En 1982, Mauro Ferrari conoció a Marialuisa. Él tenía 23 años y ella 20. La pareja se enamoró, se casó, tuvo hijos y, 12 años después, ella murió de cáncer. Ferrari, quien era un matemático enfocado en la astronomía, abandonó su trabajo, para incursionar en la medicina. Actualmente, el científico intenta curar el cáncer por amor. Esta es su historia.
La historia de la pareja
En 1982, Ferrari era un estudiante becado en la Universidad de California, con un gran interés por las matemáticas.
Era el primero en su familia en obtener una educación superior, solía llevar el cabello largo y una apariencia relajada. Un día, Ferrari conoce a Marialuisa.
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Al poco tiempo de frecuentarse, ebrio de amor, le pide matrimonio a la muchacha y ella acepta. Se casan, tienen tres hijos, un niño y dos gemelas, él trabaja en un laboratorio estudiando las galaxias, ella se ocupa de la casa y la familia va de vacaciones a la playa.
En 1995, Marialuisa fallece a causa de un cáncer. Ferrari, viudo y padre de dos hijos, decide renunciar a su trabajo y sumergirse en el campo de la medicina.
Su cometido era encontrar una cura contra la enfermedad que terminó con la vida de su esposa.
De las galaxias a las partículas de nanotecnología
En el 2002, fue nombrado presidente de la Alianza para la Nanotecnología contra el Cáncer. En el 2010, ocupo el mismo puesto en el Instituto de Investigación del Hospital Metodista.
Su laboratorio, compuesto por otros científicos que también dedican su vida a la investigación, busca crear partículas nano tecnológicas capaces de atacar de forma exclusiva los tumores cancerígenos, sin afectar otras partes del organismo.
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La dificultad de su cometido radica en lo siguiente: cada partícula debe ser diseñada para atacar el cáncer en la sangre, en los tejidos y en las células en diferentes etapas de la enfermedad.
El final de la historia de amor
Aunque Ferrari aún no ha logrado su cometido, continúa en su empeñó. En entrevista para el diario El País, el científico explica el por qué de su decisión: “El sentido de la vida es transformar el dolor en algo útil para otras personas”.
El ex matemático, ahora médico, se volvió a casar al poco tiempo con Paola Zotto, con quien tuvo dos gemelas más.
Esta fue la historia del científico que, hasta el día de hoy, intenta curar el cáncer por amor. En recuerdo de Marialuisa, una joven italiana menuda, quien fue su amor, su compañera, su primera esposa, madre de sus hijos y su inspiración.