El proceso para entender el funcionamiento de nuestra memoria, es sin duda uno de los grandes enigmas científicos que han desconcertado a los médicos desde hace décadas, pues se trata de un proceso muy sofisticado que involucra a las proteínas, mismas que sólo están presentes por unos minutos; sin embargo, los recuerdos permanecen durante toda nuestra vida.
En medio de todo este dilema, ha surgido una colaboración entre investigadores de la Universidad de Utah, la Universidad de Copenhague y el Laboratorio de Biología Molecular MCR en Reino Unido, quienes hicieron un asombroso descubrimiento que involucra a una proteína denominada como Arc (Arco en inglés), la cual es esencial para la memoria a largo plazo.
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Resulta que esta proteína, tiene propiedades muy similares a las de un virus cuando infecta a su huésped, lo cual viene a revolucionar todo lo que sabíamos sobre este proceso.
El grupo de científicos describe a detalle sus hallazgos en la revista científica Cell, donde señalan que; "El arco neuronal del gen es esencial para almacenar la información a largo plazo en el cerebro de los mamíferos, y se ha relacionado con trastornos del desarrollo neurológico".
Intrigados por descubrir cómo es que una proteína se comporta como un virus y sirve como puente para que las neuronas se comuniquen, detallan que lo que Arc realiza, es "Abrir una ventana por medio de la cual, la memoria puede solidificarse, sin Arc, la ventana no se puede abrir.
Un estudio realizado en ratones, demostró que aquellos especímenes que carecían de la proteína, tenían poca plasticidad en sus cerebros, y por lo tanto, eran incapaces de recordar nada en las últimas 24 horas.
El doctor Jason Sheperd y sus colegas de la Universidad de Utah, encontraron que Arc actúa de modo similar a una cápside viral; es decir, las encargadas del transporte, la protección y el empaquetado durante la transmisión del virus de un huésped a otro.
"Ninguna otra proteína no viral que conozcamos actúa de este modo", señalan los investigadores.
El estudio de esta proteína cambia totalmente lo que se sabe sobre el proceso evolutivo. Sugiere que en vez de mutar de manera aleatoria, los organismos pueden tomar propiedades prestadas de uno y otro para desarrollarse. Para aclarar esta nueva incógnita, el doctor Sheperd desarrolló una serie de experimentos para comprobar si Arc funcionaba o no como un virus.
El resultado arrojó que la proteína copia varias copias de sí mismas en cápsides, que contienen su ARNm dentro. Por lo que los científicos tomaron estas cápsides y las colocaron en placas de Petri que contenían neuronas de ratón, donde notaron que ARC transfiere su ARNm de una neurona a otra.
La conclusión, fue que al activar cada una de estas neuronas, libera más proteínas Arc, produciendo una especie de efecto dominó.