A más de ocho meses de que la OMS emitió oficialmente la declaratoria de alerta sanitaria mundial debido a la pandemia por el coronavirus, muchas cosas cambiaron para siempre y hasta hoy no se ve una luz en el horizonte que marque un posible retorno a la “normalidad”.
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El ritmo de vida comenzó a ser otro provocado por el Covid-19, en todos los aspectos y en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
Nada ha escapado a las consecuencias de este mal que sigue pegando duro y se propaga cual hormiga siguiendo con su fino olfato un pequeño rastro de dulce al descubierto, que por más lejos que esté y donde esté, tarde que temprano estará siendo consumido por estos insectos.
Valga este ejemplo para decir que todos estamos expuestos y más aquellos que aún no creen que puedan ser alcanzados por este mal mundial.
DEPORTE: SALUD... Y UNA RUTA HACIA EL CONTAGIO
Con la nueva puesta en vigor del semáforo epidemiológico en color rojo, el deporte será uno de los temas que deben ser tratados con toda la responsabilidad por el bien de todos aquellos que lo practican.
En el ámbito mundial, las estrictas medidas para evitar la propagación entre los deportistas del más alto nivel han funcionado, aunque no al cien por ciento, cuando se tienen todos los recursos, la tecnología y la infraestructura al alcance.
Ligas como la NBA, Grandes Ligas, NFL en los Estados Unidos, las ligas europeas de futbol, siguen trabajando para continuar funcionando, sin la garantía de que en cualquier momento habrá brotes del Covid-19 entre sus agremiados, sean jugadores, entrenadores o cualquier otra persona ligada a sus organizaciones, tal y como está sucediendo.
¿Qué esperamos entonces en el deporte de Chihuahua, local y estatal?
Pasando de semáforo verde al amarillo, luego a naranja y finalmente al rojo, de nuevo al naranja, otra vez en amarillo, de pronto otra vez al naranja y ante la nueva ola de contagios y decesos este día, 23 de octubre, nos llega la orden de un nuevo confinamiento por semáforo rojo. Eso no sólo debe preocuparnos, sino además, ocuparnos.
El deporte significa juego, pero ante las circunstancias, no podemos jugar con nuestras vidas haciendo deporte, a menos que lo hagamos en espacios seguros como en casa.
Los directivos de las ligas han cumplido, algunos sí, algunos no. Tal vez sean los dueños de las ligas, pero no deben pretender ser dueños de la vida de los miles de jóvenes que, desesperados por salir a jugar deciden correr al campo atendiendo a una programación de juegos que no debió publicarse.
Sí, el deporte nos lleva a una vida sana, pero en estos tiempos también nos puede llevar a una situación de enfermedad si no respetamos las indicaciones que día a día se nos dan para evitar ser una estadística más en materia de decesos. Mientras no cumplamos cabalmente con las disposiciones, éste será un virus de nunca acabar.
REFLEXIONES
“El deporte ha tenido que reinventarse y soportar la soledad del graderío y el silencio casi fantasmal de los fanáticos de cartón, que en muchos escenarios son ahora el infame sustituto de los de carne y hueso”.
“Sólo queda el consuelo de seguir emocionándonos y gritar el ‘¡ehhhhhh puuuu..!’ entre las cuatro paredes de la sala, eso sí, sin el temor de recibir una sanción proveniente de la FIFA”.
