Uno de los grandes beneficios para una ciudad es el papel que desempeñan los árboles en la mancha urbana, ya que contribuyen al aumento de la biodiversidad en la mancha urbana proporcionando plantas y animales con un hábitat, alimento y protección favorables. Al respecto, un árbol maduro puede llegar a absorber hasta 150 kilogramos de gases contaminantes por año.
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Como resultado de lo anterior, los árboles juegan un rol preponderante en la mitigación del cambio climático. En las ciudades en franco crecimiento como Parral, donde ya se observan niveles de contaminación, los árboles pueden mejorar la calidad del aire que respiramos haciendo que se conviertan en lugares más saludables para vivir.
Para la Organización de las Naciones Unidas-Hábitat, los árboles son excelentes filtros para contrarrestar los contaminantes urbanos y partículas finas como el polvo, la suciedad o el humo del aire atrapándolos en las hojas y la corteza. Los beneficios son múltiples para las ciudades y sus habitantes, por lo cual es indispensable cuidarlos y protegerlos.
La ciudad de Parral y sus árboles
En este sentido, “la capital del mundo” no debe ser ajena a las recomendaciones internacionales para el cuidado del medio ambiente, porque afortunadamente mantiene una zona arbolada que recorre toda la ribera del Río Parral desde la parte norte y hasta río abajo, en donde confluyen árboles con casi 200 años de antigüedad.
Por ello, grupos ambientalistas buscan proteger más de 200 pinos, robles y álamos que se mantienen de pie a un lado del cauce y que han logrado sobrevivir a inundaciones, sequías, heladas y hasta el proceso modernizador de los últimos 30 años que incluye la construcción de la vialidad del Río Parral y el parque lineal.
Al respecto, este año Ana Castillo, conocida por su labor en pro de los animales y el medio ambiente, propuso cristalizar un proyecto para conformar un comité que incluya a asociaciones diversas de la sociedad civil en la defensa de estos árboles, para que sean declarados patrimonio natural de Parral.
En el mes de julio reporteros de esta casa editora realizaron un recorrido y pudieron contabilizar 253 árboles longevos que se alzan imponentes a lo largo de la ribera; algunos hasta con 30 metros de altura y sus troncos de casi cuatro metros de diámetro que requieren su cuidado y protección. En este conteo se constató que la zona concentra 226 -de los 253-, especies más longevas en un tramo de la colonia Paseos de Almanceña hasta el puente Guadalupe Victoria ubicado en el centro histórico.
El Árbol de la Fraternidad
De entre este cúmulo de especies de árboles que los parralenses están acostumbrados a observar como parte del panorama ordinario, sobresale uno por su longevidad y su característico nombre, desgraciadamente muy poco conocido. Estamos hablando del Árbol de la Fraternidad ubicado en la zona del Muro del Milenio en las inmediaciones del viejo Barrio de la Alfareña.
De acuerdo con información histórica plasmada en una placa que había en esa zona, este árbol data del año 1889. Roberto Baca, historiador parralense, de acuerdo con el relato de John W. Audubon de 1850, habla de una expedición que cruzó por Parral y se detuvo a descansar en la sombra de un árbol a la orilla del río.
Así, tomando en cuenta esta referencia se puede destacar que los árboles antiguos de Parral son mudos testigos de pasajes de la historia local como la Revolución Mexicana, la Guerra Cristera y por supuesto las inundaciones que sufría la ciudad.
Ciudadanos como Manuel Armendáriz han aportado datos sobre el Árbol de la Fraternidad. Comenta que en la primera administración del alcalde Miguel Jurado Contreras se realizaron obras en el marco del inicio del nuevo milenio y donde rescataron el árbol; este espacio es una zona de recreo para paseantes y deportistas.
Incluso fue colocada una placa -que ya no existe-, y la cual plasmaba: “Este centenario álamo, testigo de nuestro devenir histórico es el único superviviente en esta margen tras las crecientes desde la forestación del Río San Gregorio en 1889 durante la administración de don Agustín Sanginés. La tierra que dentro de esta gran poza lo sustenta, es enviada desde donde hay parralenses dispersos por el mundo...”
Por su parte, Armendáriz agrega: “El enorme álamo ahí permanece como mudo testigo de esta parte de la historia de Parral a disposición de los visitantes y turistas que lo quieran conocer, incluyendo a los parralenses para que no esté en el olvido ahora que la ciudad de Parral ha sido declarada capital cultural del estado”.
Por ello, debe ser menester para la ciudadanía interesarse en contribuir al cuidado y protección del medio ambiente que nos rodea, el cual incluye toda la zona arbolada de la ribera del Río Parral. Esto requiere acciones que alienten incluso a los gobiernos municipales para poner la iniciativa en la conservación, no sólo de las áreas verdes comunes, sino también los árboles centenarios que tiene la ciudad.