La pandemia ocasionada por el Coronavirus fue la gota que derramó el vaso para desafiar la salud mental y emocional de una gran parte de la población mundial.
Durante el tiempo del confinamiento, la incertidumbre y el miedo a contagiar a los seres queridos, la inestabilidad financiera, la soledad y sobre todo pensar en el futuro insierto, dispararon las consultas por ansiedad, estrés e insomnio.
En el año 2020, la Fundación INECO con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, señaló que la semana que inició el aislamiento obligatorio, se dispararon los síntomas de ansiedad y depresión en gran parte de la población mundial. Por otro lado, el estudio reveló que personas que no habían buscado tratamiento anteriormente mostraron signos de impacto psicológico.
Pareciera que lo peor ya pasó, sin embargo, las secuelas de la pandemia aún persisten. Es por eso que los expertos estiman que dichas secuelas causadas por la contingencia del Covid-19 podrían durar, al menos, una generación.
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Por otro lado, la revista médica The Lancet, analizó la prevalencia mundial de la depresión y los trastornos de ansiedad en 204 países, y se encontró que la salud mental disminuyó drásticamente en el año 2020, tiempo que estaba en auge la pandemia por el Coronavirus.
El estudio arrojó que las mujeres y las personas más jóvenes fueron más afectadas que los hombres y los adultos mayores.
Por su parte, la psicóloga Verónica Rial, miembro del Departamento de Terapia Cognitiva INECO, indicó "algunas emociones y sentimientos normales pueden tornarse disfuncionales. Uno puede darse cuenta de ello cuando adquieren una elevada intensidad, persisten prolongadamente en el tiempo o son muy frecuentes".
A pesar de que han pasado dos años que el Covid-19 paralizó a la humanidad, actualmente aún vivimos con los estragos de esa contingencia, si bien, ya no vivimos en un mundo con restricciones extremas, "adaptarse a la nueva normalidad" puede causar estrés o tensión, incertidumbre económica o dificultad para relacionarse con los demás.
Sin embargo, hay que tener cuidado con las situaciones que generan enojo, ansiedad, o angustia muy severa, ya que es una señal de alerta.
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¿Cuáles son las señales para acudir a terapia?
Estas son algunas señales de alerta para consultar a un experto, según la INECO:
1.- Considerar que se padece un malestar que resulta innecesario, sin sentido y creer que no debería estar ocurriendo.
2.- Notar que ese padecimiento interfiere en sus planes generando consecuencias no deseadas en su vida.
3.- Pensar que ese malestar se relaciona con aspectos psicológicos o subjetivos.
4.- Sentir que no se puede evitar con acciones voluntarias y conscientes.
5.- Vislumbrar que ciertos cambios internos modificarían el estado de cosas.
6.- Considerar que uno solo no puede y necesita ayuda de un experto.
Recuerda que no es debilidad el pedir ayuda profesional, al contrario, reconocer que necesitas ayuda psiológica te ayudará a mejorar tu entorno y como te relacionas en él.
En cuanto al tipo de terapia, existen varias a considerar, puede ser desde individual, vincular, de pareja, familiar o grupal; o si será breve, intermedia o prolongada, según los objetivos acordados entre quien consulta y el terapeuta.