Que tiempos aquellos de la bonanza de la minería en Guadalupe y Calvo, tiempos en que desde las entrañas de la tierra y de sus ricas minas se extraían metales preciosos, que con el tiempo dieron origen a que se construyera una Casa de Moneda, donde se acuñaron monedas de oro y plata, entre los años de 1844 y 1850, en denominaciones de un 1/4 de Real, 1 Real, 2 Reales y hasta 8 Reales, con un valor superior a los cinco millones de pesos de aquel tiempo.
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Ante el auge del mineral de Guadalupe y Calvo y debido a la necesidad de contar con dinero amonedado y también a la inseguridad que imperaba en esa época, así como para evitar que los minerales fuerzan víctimas de ataques de apaches, comanches y/o bandas de facinerosos, ya que eran transportados a lomo de mula a las casas de moneda de Durango y Chihuahua, surgió la idea de construir una Casa de Moneda.
Fue el argumento que presentó la compañía inglesa “Minera de Guadalupe y Calvo”, que después cambió de nombre a Compañía Manning Mackintosh, a la cual por decreto del presidente de México, Antonio López de Santa Anna, el 3 de octubre de 1842, le concedió la concesión de 10 años para establecer una Casa de Moneda en Guadalupe y Calvo.
Fue así como en diciembre de 1842 se empezó a construir y en menos de un año, el edificio quedó terminado para el mes de agosto de 1843 y listo para ser equipado, sin embargo, empezó operaciones hasta el 1 de junio de 1844.
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¿Cómo era originalmente la Casa de Moneda?
Todas las paredes de los exteriores del edificio eran de piedra y dos torreones circulares para la defensa, además contaba con salas de acuñación, acordonado, blanqueamiento y temple, departamento de función y refinación, fragua, almacén, talleres de carpintería, laminación, limado y ajuste, además de cámaras para manufactura de ácidos.
También con una bóveda de seguridad, oficinas para el director, tesorero superintendente y el ensayador de grabaduría, caballerizas, patios de servicio, establo, corrales y traspatio.
En su equipamiento la Casa de Moneda de Guadalupe y Calvo inicialmente contó para acuñar las monedas con dos cámaras de plomo para fabricar ácido sulfúrico; un alambique de platina para diez arrobas de cabida para su concentración; tres tinas para precipitar la plata; dos calderas para violentar la precipitación; tres ollas de platina para apartar en cada una 80 marcos de plata, con una capacidad total de 480 marcos pues la operación se realizaba dos veces al día; un horno para granallar, con un cupo de 800 marcos y capacidad para realizar tres operaciones que duran de 11 a 12 horas y dos hornos de plata ligada para moneda con crisoles de hierro de diversas cabidas que fluctuaban de 1200 y 200 marcos.
Además, tres hornos de aire para el oro, un vaso para afinar las basuras y escobillas de oficinas, cilindros para laminar, cortar y acordonar, y cepillos mecánicos.
Así fue como empezó a operar al mando de Thomas Mackintosh y como único ensayador, Manuel Onofre Parrodi, después de que se trajo de Europa vía El Havre, la mayoría del equipo hasta Guadalupe y Calvo, incluyendo la maquinaria para la acuñación y todo lo necesario para el apartado del oro y de la plata.
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Inició operaciones en 1844
Oficialmente la acuñación inicio el 1 de junio de 1844 y solamente se troquelaron monedas de oro y plata, de acuerdo con el decreto, siendo iguales a las moldeadas en la Casa de México, la cual envió las matrices para llevar a cabo la acuñación en todas las denominaciones.
También en la operación de la casa trabajaban más de 100 personas, entre ellos un administrador de la moneda encargado de la balanza, tres guardavistas y un grabador, así como operarios, veladores, carpinteros, herreros, peones, bodegueros, muleros, caleros, etc.
En todas las monedas cuñadas en la Casa de Moneda de Guadalupe y Calvo constan siempre las iniciales MP del primer y único ensayador, Manuel Onofre Parrodi, exceptuando la moneda de ¼ de Real, que llevaba las iniciales LR, que son las de quien fuera ensayador de la Casa de Moneda de la Ciudad de México, Luciano Rovira, desde marzo de 1837.
Es de mencionar que la Casa de Moneda de Guadalupe y Calvo fue de las primeras en el país en contar con una máquina de vapor, la cual fue llevada y comenzó a funcionar el 1 de diciembre de 1847, mientras que la de la Ciudad de México la tuvo hasta 1850.
Para conmemorar tal suceso se troqueló una moneda conmemorativa con la siguiente leyenda: “La primera máquina de vapor introducida a la Sierra Madre comenzó a andar en la Casa de Moneda de Guadalupe y Calvo. 1 de diciembre de 1847” y al reverso se podía leer: “En conmemoración de la primera aplicación del vapor en la república mexicana a la maquinaria de amonedación. Tomas Mackintosh, Director”.
En el año de 1849 el contrato de la casa fue traspasado a Jecker Torre y Compañía, cuya mala administración motivó el que los Mineros pretendieran enviar sus metales para amonedación a la Casa de Culiacán, lo que provocó que la operación de la casa de Guadalupe y Calvo fuera ya incosteable.
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El declive de la Casa de Moneda inició en 1851
En abril de 1851 se paralizó completamente la operación de la Casa de Moneda y una vez cerrada definitivamente el edificio permaneció abandonado y fue hasta el año 1860 cuando los cilindros y la mayoría del equipamiento fueron llevados a la Casa de Moneda de Chihuahua.
Fue así como terminó la historia de la Casa de Moneda de Guadalupe y Calvo, donde por espacio de más de seis años; de 1844 a 1850 se acuñaron monedas de oro y plata en denominaciones de ¼ de Real, 1 Real, 2 Reales y 8 Reales.
Entre algunas de las especificaciones de las monedas de oro, es que eran de forma circular, con un peso de 6.77 gramos; valor facial, 2 Escudo Mexicano; composición de 0.875 y descripción en adverso: águila de frente, serpiente en pico; con la leyenda República Mexicana y al reverso: leyenda Libertad en la Ley, mano sosteniendo la tapa de un libro abierto y escrito 2E, GC, 1845, MP y 21Qs.
Por su parte la medalla de plata, con el canto estriado, en forma circular, peso de 27.07 gramos, diámetro de 38.9 mm, valor facial de 8 Real Mexicano, detalles de composición 0.9027 y descripción al anverso: Águila de frente, serpiente en pico; leyenda República Mexicana; reverso, leyenda República Mexicana y al reverso: leyenda Libertad, 8R, GC, 1846, MP, 10 D y 20 G.
Es de mencionar que en la actualidad, una moneda de 8 Reales acuñada en Guadalupe y Calvo tiene un valor en el mercado de alrededor de 67 mil pesos.
Se dice que, entre la apertura y el cierre, la Casa de Moneda de Guadalupe y Calvo acuñó en total 5 millones 185 mil 827 pesos de aquel tiempo, de los cuales 2 millones 495 mil 723 pesos fueron en monedas de oro y 2 millones 690 mil 104 pesos en monedas de plata.
Años después del cierre, en 1872 el edificio fue incendiado durante los combates entre las tropas leales al gobierno y los sublevados porfiristas del Plan de la Noria, quienes habían establecido su cuartel después de ocupar la población.
Luego; en 1895, la Secretaría de Hacienda hizo la cesión del edificio a las autoridades locales a fin de que lo adaptarán para una escuela primera, mismo que ya para 1957 por disposición pasó al ayuntamiento para que ahí se construyera una Cárcel Municipal y que durante algunas décadas fungió con tal.
Ahora y desde hace algunos años, el edificio fue declarado Patrimonio Histórico de la Nación, por lo cual fue objeto de una remodelación y sus instalaciones son utilizadas para conferencias, exposiciones y cuenta con una aula de informática.
Hoy, a 280 años de haberse construido el edificio, la Secretaría de Cultura de Gobierno del Estado buscará que el inmueble se convierta en museo y se consolide como patrimonio cultural.