Sin lugar a dudas, Parral es un sitio lleno de historias y leyendas, las cuales forman ya parte de nuestras tradiciones populares y se van transmitiendo de boca en boca, de abuelos a nietos. Y es que, con su pasado minero y estrechas callejuelas, la ciudad ofrece el panorama ideal para servir de escenario a relatos de miedo, siendo una de ellas, la vieja casona de la Carrillo Puerto.
Recibe las noticias más importantes directo a tu WhatsApp
Una de tantas anécdotas que se cuentan entre los lugareños, transcurre en la calle Carrillo Puerto, donde se erige una imponente y antigua casona ubicada en el sector centro de la ciudad, en la cual, según se cuenta, han tenido lugar todo tipo de acontecimientos inexplicables.
Te puede interesar: Leyenda de Parral: La historia de 'La Botuda' de la plaza Meoqui
¿Qué pasó en la casona de la Carrillo Puerto?
Se cuenta que, durante décadas, la vieja y tétrica casona representó un misterio para los habitantes de la calle Carrillo Puerto, entre quienes se contaba, que el lugar era testigo de rituales extraños y fenómenos paranormales, razón por la que muchos le temían y optaban por no acercarse.
De acuerdo a la leyenda transmitida entre los vecinos, en dicho inmueble habitaba una distinguida pareja de la alta sociedad, se trataba de unos enamorados bastante acaudalados, que hacían todo lo posible por que la casa se mantuviera siempre bella y arreglada.
Por muchos años, la feliz pareja vivió junto a sus hijos en la finca, que provocaba la admiración de los visitantes por la belleza de sus jardines; luego, el tiempo pasó y los jóvenes emigraron a fuera de la ciudad, por lo que sus padres permanecieron solos en dicha casa.
Lamentablemente, un día fallece el esposo, dejando viuda a su mujer, quien, incapaz de superar la pérdida, enloqueció al no tener a su marido. Y es que se cuenta que ambos estaban tan profundamente enamorados, que no podían vivir el uno sin el otro, por lo que la desdichada, decidió que su amada estaría con ella a cualquier costo.
Mira también: "Piedras hambrientas": La leyenda rarámuri de criaturas que devoran el alma
Una macabra decisión para estar juntos por siempre
El dolor tras la muerte de su marido fue tal, que, según la leyenda, la esposa decidió conservarlo de la más insólita manera; embalsamando el cuerpo sin vida y manteniéndolo siempre a su lado.
Incluso, se dice que, al viejo mayordomo, quien contaba con la plena confianza de sus patrones, le fue encomendada la labor de bañar al cadáver en una pila como si estuviese con vida, para luego sacarlo al patio, a que tomara el sol en medio del jardín.
Se narra también que, a la hora de la comida, el cuerpo era sentado a la mesa junto a su mujer, donde le servían su plato de alimentos, mientras la dama mantenía pláticas con él, esperando que fuera a contestarle.
Toda esta situación llegaría a su fin años más tarde, cuando la viuda falleció para estar al lado de su amor, dejando la casa sola durante muchísimos años hasta que poco a poco, fue cayéndose a pedazos, víctima del abandono.
Fue durante ese tiempo, en que los vecinos llegaron a escuchar misteriosos sonidos provenientes de la casona en ruinas, gritos y sombras que cruzaban velozmente entre sus pasillos. Algunos testigos afirman que ya desde el momento en que uno se aproximaba al barandal, escuchaba un chiflido que les erizaba los cabellos.
Mucho tiempo duró la casa sin ser habitada, ganándose la reputación de estar embrujada, y generando todo tipo de leyendas entre la comunidad, así pasaron los años hasta que fue nuevamente ocupada con otros fines.
¿Qué fue de la casona en la época actual?
Fue aproximadamente a finales de los años noventa, cuando la casona era rentada por grupos de estudiantes, quienes la condicionaban para ofrecer recorridos temáticos durante el mes de octubre. La llamada “Casa del terror” de la Carrillo Puerto.
No obstante, hoy en día, la casa fue adquirida y remodelada por una familia parralense, dejando atrás su pasado terrorífico. En cuanto a la veracidad de las historias, nada se ha podido confirmar, quedando solamente en el recuerdo de los vecinos de antaño.