De todas las joyas históricas de Parral, el Teatro Hidalgo destaca por su historia y belleza que realza el pasado de esta ciudad minera. Según la última actualización del Instituto Nacional de Antropología e Historia, existen en Parral 540 monumentos y fincas históricas que datan desde la época colonial hasta el siglo XIX, emblemáticas obras que dan identidad a nuestra localidad. Aquí te platicamos de la belleza y grandeza del antiguo Teatro Hidalgo, fiel testigo de la época dorada.
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En 1690 el edificio que alberga el Teatro Hidalgo, pertenecía al Convento y Templo de San Francisco de Asís, en 1865, las tropas liberales al mando del General Donato Guerra lo profanaron convirtiéndolo primero en cuartel y después en centro de zarzuela.
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Esta maravilla arquitectónica fue construida a principios del Siglo XX por el arquitecto cubano Federico Gabriel Américo Rouvier, quien aprovechó los antigüos muros del convento para edificar un teatro, siendo terminado en 1906. Tenía capacidad para mil 170 espectadores.
Inaugurado en 1906 tuvo en su primera presentación la ópera II Trovare de Giuseppe Verdi, obra musical de talla mundial, así como la “Tosca”, “Caballería”, “Pagliacho” y “Fausto”, entre otras. De 1923 a 1928 también fue sala de cine, donde se estrenaron numerosas películas.
Todavía se pueden apreciar en este edificio muchos detalles neoclásicos como arcos de medio punto, cantera ranurada y mansardas a ambos lados de la fachada. Originalmente estaba adornado con dos figuras femeninas aladas de lámina troquelada. Actualmente en el vestíbulo se conservan aún dos figuras semejantes pero sin alas, a manera de lámparas majestuosas.
Esta obra maestra tuvo un costo aproximado de 108 mil pesos, su impresionante capacidad tenía 260 lunetas, 70 asientos, 600 galerías, 26 plateas con 156 asientos y 14 palcos con 83 asientos. Los detalles de su construcción brindaban una experiencia inolvidable a quienes tuvieron la fortuna de disfrutarlo.
Su artístico telón fue creado por un renombrado pintor de apellido Mendoza, transportaba a los espectadores a un mundo de fantasía y emoción cuando las luces se apagaban y empezaba la magia del espectáculo. Adjunto al edificio principal había un elegante bar donde los asistentes convivían antes o después de las funciones.
Contaba con unas majestuosas escalinatas que conducían a los pisos de arriba y un vestíbulo espacioso daba la bienvenida a los asistentes. En la parte alta se ubicaba un salón de recepciones exclusivo para eventos especiales.
También fue sala de cine
En 1911 el edificio fue vendido a la Sociedad Federico Stallforth y Hermano, S.A., quienes a la vez lo vendieron a la Caja de Ahorro de la República Mexicana. Esta lo vendió posteriormente a Calderón y Salas Porras, empresa dedicada a la exhibición de películas.
Durante muchos años fue escenario de numerosos banquetes, bailes y fiestas que enriquecieron la vida cultural de Parral. Además, acogió importantes actos cívicos que marcaron hitos en la historia local. A finales de los años veinte pasó a ser propiedad de la empresa que manejaba la mayoría de los cines en la región, propiedad de los señores Calderón y Salas Porras. La sala de espectáculos fue adaptada para proyectar películas, y allí se estrenaron cintas icónicas que dejaron una huella imborrable en la historia del cine, como la legendaria “Ben-Hur”.
La grandeza de este teatro dio un giro inesperado con un trágico suceso, la madrugada del jueves 15 de noviembre de 1928, un devastador incendio consumió gran parte del teatro, la falta de recursos y medios para combatir las llamas resultó en la pérdida de esta joya arquitectónica que durante 22 años fue testigo de tantas presentaciones artística.
Tristemente Parral se quedó sin su emblemático teatro, lo que afectó la vida cultural de la comunidad.
Sus túneles secretos
Se dice que debajo del Teatro Hidalgo hay túneles que van en varias direcciones, principalmente a las iglesias, que muy probablemente eran usados para comunicarse o que cuando el convento era atacado por diversos grupos religiosos, las monjas y los sacerdotes escapaban por ahí, también cuentan que durante la madrugada, las monjas salían por el túnel a revisar las donaciones que les habían dejado, encontrándose en algunas ocasiones bebés abandonados.
Se dice que el túnel principal daba al templo de San José y terminaba en la iglesia abandonada de Santo Tomás.
Proyecto de restauración comenzó en el 2013
Este edificio histórico que se encontraba prácticamente en ruinas fue restaurado por los arquitectos Alfonso Aguirre Caballero y Gabriel Sánchez Dajlala, quien era director de Planeación del Gobierno de Parral, durante la administración de Miguel Jurado. El arquitecto Aguirre señaló que “los factores para la recuperación del sitio fue la conciliación, el reciclaje del material y hacerlo con la permanente limitación de los recursos, pero todo esto se conjugó gracias a la fe que se tuvo y que al final consolidó la posibilidad de establecer un proyecto trascendente”.
“Estamos hablando que se intervino en un sitio donde confluyeron los primeros pobladores de la ciudad, un lugar que ha sido parte de la vida cotidiana, a través de sus etapas de convento, teatro, casa-habitación… un sitio que emana de la fe para llegar a la cultura, pero que había pasado por el olvido”.
"En el proceso de reconstruir el edificio se partió de lo que dejó de estar y dejó de existir, y que por fortuna sí dejó impresa su huella en la geografía de su extensión guardada dentro de los límites que marcan los muros del convento original".
Su estructura es hoy un mudo testigo de los acontecimientos más importantes en la historia y cultura de Parral. Permanece erguido y con miras al sol, cada piedra que compone los murales arquitectónicos habla, dice cuál es su lugar.
Ahora el complejo arquitectónico ha trascendido para encabezar una nueva forma de proteger la historia, dejar algo a las sociedades futuras. Allí, al aire libre, confluyen turistas de todas las partes del estado, ahora el Teatro Hidalgo es utilizado para presentaciones artísticas y actividades culturales.