acercarse a los seres humanos con un propósito en mente, pedir un "rait" cada vez que los obreros pasaban por ahí.
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El oso se sienta todos los días en el mismo lugar para pedir "rait"
Los pobladores manifiestan que desde muy pequeño, este oso negro ha convivido con las personas y no les teme, sino que al contrario, se acerca a los humanos para pedir alimento e incluso le encantan los dulces. Por esta razón, no fue sorpresa para muchos ver que el animalito ya no sólo pedía comida a quienes transitaban por el camino a "La Encantada", sino que ahora hasta pedía aventón a los trabajadores de la mina.
El simpático mamífero lleva meses pidiendo "rite" en el mismo punto, al grado de que los trabajadores lo bautizaron como "El Oso de La Encantada", los mineros amables, lejos de asustarse con su presencia, le permiten al oso trepar en su camioneta y lo llevan al poblado todos los días, de ida y vuelta.
Los testigos aseguran que es común verlo pararse cerca de la carretera, esperar a que alguna camioneta minera se detenga y subirse en la parte de atrás, para moverse al poblado de Ocampo o de regreso a las minas.
Los mineros sacan fiado en las tienditas para darle golosinas
Como al osito le encanta comer dulces, cada vez que el vehículo pasa por la tiendita del pueblo, les pide a sus amigos humanos que le compren una golosina. Incluso, los lugareños aseguran que el oso jamás se ha mostrado agresivo con las personas, nunca atacó a nadie y todos están acostumbrados a su presencia.
Este y otros casos similares son un hermoso ejemplo de que la convivencia entre humano y naturaleza sí es posible, si bien los osos son animales salvajes , en estas localidades ya se acostumbraron a la convivencia y el respeto mutuo.