Hidalgo del Parral, una ciudad que parece detenida en el tiempo en algunos sectores, se erige como un tesoro histórico al norte del país. Con casi cuatro siglos de existencia, sus calles empedradas y angostas narran historias de antaño entre sus edificios coloniales y monumentos centenarios. En el corazón de su Centro Histórico se encuentran las calles más cortas, testigos mudos de un pasado que se niega a desaparecer.
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Las calles más cortas de Parral
Feliciano Domínguez
Desde la intersección de la calle Parque del Niño hasta la calle del Rayo, se despliega la Feliciano Domínguez, apenas un estrecho corredor de no más de 50 metros que sirve como atajo para los habitantes de Parral. A pesar de su brevedad, es una arteria vital que agiliza el tránsito desde la avenida Independencia hasta la calle Segunda del Rayo.
Mario Vázquez Raña
En el corazón del Centro Histórico se encuentra la Mario Vázquez Raña, una calle de escasos 40 metros que enlaza la calle Colegio con el Paseo Gómez Morín y el puente Antonio Mena. Esta diminuta vía, esencial para descongestionar el tráfico hacia la calle Mercaderes, sirve también como acceso principal desde varios estacionamientos al Centro de la ciudad.
Licenciado Verdad
Ubicada en la colonia Alfareña, la calle Licenciado Verdad se extiende desde el reconocido Palacio Alvarado hasta la calle Alfareña. Aunque no tan corta como otras mencionadas, su estrechez la hace peculiar y desafiante para el tránsito vehicular.
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Guillermo Prieto
Frente al Palacio Alvarado, se esconde la calle Guillermo Prieto, apenas unos 30 metros que a menudo pasan desapercibidos entre los habitantes locales. Esta calle, a menudo confundida con otras arterias, se divide en dos al llegar a su final, dando origen a las calles Licenciado Verdad y Riva Palacio.
Agustín Barbachano
Quizás una de las más transitadas por locales y turistas, la calle Agustín Barbachano se extiende desde la esquina de la Plaza Principal hasta el antiguo hotel Acosta. Conocida por su estrechez, es un punto de encuentro entre la historia y la cotidianidad de Parral.
Federico Stallforth
Cerca del puente San Francisco, emerge Federico Stallforth, una calle de no más de 50 metros que conduce directamente al Gimnasio Municipal y a la calle Vallarta. Es el inicio de un recorrido desde la avenida Independencia hasta la calle Del Rayo, partiendo justo frente a la Notaría número 1.
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Vallarta
Entre las calles Parque del Niño y Federico Stallforth se encuentra la calle Vallarta, que conecta el Gimnasio Municipal con la Glorieta Hidalgo. A pesar de su brevedad, es una vía de tránsito importante en la ciudad, pasando detrás de la plaza Bicentenario.
General Carlos Pacheco
A un costado del templo San José, la calle General Carlos Pacheco se despliega entre las calles Capitán Blanco y General Ángel Trías. Con apenas 40 metros de longitud, es un camino frecuentado por los fieles que asisten a los servicios religiosos en la zona.
Antonio de Urecha
En la colonia Fátima, la calle Antonio de Urecha, con sus escasos 50 metros, fue a finales del siglo 20 uno de los lugares más concurridos de Parral. Conectaba la calle Jesús García con la calle Oro, y era conocido por albergar los famosos "Pasitos de Parral", un destino imperdible para las compras de la época.
Callejón Quebrado
Entre la calle Rivera San Francisco y Parque del Niño se encuentra el callejón Quebrado, un recordatorio de la estructura original de Parral, con sus estrechos y tortuosos pasajes que aún conservan su encanto histórico.
Callejón del Beso
Por último, pero no menos importante, el callejón del Beso, famoso por su nombre evocador, enlaza la calle Rosales con Bartolomé de las Casas. Este callejón, ubicado cerca del Pabellón Revolucionario, es una visita obligada para quienes desean experimentar el encanto único de Parral.
En estas calles cortas, la historia de Parral se despliega ante los ojos de quienes se aventuran a recorrerlas, recordando un pasado que aún palpita en cada adoquín y en cada rincón de esta ciudad minera.