Teodoro de Croix, el comandante de la Nueva España que aspiraba a independizar el norte del virreinato

De Croix ayudó a mantener bajo control las provincias del norte de lo que ahora es México y sur de Estados Unidos, incluso quiso formar un nuevo virreinato

César Muñoz | Archivo Histórico Municipal de Casas Grandes

  · sábado 20 de mayo de 2023

César Muñoz | Archivo Histórico Municipal de Casas Grandes

Memorias de Chihuahua

Don Teodoro de Croix nació un 30 de junio de 1730, Francia. Estudió en la Academia Militar de Estrasburgo. En 1766, fue nombrado teniente coronel de la Caballería Española y se trasladó a la Nueva España, donde comenzó su carrera militar y administrativa al servicio de la Corona Española.

El 16 de mayo de 1776, el rey Carlos III de España nombra al brigadier Teodoro de Croix como primer comandante general de las Provincias Internas del Norte de la Nueva España, Comandancia establecida el mismo año, y que comprendía la Nueva Vizcaya, Nuevo México, Nuevo León, Coahuila, Sonora, Sinaloa, Las Californias, y Texas. Esta disposición fue respondida con varias revueltas de los indios apaches y otras tribus nativas. De Croix tomó posesión del cargo el 1 de enero de 1777.

Era el responsable de la defensa militar, la colonización civil y la conversión de los indios de un extenso y poco poblado territorio. A pesar de esto, así logró conformar la mayor fuerza militar del norte como la construcción de presidios para enfrentar diversas amenazas externas, como los ataques de los nativos americanos y de los colonos británicos de las Trece Colonias; es interesante destacar que de Croix no dependía del virrey en la frontera, tenía cierta independencia y hasta el final de este cargo buscó la totalidad de su independencia.

Las funciones que tenía un presidio (la voz praessidium, que significa castillo, fortaleza que brindaba protección para los colonos de los nativos), cuando se fundaba o erigía uno de ellos, se convertían en el centro del poder político y militar en donde se repartían mercedes de tierra y se impartía justicia.

En la Nueva Vizcaya, la provincia que comprendía el actual estado de Chihuahua, de Croix estableció una serie de presidios al igual que reformas administrativas, fomentando la creación de nuevas poblaciones y la expansión de las ya existentes, por lo que tuvo un papel importante en el presidio de San Antonio de Casas Grandes, en donde se dividió las tierras y delimitó desde el presidio lo que comprendería el ejido colonial de Casas Grandes, división política que fue modificada por los grandes hacendados y los especuladores porfiristas pero que, en el año 1924, los habitantes de Casas Grandes, Janos, Galeana, y Namiquipa reclamaron al gobierno de la Revolución la restitución de las tierras que les habían arrebatado y volvió a conformarse el ejido tal cual como siglos atrás el caballero de Croix lo señaló.

Sin embargo, es importante destacar que en aquella época el territorio estaba poblado por diversas etnias nativas, y que la fundación y el desarrollo de las poblaciones dependía de varios factores, como el clima, la disponibilidad de agua y la presencia de conflictos externos que estaban siempre presentes había provocado que durante casi 160 años el avance hispanoamericano se sumiera en una especie de retroceso al norte pues fue con la llegada de Croix y la implementación de las reformas borbónicas que a finales del siglo XVII la expansión tomaría un notable incremento en la población con la edificación de presidios y misiones transformando el entorno del norte en uno más civilizado con instituciones mas acreditadas, estables, definidas y seguras.

Al dejar este cargo Teodoro de Croix deja una huella en su paso por las provincias norteñas. La Comandancia se había pensado como un muro de contención para evitar las invasiones extranjeras y las hostilidades de los nativos, pero aparte de su carácter estrictamente militar, tenía otras intenciones que todavía permitían el progreso de gran parte de los dominios del monarca las cuales no le parecían convenientes a la creación de un nuevo virreinato, por lo cual fue removido de su cargo como comandante general y enviado como virrey del Perú, mandato que terminaría en el 1790.

Finalmente, regresó a España, en donde moriría lejos de sus añoradas tierras conquistadas, el 8 de abril de 1792 en Madrid a la edad de 62 años, aparentemente de pulmonía, derivada por los fríos del cabo de Hornos (la ruta de vuelta a España que él mismo escogería)

En resumen, Don Teodoro de Croix tuvo una destacada carrera en la Nueva España, tanto en el ámbito militar como en lo gubernamental, y sus acciones tuvieron un impacto significativo en la historia de la región norte de México y el sur de Estados Unidos, quizá sea el momento de reivindicar su lugar en la historia y reconocer en el a el padre de las provincias internas del norte las cuales intentó independizar del resto de la nueva España bajo un nuevo virreinato y a casi 250 años de este intento podemos legítimamente cuestionarnos que hubiera sucedido si lo hubiera logrado ¿el norte de México y el sur de Estados Unidos serían un país diferente?

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