¡Orgullo de Parral! Arete, el caballo tuerto que dio el oro a México en las olimpiadas

El caballo Arete le ganó la primera medalla para México en unos Juegos Olímpicos, montado por el parralense Humberto Mariles

Gabriela Hinojos | El Sol de Parral

  · jueves 12 de mayo de 2022

Arete fue un caballo alazán nacido en Jalisco, obtuvo la medalla de oro en la categoría de salto ecuestre. Foto: Pixabay

Arete, un precioso caballo alazán tostado, montado por el Teniente Coronel, Humberto Mariles Cortés, pasó a la historia de Parral y de México al obtener la medalla de oro en unos Juegos Olímpicos; sin embargo, pocos conocen la trágica historia de este animal, quien incluso fue discriminado por la condición genética que padecía.

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Para todos quienes admiraban a este caballo por primera vez, una peculiaridad llamaba poderosamente la atención, y es que era motivo de tristeza pensar en cómo un animal con tan soberbio porte, tenía la mala fortuna de ser tuerto de su ojo izquierdo, a raíz de un problema genético; no obstante, pocos imaginaban que en su interior albergaba tal potencial, que fue merecedor del más alto honor en una justa olímpica.

Humberto Mariles Cortés y su caballo Arete, campeones en los Juegos Olímpicos de 1949. Foto: Wikipedia

Despreciado por todos, incluso por el entonces presidente, Miguel Alemán, Arete tenía prohibido participar en los Juegos Olímpicos de Londres 1948, a causa de su condición, ya se creía que sólo pondría en vergüenza a México.

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El día que un parralense desobedeció al presidente de México por un caballo

Nacido el 13 de junio de 1913 en Hidalgo del Parral, el militar de alto rango, Humberto Mariles, tenía la firme convicción de participar con su caballo en las competencias de equitación, aún cuando el animal padecía de una discapacidad, su propietario opinaba que Arete tendría todo lo necesario para triunfar.

De este modo, Mariles tomó la decisión de desobedecer al entonces presidente de México, Miguel Alemán, metiendo a Arete de manera clandestina en la cuadrilla de equinos saltadores que participarían en un torneo llevado a cabo en Roma.

Para sorpresa de todos, Arete dio un espectáculo tal, que incluso el papa Pío XII se convirtió en admirador del caballo mexicano, ante la demostración de sus virtudes. De este modo, Humbero Mariles fue abordado por el embajador mexicano Antonio Armendáriz, quien de modo tajante le ordenó regresar a México, ya que el presidente estaba muy disgustado con él.

La competencia de salto ecuestre es una de las más populares y la más usada por los jinetes de hoy en día. Foto: Pixabay

El enojo de Miguel Alemán llegó a tal nivel, que se decía que había emitido una orden de arresto contra Mariles; no obstante, el teniente hizo caso omiso de estas amenazas y tomó rumbo para Londres, sitio donde se llevaban a cabo los Juegos Olímpicos.

La medalla de oro para Mariles y su caballo Arete fue un triunfo legendario

Ya estando en tierras londinenses, jinete y caballo demostraron su valía en el estadio Webley, un 14 de agosto de 1948, donde ambos ganaron la medalla de oro en salto individual, para luego, sumar otra presea dorada en la categoría de salto por equipos, se trataba de las primeras dos medallas de oro en la historia de México, ganadas por un parralense y su caballo tuerto.

Con el triunfo en el bolsillo y la gloria alcanzada a nivel mundial, al presidente Miguel Alemán se le olvidó rápido el enojo. Todos creían que Arete, llamado así por un defecto de nacimiento en la oreja, tendría un futuro lleno de éxitos asegurados; no obstante, su desenlace fue trágico.

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La trágica y repentina muerte de Arete

Todos creían que Arete tenía una brillante carrera por delante; sin embargo, el destino le tenía preparada una mala jugada, ya que en febrero de 1952, el alazán nacido en Jalisco, fue pateado por El Cordobés, un caballo argentino con el que estaba jugando, aunque no se trató de un golpe con saña, la herida en la clavícula fue el comienzo de una larga serie de operaciones y tratamientos médicos que, a pesar de los esfuerzos, no devolverían la salud al animal.

Finalmente, los veterinarios que lo atendían, tomaron la decisión de sacrificarlo en el año 1952, sus restos fueron depositados en uno de los jardines del Centro Deportivo Olímpico Mexicano.

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“Para el general fue un golpe tremendo. Resintió su pérdida como se resiente la pérdida de un familiar cercano. Si alguien me lo preguntase, diría que Humberto nunca pudo sobreponerse a ella, simplemente porque jamás encontró a otro caballo como «Arete”, comentó Alicia Valdés, quien fuera esposa del general Humberto Mariles Cortés.