El pueblo rarámuri es portador de un antiguo y riquísimo legado cultural. Lenguaje, costumbres, danzas, vestimenta, poesía, este pueblo tiene una importancia irremplazable para Chihuahua y para México. Entre sus muchos elementos culturales destacables ahora hablaré del chapareque, un instrumento musical original de la Sierra Tarahumara que ya sonaba entre sus montañas, mucho antes de la invasión española.
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El chapareque o chaparé consta de un arco elaborado a partir de un quiote de maguey, curvo y hueco, a lo largo del cual se tensan dos o tres cuerdas metálicas como las de la guitarra. Aunque, antiguamente las cuerdas eran hechas de tripas de animales salvajes, como el zorrillo.
De acuerdo a una publicación de la Unidad Regional Chihuahua de Culturas Populares, proporcionada por Hugo Servando Sánchez : “Aunque los arcos musicales son comunes en culturas rurales de casi todo el mundo —y, ciertamente, no son inusuales en las culturas del México indígena—, la particularidad del chapareke consiste en que el ejecutante utiliza la cavidad bucal como única caja de resonancia y como principal instrumento modulador del tono y la armonía de los sonidos producidos por el tañer de las cuerdas metálicas.”
El chapareque es un instrumento sencillo, pero versátil, capaz de bellas y variadas notas, y de acuerdo a Servando Sánchez, ha sido llamado “el más moderno de los instrumentos musicales”.
Según explica el artículo de la Unidad de Culturas Populares, los antiguos rarámuri tocaban el chaparaque en ceremonias religiosas y rituales que precedían a la caza del venado. Ya que “El culto al venado, como se sabe, fue una constante cultural en la mayoría de los pueblos de habla yuto-nahua” como lo es el pueblo rarámuri.
Por ello, la cristianización de los rarámuri también significó que dejaran de usar este instrumento. Ya que en los rituales católicos emplean otros instrumentos como el violín y los tambores.
Don Antonio Camilo Bautista
A finales del siglo pasado, quedaban muy pocos músicos capaces de tocar el chapareque en la Sierra, uno de ellos era Don Antonio Camilo Bautista, quien se dio a la labor de promover este original instrumento.
Su esfuerzo cultural lo llevó a en el año 2012, ganar el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Artes y Tradiciones Populares, el cual recibió de manos del presidente de la República.
Don Camilo nació el 13 de junio de 1930, en la comunidad de Sewérachi, en Guachochi, en la Sierra Tarahumara, donde ha sido maestro de las nuevas generaciones para que no se pierda esta tradición única en el mundo.
En la actualidad, hay conciencia del valor de elementos culturales como el chapareque y han surgido nuevos intérpretes, por lo que es posible que este mágico instrumento tenga asegurada supervivencia.
Publicado originalmente en: El Heraldo de Chihuahua