Cruel pero real. Así como los bebés tienen un olor rico, a nuevo, tan peculiar que dan ganas de comerlos, a los 60 años los adultos mayores empiezan a despedir un olor “diferente”, conforme vamos envejeciendo vamos oliendo a “viejito”, y como los años no pasan en vano, el tan temido “olor a viejito” tanto por hombres, pero más por las mujeres, sí existe y es un cambio natural de nuestro cuerpo, pero ¿Qué crees?... te tengo noticias, esto empieza a suceder a partir de los 30 años.
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Te explicamos por qué sucede y cómo eliminarlo
Sin temor a equivocarnos, es muy probable que más de una vez en nuestras vidas hayamos pensado que la gente mayor tiene un olor muy peculiar y nada agradable, unos lo llaman “olor a anciano”, aunque es difícil de describir suele parecerse al aroma cuando algo está “rancio” y muy probablemente lo asociemos con la falta de aseo de los adultos mayores.
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A medida que el ser humano envejece va cambiando su apariencia física y también su olor corporal, pero esto nada tiene que ver con el aseo personal de las personas de la tercera edad, déjame aclararte que esto es debido al tema hormonal, según expertos, el olor que caracteriza a las personas mayores es debido a una molécula llamada 2-nonelal que provoca que la piel se oxide en forma natural con el paso del tiempo.
Estos cambios hormonales asociados con la vejez traen como consecuencia que se reduzca nuestra capacidad antioxidante natural, así como un aumento en la producción de lípidos en la superficie de la piel, lo que ayuda a producir el olor a viejito.
¿A qué edad se desarrolla el curioso olor a viejito?
Este tema surge a partir de los 30-40 años, el problema llega con los cambios hormonales que traen como consecuencia un aumento en la producción de lípidos en la superficie de la piel, debido a la interacción entre varias glándulas del cuerpo humano, que vendrían a ser las ecrinas, sebáceas y apocrinas.
Estas segregan sustancias como sudor, sebo y ácidos grasos y cuando estas sustancias se descomponen por la acción de la microbioma de la piel, liberan componentes volátiles como cetonas, alcoholes y aldehídos, los cuales al final generan el aroma en cuestión.
El olor se intensifica al alcanzar los 60 años y a partir de los 65 empieza a ser más perceptible para aquellos que están cerca de ellos.
A simple vista parece algo cruel y etiquetador, pero parte del contrato que adquirimos al nacer es el hecho de crecer y envejecer… si es que la suerte nos lo permite.
¿Cómo prevenir y eliminar este olor?
Cómo los lípidos no son solubles en agua, resulta complicado que sólo con una ducha, la molécula 2-nonenal se vaya con facilidad, para controlar su presencia.
Para reducir este olor corporal es aconsejable utilizar desodorantes, perfumes, cremas y jabones de forma regular, principalmente en axilas y pies.
En la medida que sea posible usa ropa limpia y asegúrate de lavarla con un buen detergente y suavizante. Mantener una dieta equilibrada y rica en frutas y verduras también ayuda. Limita el consumo de alimentos procesados y ricos en grasa. Bebe suficiente agua para mantener tu cuerpo bien hidratado, actívate físicamente para promover la circulación sanguínea y eliminar toxinas a través del sudor.
Como tip, aplica aloe vera en las áreas propensas para actuar como desodorante natural, mezcla bicarbonato de sodio con agua o talco y úsalo en las axilas para combatir las bacterias. También considera el uso de vinagre de manzana para combatir bacterias y hongos en la piel. Se aconseja incluir omega-3 (pescado, nueces) antioxidantes (frutas, verduras) y limitar grasas saturadas, evitar alcohol y tabaco, mantener un peso saludable con dieta equilibrada y ejercicio.
Pero no te preocupes, una marca de productos dermatólogos lanzó al mercado una loción (Inner) corporal unisex que “encapsula a las moléculas que producen el olor a viejito y lo desactiva”.
Ya sabes, dicen que lo mejor de la vida comienza a los 30 porque empiezas a alcanzar tu estabilidad económica, tienes un buen empleo, una relación sentimental estable, pero… ¡Comienzas a oler a "viejito"! Así es que antes de taparte la nariz o rodear por su olor a algún adulto mayor piensa que como te ves me vi, y como me hueles… ¡olerás!