La leyenda del Diablo bailando en la discoteca "Tornado" en Parral es una de esas historias que se ha mantenido viva en la memoria colectiva desde la década de los 90. Se dice que en esa época, un hombre de aspecto cautivador solía frecuentar este lugar para atraer a hombres y mujeres con su irresistible encanto. Su objetivo, sin embargo, no era simplemente pasar un buen rato, sino algo más siniestro: llevar a sus víctimas a un encuentro íntimo en el que finalmente revelaría su verdadera identidad como el mismísimo Diablo.
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Esta historia no es exclusiva de Parral. Leyendas similares han sido narradas en ciudades fronterizas como Ciudad Juárez, Tijuana y Mexicali, así como en grandes urbes como la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara. Sin embargo, la versión parralense tiene su propio toque único, y es que la leyenda que ha traspasado la barrera del tiempo de boca en boca tiene como escenario en la popular discoteca de aquel tiempo, "El Tornado", un lugar que, en sus años de auge, atraía a decenas de jóvenes que buscaban divertirse hasta altas horas de la madrugada.
La discoteca "El Tornado" estaba ubicada en la colonia Reforma, sobre el periférico sur Luis Donaldo Colosio. Era conocida por su ambiente y su música que no dejaba de sonar hasta el amanecer. Según cuentan, a partir de la medianoche, aparecía este misterioso hombre que era un visitante habitual del lugar. Su porte elegante, su mirada penetrante y su voz grave lo hacían destacar entre la multitud, y siempre lograba captar la atención de alguien. Pedía un trago en la barra —algunos dicen que era whisky, otros aseguran que tequila con refresco de toronja— y se mantenía en la penumbra, observando a quienes disfrutaban la noche.
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¿Qué es lo que cuenta la leyenda parralense?
La leyenda narra que, cuando las luces empezaban a encenderse al final de la noche, este seductor se acercaba a su presa y la invitaba a salir juntos. Siempre lograba convencerlos, llevándolos a su auto, un motel cercano o incluso a los cerros alrededor del periférico. Hasta ese momento, todo parecía una experiencia normal, pero lo que sucedía después era lo que se convertiría en la historia que todos en Parral recuerdan con temor.
Los relatos coinciden en que, tras el encuentro íntimo, el hombre comenzaba a cambiar. De manera sutil, sus ojos se volvían completamente negros y su piel adquiría una textura y color extraños. Un calor intenso inundaba el lugar y la víctima empezaba a escuchar susurros en un idioma incomprensible. Estos eran los primeros signos de que el bello desconocido era, en realidad, una manifestación del Diablo. A medida que la transformación progresaba, cuernos aparecían en su cabeza, sus pies se convertían en pezuñas y su cuerpo adoptaba una figura grotesca, acompañada de un olor insoportable.
Aterrorizadas, las víctimas describían cómo la belleza del hombre desaparecía por completo, revelando una figura demoníaca. Hipnotizados por su mirada y debilitados por el miedo, muchos aseguraban haber sentido cómo el Diablo les robaba una parte de su vitalidad, dejándolos agotados y solos al finalizar la experiencia. Cuando recobraban el conocimiento, el misterioso personaje había desaparecido, dejando tras de sí miedo y confusión.
No todos los que se encontraban con este seductor personaje llegaban a ver su verdadera forma. Algunos solo compartían un par de canciones o un beso antes de que la noche terminara. Sin embargo, los que llegaron a intimar con él afirman haber sido testigos de una transformación que los marcó de por vida. Nadie conocía su nombre ni sabía de dónde venía. Solo sabían que, cada vez que llegaba a "El Tornado", alguien caería en su trampa.
La discoteca cerró sus puertas hace algunos años, pero las historias sobre el misterioso seductor trascendieron la barrera del tiempo. La leyenda ha perdurado, alimentada por quienes aseguran haber tenido un encuentro con el Diablo en sus años de juventud. Hoy en día, se especula que este ser podría estar frecuentando otros lugares de Parral, todavía en busca de nuevas víctimas.
¿Será que en alguna noche de fiesta alguien ya cruzó miradas con él sin saber quién era realmente? ¿O tal vez la próxima vez que alguien se acerque a ofrecer un trago y una conversación agradable estará repitiendo el ciclo de seducción que el Diablo ha perfeccionado a lo largo de los años? Quizás nunca lo sabremos con certeza, pero esta leyenda sigue siendo parte de la historia de Parral, una advertencia para que no te dejes llevar por la tentación.