Una tradición familiar de casi 90 años, el encuentro entre el Frisco y la Sección 11 de Santa Bárbara; tambores retumbando, pequeños corriendo, el sol azotando y una cerveza “sudada”, son algunas de las postales que ofrece este espectáculo deportivo.
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Era la una de la tarde en punto cuando el partido de béisbol dio inicio, el termómetro marcaba 26 grados centígrados, un cielo azul y el sol brillante sirvieron de ambiente para que cientos de expectantes disfrutaran el inicio de lo que fue el encuentro del clásico de la Liga Regional de Beisbol de la IV zona, que terminó cuatro carreras contra tres a favor del equipo santabarbarino.
Más que un partido, esto se vuelve una experiencia para quien acude; micheladas, cervezas, refrescos, aguas, semillitas, chicharrones, lonches y demás botanas son algunos de los manjares culinarios populares que se pueden degustar en el retrato viviente de la pasión por el rey de los deportes.
Al unísono se escuchan las primeras porras que retumban en el Estadio de Béisbol 11 de Julio, la casa de la escuadra del Volcán, que le tocó recibir al rival de la localidad vecina, citada a menos de 20 minutos en automóvil.
A lo lejos; se miraba una niña correr, por otro lado; los jóvenes cargando las hieleras donde para no variar estaban “las heladas” que acompañaron el calor que azotó desde tempranas horas, haciendo saber que la primavera está llegando para quedarse.
El “Frisco” y “La Sección 11” son equipos de gran tradición para los pueblos mineros ya que representan la rivalidad entre empresas del rubro, incluso sus enfrentamientos han desembocado en riñas.
Como antecedente se recuerda el domingo 21 de abril de 2019, cuando se registró uno de los últimos incidentes que desembocaron en conflicto físico, donde la pasión sobrepasó los límites, manchando el color del beisbol que se vio ensuciado por quienes llevaron la rivalidad a otro plano.
Por lo anterior, el ambiente que se vive cada vez que hay un encuentro entre ambas novenas, es a tope, pues tanto dentro, como fuera del campo nadie quiere “bajar bandera”, como algunos aficionados lo dicen.
Desde temprano, las familias llegaron a estacionar sus camionetas en las faldas de la calle Montezuma, sitio de donde se ven las acciones de los tres jardines de juego.
La familia Sánchez Valenzuela, acude como tradición desde hace más de una década, donde curiosamente Raúl Sánchez, trabajador minero de Grupo México, apoya a la sección 11 y su esposa, Aurora Valenzuela, le va al Frisco.
De esta manera, es como se divierte desde el pequeño que aprovecha para correr, gritar, reír y tropezarse ,hasta los papás que se dan este momento para desestresarse después de una semana de trabajo.
Ambos equipos son escuadras que siempre han participado y tenido presencia en las vitrinas del beisbol de la región, aportando jugadores a la selección que representa a la IV Zona en Chihuahua.