"Chole", vieja y harapienta bajaba la loma del Rayo, llegaba al templo y desde afuera, se hincaba y oraba en silencio. Seguía camino hacia la vieja calle Mercaderes, y al llegar hasta donde está el hotel Fuentes descansaba sus pasos.
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¿Qué buscaba aquella mujer?
A ciencia cierta, nadie sabe que buscaba "Chole", esta mujer vivía de la limosna de la gente caritativa que abunda en Parral, su casa era una tapia que estaba por la loma del Rayo.
Un día no salió a su diario peregrinar, Don Monico, el que vendía "trompadas" frente al templo de San José, fue el primero en notarlo y se lo comunicó a don Jesús, el policía tuerto que era el terror de los vagos.
La encontraron muerta entre las tapias; en su rostro se notaba tranquilidad y hasta parecia que estaba sonriendo. El viejo Chávez, uno de los policías que la encontró, le mostró al Alcalde, lo que observó debajo del camastro de "Chole" (le mostraba un vestido de novia).
Dos cartas estaban entre aquel bien cuidado vestido; una dirigida a Soledad Rosales, con sellos postales de El Paso, Texas, la otra dirigida a Juan Pacheco, no tenía sellos y se pensó que nunca fue enviada.
El Alcalde las abrió y leyó en silencio; jamás habló de lo que vio en esas cartas, lo que se supo es que estuvo pendiente de dar sepultura a aquella buena mujer.
¿Qué pasó con "La Soldadera"?
Allá por los años de la Revolución, entró por Parral una de las tantas incursiones de Villa y sus famosos "dorados", y con ellos un muchachito alto y delgado, él y otro compañero se fueron solos caminando por la calle Mercaderes, y llegaron hasta la plaza.
Ahí estaban cuando pasó "Chole", linda como una estrella, con unos ojos que eran dos soles y unos labios que eran un mar. Juan, aquel hombre alto y delgado, quedó sorprendido con la presencia de Soledad, así lo mataran, no hubiera apartado la vista de aquella mujer.
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Pasaron los días y el encuentro se volvió más frecuente, a tal grado que los dos jóvenes resultaron enamorados. Fue tanto su amor, que al momento de que los soldados se iban a marchar, "Chole" no iba a separarse de su galán por ningún momento, por tal motivo se fue con ellos, esperando el día en que contrajeran nupcias.
Dicha mujer acompañó a su hombre en cada lucha de l Centauro del Norte, hasta un día que por ordenes del General Villa, el apuesto joven tuvo que emprender camino hacia Texas, donde resultó gravemente herido. Eso no fue lo peor para "Chole", la desgracia vino después.
Al tiempo, "Chole" recibió una carta que decía: "Querida Chole, he conocido a una mujer que me acompañó en momentos muy difíciles para mí, estuvo a mi lado día y noche y mientras la fiebre me devoraba, pensé que iba a morir, y gracias a ella estoy vivo. Perdóname".
En aquellos momentos no hubo lágrimas, ni palabras, sólo tomó su caballo y regresó a Parral, se puso su vestido de novia y juró que estaría en la calle Mercaderes, esperando a que volviera a pasar al único hombre de su vida.
Por esta razón ella siempre cantaba: "Por la frontera norte se fue mi vida pa´siempre; las veredas cambiaron, pero el querer no se olvida, pero el querer no se olvida".