A dos kilómetros al sur de Julimes, en el semidesierto chihuahuense, se encuentra el ojo de agua caliente donde habita el “cachorrito” de Julimes, una especie que no puede ser encontrada en ninguna otra parte del mundo y que tiene características únicas.
El manantial está cerrado al público, cercado por malla ciclónica. Por fortuna cuenta con la protección de autoridades locales y organizaciones ambientalistas, así como de la comunidad. Y para ingresar a él hay que pedir permiso a las autoridades.
Las aguas transparentes que caracterizan este hermoso lugar son hogar de un pequeño pez plateado y pardo, que sólo alcanza cuatro centímetros como máximo en su vida adulta. Sin embargo, aunque no parece muy llamativo, el llamado “cachorrito” de Julimes habita donde pocas especies lo pueden hacer, en aguas que se aproximan a los 50 grados centígrados.
Los peces llamados cachorritos habitan en casi todo el mundo menos en Australia, sin embargo la variedad Cyprinodon julimes es endémica de estos manantiales, no se encuentra fuera de ellos, por lo que se trata de un hábitat natural muy pequeño y especializado.
Los cardúmenes del cachorrito habitan aguas poco profundas y prístinas, en las que no tienen a ningún depredador, y su única amenaza es el ser humano que los puede dañar indirectamente al destruir este hábitat tan pequeño y con características extraordinarias. Por ello, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza considera al cachorrito de julimes como "en peligro crítico de extinción", y su subsistencia depende de nuestra capacidad para proteger este ecosistema del daño que causamos como especie.
De acuerdo al libro titulado “Los peces del río Conchos”, editado en 2009 por Alianza World Wildlife Fund y el Gobierno del Estado de Chihuahua, este pez fue descubierto por la ciencia occidental en el año 2005. Aunque es una especie conocida desde siempre por los habitantes de esta región.
La reproducción del cachorrito de Julimes
Los “cachorritos” machos son territoriales, ya que establecen un perímetro de aproximadamente medio metro en derredor de sí, donde no permiten que otro macho se aproxime.
En este perímetro, que nos puede parecer pequeño, pero es suficiente para ellos, cortejan a las hembras y realizan el apareamiento, donde fertilizan a los huevecillos de manera.
Éstas, una vez producida la fertilización, dejan sus huevecillos en el lecho cubierto de algas verdes, donde eclosionan y completan posteriormente su ciclo biológico.