Entre los miles de personas que combatieron por nuestro país durante la Revolución Mexicana, se encuentran muchos de procedencia extranjera, que, por uno u otro motivo, pese a no haber nacido en México, lograron desempeñar un papel decisivo en el desarrollo de la historia. Uno de ellos es un hombre de origen japonés, apodado como “El samurái de la Revolución".
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Nacido en Fukoka, Japón, el 02 de diciembre de 1889, Kingo Nonaka emigró a territorio mexicano en 1906, cuando contaba con apenas 16 años de edad. Acompañado únicamente por su tío y su hermano mayor, el japonés se convirtió en toda una leyenda revolucionaria.
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Llegó a México en busca del "Sueño Americano"
Su primera parada en México en el estado de Chiapas, donde trabajaron por un tiempo en las plantaciones de café; no obstante, su meta era seguir hacia el norte y llegar a los Estados Unidos, en busca del tan anhelado “Sueño Americano”; sin embargo, el destino tenía otros planes para Kingo Nonaka.
Tras una larga travesía siguiendo las vías del tren, el joven Kingo y sus familiares consiguieron llegar hasta Ciudad Juárez, Chihuahua, donde, incapaz de cruzar al país vecino por ser menor de edad, fue adoptado por una mujer llamada Bibiana Cardón.
Resguardado por la mujer, aprendió a hablar español y recibió educación, así como una nueva identidad, con el nombre de José Genaro. Con ello, obtuvo legalmente la nacionalidad mexicana.
Educado como hijo de Bibiana, José Genaro cursó la carrera de enfermería y consiguió trabajo en un hospital de Ciudad Juárez, lo que el joven no sabía, era que la vida le tenía preparada otra sorpresa en el año 1911, cuando tomó sus vacaciones en la ciudad de Casas Grandes.
Nonaka se une al ejército Maderista
Cerca del sitio donde vacacionaba el enfermero japonés, habían comenzado los enfrentamientos armados de la Revolución, bajo órdenes de Francisco I. Madero. Se dice que Madero planeaba un ataque contra el coronel Agustín Valdés, pero siendo repelido, el líder revolucionario recibió heridas considerables, viéndose en la necesidad de pedir ayuda médica de inmediato.
Como ya en ese entonces, Nonaka contaba con una buena reputación entre sus pacientes, se corrió la voz, y pronto fue llamado para atender a Madero. Fue a partir de ese entonces que se convirtió en el enfermero oficial de los grupos maderistas, ganando el apodo de “El samurái de la Revolución Mexicana”, por su nacionalidad japonesa y sus habilidades en batalla.
Poco después, en 1913, surgiría un levantamiento militar conocido como la Decena Trágica, donde Madero y sus aliados fueron derrotados. Lo que de nuevo cambiaría el rumbo en la vida del “Samurai”.
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Compartió sus anécdotas en un libro
Tras el asesinato de Madero, el renombrado José Genaro se uniría a las filas villistas de la División del Norte, donde compartió algunas anécdotas sobre su vida personal, recopiladas más tarde por su hijo Genaro en el libro; “Kingo Nonaka, Andanzas Revolucionarias”.
Entre lo detallado en dicha obra, Genaro Nonaka describe las andanzas de su padre durante la Revolución. El “samurái” participó en alrededor de 15 combates importantes, entre ellos; las batallas de Chihuahua, Ojinaga, Paredón, Torreón y Zacatecas.
Al alcanzar el grado de capitán revolucionario, Nonaka dejó a los villistas para retomar su vocación de enfermero en el Hospital Civil de Juárez. Donde años más tarde, se casaría con una enfermera llamada Petra García Ortega, con quien procreó cinco hijos.