Con cada cambio de temporada, es común que veamos en el cielo grupos de aves que viajan desde muy lejos en busca de un mejor clima. Especies como patos, grullas y garzas pueden recorrer miles de kilómetros de distancia para alcanzar sus destinos, pero, alguna vez te preguntaste, ¿Cómo es que las aves se orientan para saber exactamente hacia dónde se dirigen? ¿Cómo es que nunca se pierden?
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El norte del continente americano es hogar de múltiples especies de aves que migran cada invierno desde Canadá, huyendo del frío ártico, y muchas de ellas llegan a nuestro país. Se trata de un recorrido que realizan año con año en pos de su supervivencia ante el cambio de temperatura. Incluso, a nivel mundial se calcula que casi el 20% de las aves son migratorias.
Por ello, la Organización de las Naciones Unidas busca reconocer la importancia de estos animales con el Día Mundial de las Aves Migratorias, el cual se conmemora cada 08 de octubre, fecha en que estas criaturas comienzan a llegar a México en busca de comida y zonas más cálidas.
Se estima que en todo México habitan más de mil especies de aves, de las cuales, más de una tercera parte migran en algún punto de su vida. Convirtiendo al país en la zona con más especies migratorias en toda Latinoamérica, lo anterior debido a las condiciones geográficas únicas que nuestro territorio les provee a estos animales.
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¿Por qué razón suelen emigrar las aves?
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La mayor parte lo hace en temporada invernal, no sólo por huir del frío, sino también, para proveer a sus polluelos de abundante comida, así como la búsqueda de más horas de luz.
Los países con un clima tropical o subtropical proporcionan muchos beneficios a las aves, ya que al alimentarse de insectos y semillas, territorios como México les aportan los recursos necesarios para su subsistencia. Así mismo, la presencia de pantanos y humedales es factor clave, al aportarles las condiciones climáticas ideales.
De acuerdo a la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad en México (Conabio), en las regiones más al norte como Canadá, el alimento escasea durante los meses más fríos, por lo que las aves necesitan viajar grandes distancias hacia sitios más cálidos.
Para que dicho viaje sea posible, las aves almacenan una gran cantidad de grasa en sus cuerpos que les aporta la energía necesaria, ya que durante el trayecto, pueden pasar largos periodos sin alimento.
¿Qué distancias pueden recorrer?
Según las investigaciones de la Conabio, los vuelos migratorios de las aves pueden tener una duración desde un par de semanas hasta más de cuatro meses, intercalados con varias paradas de descanso.
Las distancia recorrida varía mucho según la especie; mientras que pájaros como el "vireo de gorra negra" (Vireo atricapilla), vuelan únicamente desde Texas hasta las costas mexicanas, aves más grandes pueden superar los 500 kilómetros diarios.
Ejemplo de lo anterior es el pato norteamericano, que viaja desde Canadá hasta Brasil, sin embargo, el caso más extremo es el de las aves que habitan en la tundra, pues recorren hasta 16 mil kilómetros.
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¿Como es que saben a dónde ir sin perderse?
Hasta hace poco, los científicos se cuestionaban sobre el mecanismo que permitía a las aves recorrer grandes distancias sin perderse, y aunque siempre se especuló que se guiaban por el campo magnético de la tierra, las investigaciones para demostrarlo se han llevado a cabo recientemente.
Esta capacidad de las aves para detectar los campos magnéticos terrestres, es conocida como "magnetorrecepción", y es una especie de sexto sentido que les permite atravesar los continentes para llegar a sus destinos; te explicamos cómo funciona.
En un reciente estudio, los científicos aislaron una molécula hallada en los ojos de las aves, que según se presume, actuaría como una brújula que les ayudaría a visualizar el campo magnético. De acuerdo a esta investigación, las aves no sólo "conocerían" la ubicación de los polos de la Tierra, sino que podrían "ver" correctamente su dirección.
Desde hace años se sabe que en su cerebro, los pájaros poseen una especie de brújula magnética en su cerebro, pero ahora se sabe que ésta se aloja en la región de los centros visuales, lo que significa que su sentido de la vista, es lo que les permite orientarse con esta brújula
Lo anterior constituye un importante hallazgo en la biología sensorial, ya que los mecanismos usados para percibir los campos magnéticos eran algo inexplicable hace algunos años, por lo que ahora, biólogos conservacionistas esperan aprovechar el descubrimiento para poder proteger a las aves migratorias y otros animales.
