La capital del estado grande fue fundada hace ya 315 años, primero como San Francisco de Cuellar, luego como San Felipe el Real de Cuellar y más tarde se denominó San Felipe el Real de Chihuahua, siendo un lugar histórico, no solo por el tiempo, también por los hechos de los cuales esta ciudad ha sido escena.
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Actualmente el INAH Chihuahua enlista 142 inmuebles catalogados como monumento histórico en la ciudad capital, de lo son aproximadamente mil 147 en todo el estado, en los que resaltan la Quinta Gameros, Catedral de Chihuahua y Casa Juárez.
Sin embargo, nos remontamos aún más en el tiempo a estas construcciones primordiales en la historia de la ciudad, acercándonos a la Cruz Verde, uno de los primeros monumentos de la misma, construido en el año de 1773, 1783 o 1785 según la fuente, en lo que fue el límite de lo que después sería un urbe.
Apenas en 2016, la famosa Cruz fue destruida por un aironazo, pero fue reconstruida por personal de Mantenimiento Urbano del Municipio de Chihuahua en solo unos días.
Su origen
Para esto hay que remontarnos a los primeros años de lo que hoy conocemos como Chihuahua, con pequeños asentamientos construidos cerca de los ríos Chuviscar y Sacramento, en ese entonces se comenzó a construir en lo que hoy es el centro histórico, los primeros mercados y iglesias por su puesto fueron puestas aquí.
Óscar Viramontes, escritor de Crónicas Urbanas de Chihuahua, relató que esta fue una parada importante para los creyentes y habrían sido ellos los encargados de buscar la aprobación de las autoridades y los recursos, pues quedaba de paso para una capilla donde realizaban adoraciones a la virgen de Guadalupe, una figura importante para la cultura de nuestro país, aún más en ese entonces preindependistas.
El parque donde se ubicó quedaba sobre lo que hoy es la calle Cuauhtémoc, siendo este un oasis, pues se plantaron varios árboles y en sitio era en general cómodo en los largos caminos, además se ubicaba en un arroyo que en su momento delimitaba la ciudad.
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Después de varios años, cerca del año 1808 y al iniciar con los trabajos de la “Alameda de Guadalupe”, la glorieta de la “Cruz Verde”, llamada así por la cruz de cantera de este color que distingue este monumento, quedaría sin utilidad y sería removido y reconstruido a unos metros de su lugar original, donde hoy se encuentra en el parque Lerdo de Tejada, entre las calles Juan Aldama y Guadalupe Victoria, cerca del Cobach 1.
La leyenda
Aunque por sí solo es interesante su historia es bastante interesante, como buenos mexicanos, los chihuahuenses le agregaron un poco de picor, pues sobre esta cruz se cuentan diversas historias relacionadas con lo paranormal o hasta apariciones del mismísimo diablo.
Se cuentan diversas leyendas, se dice que 100 años antes de la construcción de esta Cruz, un viajero pondría unos maderos justo en el lugar donde años después estaría, presagiando de cierta forma la construcción, no solo del monumento, si no de la ciudad entera.
Por otro lado, se dice que en los primeros años de la Villa de Chihuahua, “indios” y apaches de la época que entraban en conflicto con comerciantes que incluso venían desde la Sierra Tarahumara, los mataban y los dejaban colgados en esta cruz.
Otros mitos cuentan que al pasar por este lugar se veían cosas paranormales, como espíritus o según el Centro de Archivo y Patrimonio Histórico De Chihuahua cuenta que existía una familia rica de mineros cuyo único hijo, Diego, era un joven arrogante y problemático.
Malcriado por sus padres, Diego se dedicaba a fiestas desenfrenadas y deshonraba a las jóvenes del pueblo. Un día, durante una de sus juergas con amigos, cerca del puente de la Calzada de Guadalupe, apareció un pavo misterioso. Diego intentó atraparlo, pero el ave lo condujo a un lugar remoto donde, de repente, formó un remolino que lo envolvió y lo desapareció.
Al día siguiente, el padre de Diego, alarmado por la desaparición de su hijo, organizó una búsqueda. Junto con gendarmes y los amigos de Diego, siguió el rastro dejado por la extraña fuerza hasta que encontraron los restos del joven en un barranco.
La comunidad interpretó estos eventos como un castigo divino por la mala vida de Diego, y comenzaron a escucharse lamentos fantasmales en la zona cada jueves, recordando los gritos del joven al desaparecer.
La leyenda dice que, tras la expulsión de los jesuitas en 1767, los lamentos se intensificaron, lo que llevó al Ayuntamiento a construir la Cruz Verde en 1773. Se cuenta que el propio padre de Diego, movido por el remordimiento por no haber sabido educar a su hijo, fue quien financió la construcción del monumento, buscando redimir su culpa.
Es por estas leyendas que popularmente se dice que en esta cruz se aparecía el diablo, sin embargo, como muchas otras historias, esto no está comprobado.
Nota original en El Heraldo de Chihuahua